Su piel era tan suave, se sentía tan jodidamente bien tenerla entre mis brazos, ambos sumergidos en el placer que nos dábamos. La escucho soltar un suspiro mientras que sólo puedo maldecir al estar tan cerca del clímax. Era malditamente adictiva y tan jodidamente hermosa, al verla con su cabello despeinado y como caía sobre su espalda mientras estaba encima de mi, moviéndose de esa forma tan sexi que solo ella sabía hacerlo, mordí mi labio al verla cerrar sus ojos y soltando gemidos a medida que el tiempo pasaba, me ponía al cien de solo tenerla solo para mi.
• Calix… -gimió mientras seguía moviéndose, ambos invadidos por el placer.
Su voz su hermosa voz sonaba como una melodía que sabía a gloria y que nunca me cansaba de escuchar. La amaba, joder si que la amaba estaba tan perdidamente enamorado de ella que no creia que fuera real. La amaba con cada celula de mi alma y sabía que era la mujer de mi vida.
• Becca…
Abrí mis ojos de golpe, cayendo en la maldita y cruel realidad, solté un grito mientras miraba hacia todos lados, me había quedado dormido después que logramos llegar a esta choza para refugiarnos. Extrañaba a Becca y a mis hermosos mellizos carajo sabía que no debía de haber venido.
• Maldición… -solté mientras veía a mi pelotón, todos estábamos heridos, solo que el Cadete Jones era el que se llevó la peor parte, se encontraba inconsciente después de haber salido herido por un impacto de bala en su hombro izquierdo todo por salvarme, estaba perdiendo sangre y eso me preocupaba a todos en general, corríamos el riesgo de que si salimos de aquí el no sobreviviera o de igual manera no podría defenderse- Carajo, esto está jodidamente mal.
• ¿Qué vamos hacer Sargento Calix? -preguntó uno de los Cadetes y solté un suspiro.
Me incorpore con cuidado, ya que teníamos que tener cuidado no sabíamos con certeza si aún estaban buscándonos. Miré cuidadosamente por la ventana de la choza que estaba en la deteriorada pared donde nos estábamos ocultando y solté un suspiro al ver todo despejado. Maldita sea. Deje caer mi cabeza en dicha pared y tome un pequeño trago de agua, por suerte aún nos quedaba algo. Todo pasó tan rápido que aun no terminaba de procesar lo que había pasado, en un momento estábamos en el recorrido dentro del perímetro y luego habíamos caído en una maldita trampa, completamente rodeados y sin una salida. Aun puedo ver su estúpida sonrisa adornando su maldito rostro, nunca quise acabar con alguien como lo quise hacer con el. Pero sabía que el tiempo se iba a encargar de Alexander Cooper.
Habíamos escapado, si, pero con Jones mal herido y todos nosotros con algunas heridas también, no sabía qué hacer, si salíamos y ellos seguían buscándonos para acabar con lo que empezaron. Pase saliva intentando pensar en algún maldito plan pero no podía pensar en nada, estaba completamente en blanco. Solo podía pensar en Becca y mis hijos, y el no querer morir aquí. No podía arriesgar a mis cadetes porque no tenían experiencia y estábamos completamente desarmados.
Golpe la pared con enojo, ese hijo de puta había planeado todo y se había logrado meter en nuestras transmisiones, logrando evitar que nos comuniquemos con alguien y hablando mierda de vez en cuando principalmente Alexander que de solo escuchar que decía el nombre de Becca me lograba sacar de mis casillas. Llevamos días aquí, y no sabia cuanto mas podíamos resistir, incluso me preocupaba Jonas él necesitaba ser atendido con urgencia cada día que pasaba estaba peor.
• Carajo… -dije enojado conmigo mismo, ya que estaba completamente bloqueado, no podía pensar en una maldita estrategia para sacarnos a todos con vida y no dejaba de pensar en mi conejita y mis hijos.
Joder los necesitaba, los extrañaba y no habian salido de mi mente en ningun maldito momento, todo el dia y toda la ncohe ellos estaban presente en mi mente, incluso en mis sueños. Los necesitaba, sobre todo necesitaba estar con Becca, me preguntaba todas las noches si ella aun me amaba, si estaba bien al igual que mis hijos. Necesitaba volver con ellos, muchas más preguntas invaden mi cabeza cada segundo del día pero no dejaba de pensar en ellos.
No podía dejar de pensar en sus labios, en su hermoso rostro, en su suave piel, en su aroma, era jodidamente perfecta y la ama con locura. Fruncí el ceño y apreté mis puños con fuerza cuando escuché su maldita voz a través del radio.
• ¿Vas a seguir escondiéndote como la rata que eres Calix? -pregunto y puede escuchar su estúpida risa burlona.
• El unico rata aqui eres tu, maldito idiota. -dije con brusquedad.
• Te digo algo… Amo ver a mi hermosa Becca desesperada por alguna noticia tuya… -dice y aprieto mis labios con fuerza- Anhelo verla sufrir por ti y aun mas cuando sepa que yo fui el que te mato.
• Pudrete maldito psicopata. -escupi con rabia- Saca de tu boca el nombre de mi mujer y la madre de mis hijos.
• Una vez que me deshaga de ti, ella va a ser mi mujer. -dice y suelto un quejido de rabia contenida- Ella va a volver a amarme tanto como yo la amo a ella.
• Estas tan equivocado Alexander… -dije negando con la cabeza- Eso no es amor. Esto que estás haciendo para hacerle daño a Becca, provocando dolor no es amor… Tu no sabes lo que es amar a alguien. -dije haciendo una pausa pero al ver que no contestó seguí hablando- Cuando amas a alguien lo más importante para uno es verla feliz... Y ella no era feliz contigo. -digo con la esperanza de que se largue dejándonos en paz- Alexander por favor... Si la quieres aunque sea un poco, si tanto la amas como dices solo dejanos en paz y vete de su vida, de nuestra vida.