Hija de la noche

Capítulo tres.

Mi espalda está apoyada contra la puerta, mi vista concentrada en algún punto invisible de la pared, mis oídos permanecen atentos y mi cuerpo en alerta.

Sólo hay silencio.

Después de lo que parecieron pasar casi diez minutos… se escucharon unos fuertes toques contra la puerta. Contengo el aire dentro de mis pulmones.

*Espera, ¿no estaremos exagerando?*


"Cállate"

-¿Hola? - La voz es masculina y fuerte, grave y con un toque autoritario.- Sé que estás ahí, detrás de la puerta.- Aprieto con fuerza mis manos convirtiéndolas en puños- Venimos a disculparnos por el comportamiento de Henry, mi hijo. - ¿Su hijo? Eso captó mi atención. - Él tiene algunos problemas mental...-¿Eso fue un gruñido lo que acaba de interrumpirlo?- Si abre la puerta podremos hablar mejor.

Ni de coña.

Pero entonces sucedió lo más extraño y raro que me ha pasado en mi vida. Mis pensamientos parecieron desaparecer, como si fuesen lejanos, sentía mi cuerpo liviano como una suave pluma de paloma, y mis manos... mis manos se acercaron a la puerta quitando el seguro de esta.

La puerta chirrió cuando mis manos la abrieron. Miro hacía estas con confusión. -¿Pero qué rayos...?

Alguien carraspea y entonces vuelvo al presente. Cinco imponentes figuras masculinas cubren la entrada de la puerta de casa. Me dispuse a cerrarla con rapidez, pero el pie situado entre la puerta y yo me lo impidió.

-Annette.- Habló la voz que antes intentaba convencerme para que les dejase entrar. Es un hombre mayor de estatura media, nariz aguileña, pelo negro y ojos verdes oscuros. Su mirada es sería e imponente, aunque sus labios dibujan una leve sonrisa sin mostrar los dientes. -Annette.


¿Cómo sabe mi nombre?


*Se lo dijiste al psicópata, Ane*

-Se lo que debes estar pensado…- Comenzó a decir con rapidez- pero no es lo que crees. Mi hijo- Su brazo rodea el cuello de Henry para acercarlo a él. Este me miró con una sonrisa sobre sus labios…totalmente falsa.

-Llamaré a la policía.- Digo como único modo de defensa. El mueve levemente la cabeza sin alejar su penetrante mirada de mí.

-No hace falta. Seguro piensas que Henry tiene problemas mentales, que los nuevos vecinos son una familia de locos y psicópatas. Que no somos normales. - Miro más allá de él, deseando por dentro que Allison haya decidido hacerme una de sus visitas sorpresa. Mi vista se encuentra con unos ojos color café oscuro, igual que su pelo. Sus brazos están cruzados. Notando mi mirada, el chico guiñó un ojo en mi dirección. Un acto de acción que nadie pareció notar a excepción de mí.

Aparto mi vista de él, ignorando también al castaño que me mira con mirada inexpresiva. Sonríe sin mostrar los dientes, algo que pareció más una mueca molesta que un gesto amable.

¿Y así quieren que les crea? ¿Acaso esto es una broma? ¿Un show televisivo Escocés con el nombre de "Jodamos a la rara americana"?

Mi vista cae en la bolsa que cuelga del hombro de Henry.

-Nos mudamos aquí por esa razón, por Henry.- Siguió hablando el hombre desordenando el pelo negro de Henry. Este se alejó dejando escapar un suspiro lleno de frustración.- Tu entiendes. ¿Qué mejor lugar que este para huir de los fantasmas del pasado?

Frunzo levemente el cejo. ¿A qué se quiso referir con eso de que “yo entiendo”?

Se hace un tenso silencio. El parece esperar una respuesta mía.

-Entiendo.- Sonrío con fingida amabilidad.- No pasa nada. Tampoco debí de desconfiar tan a la ligera.- Me cruzo de brazos intentando relajarme. - Algo me dice que tus palabras son sinceras. ¿Verdad?- Mentira. En realidad algo dentro de mí me advierte que me aleje de ellos. Sus miradas son todo menos sinceras. Por alguna razón que desconozco siento que si decido quedarme será un grave error.

-Sin duda.- Afirmó.- Ah, no me he presentado, lo siento.- Carraspeó- Soy Roger Maxwell.- Puso la palma abierta de su mano en frente de mí. Recuerdo mi experiencia con Henry y la dejo caer. El ignora eso y sigue hablando como si nada hubiera pasado. Siento la intensa mirada de Henry en mí. - Ya conoces a Henry- Bastante.- Este es Jason, el mayor de la casa.- el tal Jason movió la cabeza a modo de saludo.- Y le sigue Maicol. –Este último no habló ni hiso ningún gesto, si no que siguió con aquella mirada inexpresiva sobre mí.

-Encantada.- Finjo un bostezo.- Lo siento pero...estoy muy cansada. - Miro hacia el suelo, al pie que impide que cierre la puerta.

-Henry.- Le regaña su padre.- Este mueve su pie con brusquedad.- Entiendo. Nos iremos… pero antes tienes que aceptar venir a cenar con nosotros.

Asiento-Lo prometo- Miento.

-Bien. ¿Nos vemos esta noche, Annette?

-Nos vemos esta noche.

 

 

&&&

 

 

-¿Estás seguro?

-Como nunca. - Frankly, el mecánico, se acercó a mí después de apagar el coche. Se ajustó su vieja gorra gris oscura antes de poner las llaves del coche en frente de mis ojos. Las tomo con rapidez.- A este caballo de Troya le quedan aún unos cuantos años de vida.- Asiento.- Sólo debes hacer lo que te dije, si cambias el motor por uno nuevo la velocidad será mejor.




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