Seis años después.
Me encontraba en la cocina preparando el desayuno para mis hermosos mellizos, suspiré pesadamente hoy era el quinto meses que estábamos sin Calix ya que había tenido que ir a Rusia por algunos problemas en la academia y nos encontrábamos nosotros tres solos, mis hermanos nos ayudaban pero ellos tenían sus propios problemas, llevar la casa sola con dos niños de 6 años era agotador, estaba tan cansada ya que no había dormido bien. Todas las noches los mellizos se pasan a mí cuarto con la excusa que extrañaban a Calix y querían estar conmigo, no me quejaba ya que yo también lo extrañaba, no había tenido novedades y eso me preocupaba bastante. Mis hermanos no me decían mucho y los notaba bastante raros, incluso al padre de Calix. Una vez todo listo fui a la habitación de mis hijos.
• Casia y Caesar ya está el desayuno vamos que se hace tarde para ir al colegio. -dije tomando la mochila de ambos.
• Mamá… -dice mí pequeño príncipe lo miró con una sonrisa- ¿Papá cuando viene? Lo extraño.
• Sí mamá cuando viene papá -dijo mí princesa y me agachó hasta quedar a su altura para mirarlos con una sonrisa triste.
• Mis niños hermosos, papá está en Rusia no sé cuándo va a poder volver, yo también lo extraño mucho. -dije con una sonrisa triste pero tratando de no llorar- Pronto van a volver ahora termine de desayunar que el autobús los va a dejar.
Una vez que terminaron de desayunar voy a dejar a los niños en el autobús y vuelvo al departamento para limpiar, siento que el timbre suena y veo a mis hermanos les sonrió ellos me devuelven la misma pero están tensos.
• Hey… ¿Qué les pasa? -preguntó al verlos raro estos evitan mirarme- ¿Qué sucede?
• Princesa necesito que estés tranquila. -dice Jonathan y mí corazón empieza a latir con fuerza sintiendo miedo.
• ¿Qué quieres decir con estar tranquila? -preguntó mirando a Jonathan este pasa saliva- Jonathan dime que pasa.
• Mierda no sé cómo decirte esto… -dice divagando Jonathan lo miró pasando saliva- Nos han notificado que Calix lleva desaparecido hace tres días.
• ¿Qué? -digo mis ojos se llenan de lágrimas comienzo a negar con la cabeza- Dime que es mentira Jonathan, esto debe ser mentira. Dimelo Jonathan el no… -rompo a llorar y siento como ambos me abrazan.
• Lo siento Princesa pero es verdad… Su pelotón salió a un entrenamiento y no volvieron. Nadie sabe dónde están. -dice Jonathan en voz baja.
• Oh por Dios… Debe de haber un error. -dije mirándolos y ellos negaron con sus cabezas- El no…
• Lo están buscando, pero no hay nada… Están desaparecidos y no hay señales de sus radios ni rastros de nada.
Comienzo a llorar con dolor, no puedo creer que Calix mí ternurita, el padre de mis hijos este desaparecido. No puede ser posible me niego a creerlo él no puede dejarnos, él no puede estar muerto. Mis vista es borrosa mientras niego reiteradas veces.
• Dime que es una broma, necesito saber que es una broma Jonathan por favor. -dije con la voz rota, nos miramos y él negó soltando con un suspiro rompiendo mis esperanzas- ¡No, me niego a creerlo! ¡Deja de mentirme! -grite desesperada al borde del colapsó- ¡Tienen que encontrarlos!
• Sh pequeña tranquila… Vamos a encontrarlo él está bien. -dice Jonathan abrazándome lo abrazo mientras lloraba con desesperación tratando de buscar refugio en los brazos de mí hermano mayor- Tenemos equipo de búsqueda por todo el perímetro, vamos a encontrarlo.
• Más les vale porque si no voy a ir a buscarlo yo misma, él no me puede dejar ni mucho menos a nuestros hijos. -solté de golpe dejando a mis hermanos sorprendidos.
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Los días pasaban y no había noticias de Calix ni de su pelotón, estaba volviéndome loca sin saber de él, todas las noches rezaba para que volviera a casa sano y salvo, pero a medida que pasaban las horas me desesperaba. Ya habían pasado dos semanas y no teníamos noticias sobre Calix, estaba completamente angustiada, tanto James como Jonathan estaban en el departamento conmigo porque no era capaz de concentrarme mucho tiempo en algo, los niños sabían que algo pasaba ya que no podía ocultar mí angustia y estaba aterrada de tener que decirles que su padre no iba a volver, necesitaba a Calix tanto como nuestros hijos.
No podía soportar más la angustia que sentía, me estaba matando poco a poco, necesitaba preguntarle todo a Gari necesitaba que me dijera todo lo que sabía sin importar que doliera. Mí corazón latía con fuerza y sentía que en cualquier momento se saldría de mí pecho, el dolor y la angustia me estaban consumiendo. Solo podía pedirle a Dios que mí Calix no sufriera y que esté bien, porque no merecía sufrir no él.
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Estaba en la academia James estaba con los mellizos está desesperada por tener noticias de Calix pero no había nada aun, llegó a la oficina de mí suegro y este al verme se levanta para abrazarme sin darme cuenta estoy llorando, el se mantiene fuerte pero sé que está igual o peor que yo vamos es su hijo.
• Tranquila lo vamos a encontrar. -dice y me separó para mirarlo mientras me secaba las lágrimas- Cariño tienen una pista de dónde pueden estar y están yendo hacia allí.