Hija De Una Mafiosa © [#2 Mortem]

Capítulo 3.

ARIADNA            

ARIADNA.

—¿¡Bienvenidos a El Infierno!?

Intercambio con Alisson una mirada cómplice, así como divertida, al escuchar el jadeo que proviene de los asientos traseros. No tengo que ser una genia para hacerme una idea del tipo de expresión que debe de tener Melanie, al haber leído el letrero —a punto de caerse, por cierto— que se encuentra en lo alto del umbral, que lleva al interior de ese lugar lleno de toda clase de pecados que el ser humano podría imaginar. Una sonrisa de medio lado se forma en mis labios al escuchar el ronroneo del deportivo, uno que llama la atención de más de una persona. Alisson como una experta se abre paso hasta estacionar en la zona exclusiva que Malik determinó para nosotras.

Si el ser hijas de quienes somos, nos da muchos beneficios, el que Malik, la hermana gemela de Alec, y además hija de Gael; que tengo entendido fue el encargado de este lugar por largos años, sea una vieja amiga de infancia de ambas... bueno, es para tenerlo en cuenta. Malik es una de las pocas mujeres que tiene mi completo respeto en este horrible mundo de la mafia.

Salgo de mis pensamientos al escuchar la voz de Alisson, más no entiendo o no alcancé a comprender sus palabras. Apaga el auto de un suave movimiento de muñeca, provocando que la voz de Tory Lanez dejara de salir del moderno reproductor. Acomodo de nuevo mi cabello sobre mi hombro y observo a Alisson ladear su cuerpo hasta poner la mirada en Melanie; que no deja de ver todo con gran sorpresa a través de las ventanas polarizadas.

—Bienvenida al infierno, mi pequeña e inocente ángel.

Pongo los ojos en blanco, pero no puedo evitar contagiarme de la risa de Alisson.

Cómo le fascina fastidiar a los demás.

Salgo del deportivo y apretando un pequeño botón debajo del asiento, lo empujo hacia adelante; lo suficiente para que Melanie pueda salir. Le regalo una ligera sonrisa para que la expresión tensa y asustada de su rostro se relaje, pero en cuanto las tres volteamos a ver hacia el frente, es como si el color hubiera desaparecido del rostro de mi tímida amiga. Apoyo mi mano en su espalda y tomo una profunda respiración, llenando mis pulmones de aquellos aromas que danzan por todo el lugar.

El intenso olor a gasolina que se mezcla con el de caucho quemado, que provocan las llantas de las motos y los autos al derrapar contra el pavimento. Ese aroma particular que tiene la marihuana, así como otras drogas, incluido el cigarrillo. Y aunque el humo era a la vez intenso —no al punto de uno sentirse asfixiado— pero sí molesto para quienes no están acostumbrados o para quienes lo encuentran sumamente desagradable, revoloteaba en delgadas líneas blanquecinas que las brisas heladas, provenientes de terrenos desconocidos, lo movían en todo el extenso terreno; agregandole un ambiente sombrío, como si estuviéramos sumidos entre las tinieblas.

—¡Hay mucha gente! —grita Melanie, tratando de hacerse oír por encima de la música. Se aferra con soberana fuerza contra mi mano, mientras con sus enormes ojos azules miraba de un lugar hacia otro; impresionada, otras veces asustada, pero sobre todo... con inocente interés.

Sonrío de medio lado. Y camino lentamente, acostumbrada ya al terreno, sin embargo, no del todo confiada por la escasez de luz; ya que la poca viene de las antorchas y barriles que se encuentran dispersos estratégicamente en todos los rincones. Por no mencionar la que proviene del equipo que pertenece al DJ; las cuales alumbran ligeramente los sudorosos cuerpos que bailan en la improvisada pista.

No entiendo cómo ese lugar puede gustarme tanto, cuando el tema de la mafia me desagrada tanto. Tal vez se deba que aquí deja de importar quién soy. Deja de importar cuál es mi apellido y lo que se espera de mí.

Aquí, simplemente deja de importar todo.

—¿Vamos por una bebida?

Salgo de mis pensamientos al escuchar la voz de Alisson, así como un toque en mi brazo. Volteo en su dirección y le regalo un guiño con una media sonrisa. Una respuesta que ella no tuvo que escuchar para saber cuál era. Toma del brazo a Mel, la cual sigue con tal expresión embobada que aumenta la malicia en la mirada de Alisson. Pongo los ojos en blanco sin abandonar mi sonrisa, y de alguna forma nos abrimos camino entre ese tumulto de personas hasta llegar a uno de los bares.

—¡Tres cervezas! —pide Alisson al barman, el cual al reconocernos nos saluda con una amplia sonrisa, que correspondemos encantadas. Como mantenemos una cuenta abierta, lo que quiere decir que podemos consumir cuanto alcohol se nos pegue la real gana, nos pasa tres cervezas de la mejor marca que tiene. Sin embargo, por muy cara y sea la mejor marca; no deja de ser asquerosa. Es una cuestión meramente de costumbre.

—Gracias —le agradezco cuando me pasa una de las botellas y mientras le regalo un buen trago a esa amarga, pero fría bebida; observo con gran interés a mi alrededor al percatarme de lo lleno que se encuentra.

—Hay más gente de la que normalmente vienen —murmuro mirando de un lado hacia otro con el ceño ligeramente fruncido.



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En el texto hay: drogas narcotraficantes mafiosos

Editado: 09.10.2020

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