Hija del poder [nueva Era I]

Capítulo VII

En algún lugar en las profundidades del bosque.

Todo marchaba de acuerdo al plan, pronto, muy pronto podría hacerse con el poder del mundo, convertirlo en su patio de juegos y a las demás criaturas sus esclavos y juguetes. «En el momento en el que la bruja esté en mis manos el poder será mío» Pensó con regocijo mientras se dirigía a la improvisada sala de reuniones que sus hermanos del clan habían hecho para su comodidad y la de sus invitados.

Es un placer verlos a todos aquí está noche caballeros. Dijo, haciendo uso de su falso tono de amabilidad y alegría, ella era todo menos alegre pero en ocasiones había que fingir para cumplir con los objetivos. Los hombres allí sentados inclinaron sus cabezas a modo de saludo y esperaron solo hasta que ella se sirviera una copa de sangre y tomará asiento en la mesa para dar inicio a la reunión.

— ¿Cuándo haremos nuestra entrada triunfal? Y como era de esperarse fue el rey de los ogros el primero en hablar. Mi gente está lista para luchar. Bestias enormes cubiertas de pelo, de un repugnante color verde vómito, ojos saltones, manos huesudas, cuernos pequeños, dientes torcidos y amarillentos, con un aliento de los mil demonios, fuerza increíble y cuerpos obesos; los ogros eran una cosa repugnante que no podían ser denominada como "gente" pero ella los trataría como criaturas adorables si eso era lo que los mantenía de su lado, a pesar de ser seres monstruosos eran increíblemente destructores.

Paciencia rey Thergrot. Le dijo en un tono afable consiguiendo que el gran Thergrot el demoledor bufara, soltando una ola olor fétido en la habitación. Aún no es tiempo para hacer el gran ataque. —Dijo haciendo una mueca por la peste.

— ¿Y cuándo demonios lo será? Preguntó el gran ogro obstinado. Ella sonrío prometiéndose a sí misma que mataría al bastardo en cuanto le fuera posible.

Más pronto de lo que imaginan. Dijo para calmar los ánimos de las "personas" en la mesa. Estaba rodeada por el jefe de los desterrados, el rey de los ogros, lobos que servían como sus espías y su mano derecha y en ocasiones su amante, dirigiéndole una sonrisa cargada de insinuaciones ahora hablo para los demás. Mi mano derecha conseguirá para nosotros la última pieza del rompecabezas que nos dará la victoria. Victoria que sería solo para los vampiros, en especial para ella, los demás eran simple peones de un juego. Desechables, inservibles.

— ¿De qué pieza hablamos? Preguntó en un gruñido bajo el jefe de los desterrados, siendo hombres lobo que se entregaron a la furia y sed de sangre de sus bestias los desterrados no poseen humanidad. El jefe de estos sin embargo, aún mantenía un poco de sí mismo.

Ella sonrió antes de darle un sorbo a su copa, de ninguna manera revelaría su as bajo la manga, eso era algo que solo ella y su mano derecha sabían y ella pretendía que se mantuviera así.

Todo a su tiempo. Dijo y decidió pasar a otros asuntos antes de que la atención cayera en su pequeño secreto. Decidida a causar caos, planeó con sus secuaces su próximo ataque, satisfecha una vez que todo acabo pudo relajarse en las manos de su amante. «Unos cuantos Trolls en las manadas y algún otro cerca de la ciudad bastaría para debilitarlos» 

 «Unos cuantos Trolls en las manadas y algún otro cerca de la ciudad bastaría para debilitarlos» 

Mientra tanto.
Centro Comercial Ángeles de Kyar.

Ian

Estar cerca de Sean es... Indescriptible, Zen está tan embriagado en su aroma que rueda dentro de mí como un cachorro feliz; oír su voz, verlo reír, verlo sonrojarse, oler lo nervioso que se pone cuando me acerco, ver las muecas que hace al hablar. Todo en él intriga al lobo y al hombre por igual, nos hace querer aullar de emoción saber que nos pertenece, se siente bien estar a su lado y a menudo tengo que retener mis impulsos para no abalanzarme sobre él, jamás pensé que podría sentir algo tan fuerte hacia alguien y mucho menos hacia un hombre y sin embargo no me importa sentirme de esta manera por Sean y solo por él, encontrar a tu compañero, a esa otra mitad de ti es una cosa maravillosa y yo no puedo más que estar extasiado por tenerlo cerca.

Sí, definitivamente estoy jodidamente pillado.

—Bien, ya estamos aquí ¿ahora qué hacemos? —La voz entusiasta de Megan es lo que me hace salir de mis desvaríos y centrarme en mis amigos y el centro comercial en el que nos encontramos, siendo el centro comercial más grande de Kyar está como siempre rebosante de personas, sonidos y olores lo que puede ser bastante perturbador si no aprendes a bloquear todo el ruido de fondo y a concentrarte solo en lo esencial.




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