Hija del Lobo y la Luna

capitulo 8- jueves

Capitulo 8 Jueves

Miércoles por la tarde

Selene

Mi nariz me ardía por tanto desinfectatante. El sonido de una maquina me estaba volviendo loca. Mi cuerpo estaba entumecido sobre una un colchón demasiado delgado tapado con unas sabanas que raspan mi piel, quiero mi cama.  abro de apoco los ojos el techo es blanco, giro la cabeza, la vista la concentro en las paredes que tienen ese color a mierda de perro con diarrea.  veo mas camas. Reviso mi brazo y veo pequeños tubos en mi mano.

No, no quiero estar aquí, no quiero.

-Selene- giro la cabeza y miro a mi mama

-no quiero estar aquí no quiero mama no quiero- le digo atropellada. Se sienta sobre la camilla.

-lo se mi niña pero tienen que hacerte algunos estudios-

-¿volvió?- el sonido de la maquina comenzó a ir mas rápido -¿la leucemia volvió? Mama dime-

-están haciendo estudios-

-¿Qué hora es? Los estudios ya deben estar listo, me estas mintiendo volvió no es así, no quiero esto otra vez no-

-estas haciendo estudios tranquila todavía no nos dijeron nada-

-quiero irme, quiero irme mama quiero ir a casa- el pitido de la maquina se volvió loco.

-no puedo Selene. Todavía no- me levanto, me arranco los cables. El pitido es hace mas fuerte marcando que no marca nada. salgo de la cama y todo da vueltas. –vuelve a la cama- me ruega

-me voy a casa- me falta el aire. La puerta se abre y mis enemigos se acercan, dos médicos y cuatro enfermeras vienen –háganse a un lado- les ordeno

-no faltan unos estudios-

-estudios mi abuela. Me largo de aquí- el pitido sigue, la habitación da vueltas. Me aferro a la pared de coloro diarrea de perro.

-tranquilízate Selene- habla un medico

-quiero ir a casa-

-lo se pero ahora no puedes- me dice el cuando se acerca. Me toma del brazo, trato de zafarme. –cálmate- le doy un puñetazo. Escucho a mama llorar mientras el sonido de la maquina sigue.

El otro medico me agarra del otro brazo - sujétenla- les dice a las enfermeras.  Ellas se acercan a mí. Estoy rodeada.

-quiero irme- grito. Estoy sujeta y no puedo zafarme. Imploro por irme –déjenme irme- siento las lagrimas rodar por mis mejillas. Me tiene arrodillada –mama me quiero ir- le ruego pero no la puedo ver, estoy rodeada, todo está patas para arriba.

Siento un pinchazo en el brazo.

-poco a poco suéltenla, le administre un calmante- siento que sus manos se alejan y el cuerpo me pesa caigo de costado y de lleno al piso. Miro a la puerta y tres sombras estaban ahí paradas. Ben esconde su rostro en la camisa de papa, el lo abraza y Héctor me mira son las manos hechas puños.

-levántenla- dice un medico

-no- grita Héctor. Todo el mundo se detiene menos el sonido de la maquina. Se acerca a mí y me levanta. Mi cuerpo se siente ligero.  Da unos paso y me deposita en la cama.

-Héctor quiero irme- le ruego –llévame a casa- me quedan muy pocas fuerzas en mi voz

Su mano acaricia mi pelo –lo se enana lo se. – suena dolido

-quiero irme- le repito mientras todo se apaga para mi, menos ese sonido de maquina

-te llevare a casa- me susurra, después siento un beso en mi frente y me sumerjo en la oscuridad.

Irene.

Fue un dia largo, todos estamos exhausto, Diego directamente al llegar va a la cocina, Ben se dirige a su cuarto y da un portazo. Héctor lleva a una Selene dormida escaleras arriba seguido de toda una manada de animales, incluidos Lucinda y Zeus.

 Me acerco a la cocina. Mi Diego está sentado con los codos apoyados sobre la mesa tapándose su rostro con las manos. me acerco a el abrazo. Rápidamente me da lugar y me sienta sobre el escondiendo su rostro en mi cuello. Sabía que estaba aspirando mi aroma para calmarse, siempre lo calma.

 -¿mejor?- le pregunto

-un poco- me alejo un poco de el, busco sus ojos pero solo con verlo me voy cuenta que envejeció diez años.

-solo dos días y todo esto desaparecerá-

-¿me lo prometes?-

-lo prometo-

-me duele verla así- beso su frente

-acuérdate la vez de cuando tuvo diez años y algunos guardias de seguridad salieron heridos-

 Hace una mueca –acuérdate de los aparatos que se tuvieron que reemplazar porque los había roto-

-y la escasez de calmantes que hubo- le recuerdo

-nuestra hija es toda una guerrera-

Cayo la noche, pero los únicos que comimos en la cocina fuimos Diego y yo. Héctor comió al lado de Selene, esperando a que despierte.

El no era el único estaban Zeus, Lucinda y los demás. El nuevo miembro de la manada tenia su cabecita debajo de la mano derecha de mi hija, parecía como si lo estuviera acariciando. Diego trato de sacarlo de su escondite pero el cachorro le gruño, comprendimos que de ahí no se iba a mover no aunque se congelara el infierno.

Ben comió en su cuarto, luego salió y se instalo en la habitación de Selene. Se sentó en el piso rodeado de toda la manada con Luna acomodada sobre sus piernas, cosa que se hizo notar porque era imposible ese comportamiento en ella.

Cuando se hizo la hora, me costó pero mande a mis hijos a dormir a sus respectivas habitaciones. Imposible hacer que la familia mitad lobo-siberiano abandone los aposentos de Selene y olvídense de sacar a Luna de ahí.



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En el texto hay: luna, hombreslobo, mates

Editado: 30.09.2018

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