Marina sostenía a su pequeña Lucía en brazos,meciéndola suavemente con la única luz de la lámpara del pasillo.El silencio de la noche cubría cada rincón de su pueblo,pero su interior estaba lleno de dolor y de impotencia.Había tomado una decisión que la estaba haciendo pedazos, llevaba días pensando en ello,noches enteras sin dormir,con el corazón roto.
Lucía,envuelta en su mantita,tan ajena a la realidad que la rodeaba.Su pequeña mano,tan delicada y frágil,se aferraba al dedo de Marina.
A sus 18 años.Marina era apenas una joven,pero la vida le había obligado a enfrentar el tipo de decisiones que pocas personas llegan a entender.
Con pasos cautelosos,Marina salió de su casa y se dirigió a la humilde vivienda de los Sánchez,vecinos de toda la vida,personas bondadosas que siempre se habían mostrado generosos con ella y su familia.La pareja ya tenía tres hijos,vivían modestamente,y tenían buen corazón.Marina había observado cómo trataban a sus propios hijos,con paciencia y amor,y por eso sabía que Lucía estaría en buenas manos.
Frente a la puerta de los Sánchez,con Lucía durmiendo en sus brazos,Marina tomó un pedazo de papel y escribió las palabras que llevaba guardadas en su corazón.
"Su nombre es Lucía.No puedo cuidarla,pero la amo con todo mi ser.Espero que algún día entienda que esta decisión fue la más difícil de mi vida y que siempre quise lo mejor para ella.Por favor,cuídenla y denle la vida que yo no puedo ofrecerle.Nunca dejaré de amarla"
Colocó la nota junto a su pequeña,envolviéndola con delicadeza en su mantita.Una lágrima se deslizó por su mejilla,cayendo sobre el suave tejido.Acarició el rostro de Lucía por última vez,grabándose cada detalle en la memoria,la curva de sus pequeños labios,la suavidad de su piel,los ojitos al mirarla, sus pequeñas manitas,el ritmo de su respiración.
Sin decir una palabra,Marina tocó la puerta,se alejó unos pasos y observó desde la oscuridad escondida en un rincón de la calle,cómo la señora Sánchez abría y,con sorpresa y ternura,recogía a la bebé que descansaba en el umbral de la puerta donde la había dejado.Sin poder soportar más el dolor,Marina se dio la vuelta y caminó lentamente hacia su casa,sabiendo que había dejado un pedazo de su alma y corazón en aquel hogar, pero con la esperanza de que su sacrificio le diera a Lucía una vida mejor.
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Editado: 14.11.2024