Hija de la noche

Capítulo cuatro.

 

Hay dos opciones para explicar el por qué Jason se ha convertido en un enorme lobo de pelaje color ceniza oscuro, y ojos amarillos, iguales que los míos.

La primera, que esto es sólo un sueño y ahora en realidad estoy durmiendo en mi suave cama. ¿Y la segunda? Que para mí mala suerte, todo esto es real. ¿Estará relacionado con la aparición del extraño y anormalmente grande lobo que vi ayer tarde en el bosque?

-Pero es imposible...- Los hombres lobos no son más que una figura mitológica y ficticia de los libros y películas de ciencia ficción ¿No?

Siento la mirada de Henry en mí, sus ojos parecen no pestañear, es tan intensa y brillante que me incómoda. Decido ignorarle y enviar al más oscuro abismo esa extraña sensación, esa extraña conexión que siento con él.

“Estoy delirando”

Entonces se escucha un aullido en la distancia, uno que hace que la sangre se me hiele más de lo que está. Los rostros presentes se desfiguran, incluso la del lobo, cuyos ojos parecen entrecerrarse analizando los alrededores del bosque.

Por sus caras preocupadas puedo asegurar que algo no muy bueno está a punto de suceder.

Me sobresalto cuando siento que alguien me sujeta con fuerza del brazo, es Henry. Trato de alejarme pero él insiste en mantener su agarre.

El lobo color ceniza pisa el suelo con firmeza y fija la mirada sobre el bosque dejando escapar un intenso aullido seguido de un gruñido. ¿Qué rayos ocurre?

-Métela en el coche Henry y sácala de aquí.- Ordena Roger al momento que su cuerpo toma una posición de ataque.

-¿Qué sucede?- Pregunto mirando hacia donde todos miran con preocupación y confusión.

Alguien bufa.- Me diste permiso para estropearlo con mis garras. ¿Recuerdas?- Dijo Maicol.

El lobo color ceniza gruñó y sus patas arañaron la gravilla de la carretera.- ¡Rodearla entonc...- Pero las palabras de Henry fueron interrumpidas por dos lobos, ambos de un claro color gris, que salieron de entre el bosque en un salto, aterrizando contra la carretera, a unos pocos centímetros de distancia. Tres hombres vestidos completamente de negro les siguieron.

Los cuellos de los dos lobos están rodeados por una gruesa y larga cadena de hierro que termina en las manos de los tres hombres.

Vale, esto es demasiado real para ser un sueño.

-Mantente quieta.- Susurra Henry en mí oído a la vez que sujeta su agarre con más fuerza. Siseo por lo bajo y el afloja su agarre sobre mi brazo.- Deberías de temer a ellos y no a nosotros... Si quieres sobrevivir.- Termina dejando de sujetarme.

Resoplo soltándome de su agarre. Cruzo los brazos y le lanzo una mala mirada. Sé que una persona cuerda en esta situación gritaría, saldría corriendo o se desmayaría sin más. Pero por alguna razón sé que esta vez él tiene razón.

Puede que sea verdad eso de que la locura se hereda.

-Me tocas otra vez y juro que…

Se escucha una risa que interrumpe mis palabras y la mirada amenazante de Henry. Recibo algunas miradas y sé que me he convertido, sin quererlo, en el centro de atención.

-La bruja resultó tener garras.- Uno de los tres hombres, que permanecen con los brazos cruzados detrás de los lobos color de pelaje gris, me observa con una mirada oscura e indescriptible. Su cabello es negro hasta los hombros y sus ojos café oscuros.- Creo que nos llevaremos bien. - Da un paso hacia adelante. El lobo ceniza gruñe.

-Todos se equivocan aquí.- Las miradas son de sorpresa. Hace un momento huía de pánico, y ahora... ¿Por qué rayos no dejo de tentar a la suerte y cierro la boca de una vez? - No. Soy. Una. Bruja. Yo odio los gatos y ellos me odian a mí, no hago que las cosas vuelen, como el mando de la televisión o la comida de la nevera, y que vengan a mí, no hago crecer las flores, no adivino el futuro…- Las palabras de Frankly vuelan dentro de mi mente, pero las ignoro. - No juego y gano todos los días la lotería… créeme que si fuera así no estaría aquí, y mucho menos tengo una escoba con la que salir por la noche a volar y cantar a la luna. ¿Vale? Así que ¿Qué tal si olvidamos este momento y me dejáis ir? - Silencio total.- Vale, tenía que intentarlo.- murmuro.

¿Y si ellos tuviesen…?

-Carter, déjala fuera de esto, ella no tiene nada que ver con nuestros problemas- Dijo Roger ignorando mis palabras anteriores.

El ríe. - Oh si, tiene que ver y bastante. Bien sabes lo valiosa que es una bruja con sangre de lobo, y más...viniendo de ella.- Sonríe - Y como ya nos conocemos tanto y sé que a la manera civilizada no me la entregaras...- Se agachó y dejó caer las cadenas de los cuellos de los lobos.- Chicos, atacad.

Los lobos, juntos a los tres hombres, se lanzan hacia nosotros con rapidez. Henry me empuja hacia atrás haciéndome tropezar y caer al suelo. Los Maxwell me rodean, haciendo como una muralla en frente de mí.

Tengo claro que no les agrado, ni siquiera a Jason quien parece intentar negarlo. Entonces ¿Por qué hacen esto? Están ellos en verdad intentando... ¿Protegerme?




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