Hija del silencio

Capítulo 6º Las sombras del ayer.

El restaurante estaba ajetreado aquella tarde.El tintineo constante de platos,los pedidos gritados desde la cocina y el zumbido incesante de la máquina de café eran una sinfonía caótica que Marina conocía de memoria.Con las manos sumergidas en agua jabonosa,intentaba distraerse de los pensamientos que la atormentaban.

Pero la imagen de Lucía seguía ahí,como un eco en su mente.

¿Cómo estaría?

¿Había reconocido en Carmen el calor de una madre que ella no pudo darle?

Marina sacudió la cabeza,obligándose a concentrarse en la montaña de platos que aún debía lavar.

Mientras restregaba la grasa incrustada de una sartén,la voz de una de las camareras la devolvió a la realidad.

—Marina,¿estás bien?Pareces...lejos.

—Estoy bien,sólo cansada—mintió,forzando una sonrisa.

La jornada parecía no tener fin.Cada minuto arrastraba consigo una carga insoportable de recuerdos.Desde que dejó a Lucía,su rutina era un intento desesperado por llenar el vacío.Trabajar,ayudar en casa,soportar los reproches silenciosos de su madre y los gritos ebrios de su padre.

Cuando por fin llegó a casa,la pequeña vivienda estaba oscura.Su madre estaba sentada en la mesa,con las manos cubriéndose el rostro.Marina se acercó con cautela.

—¿Qué pasa,mamá?

Su madre levantó la mirada,y Marina notó el cansancio en sus ojos.

—Tu padre volvió a ser cruel anoche.Me pidió dinero y,cuando no se lo di,comenzó a gritar.

Marina cerró los ojos,conteniendo las lágrimas.

—¿Te hizo algo?

—No,pero estoy cansada,hija.No sé cuánto más voy a poder soportar esta vida.

Marina sintió un nudo en la garganta.A pesar de todo,su madre seguía siendo la única que sostenía aquella casa en pie.Marina quería ayudarla,pero apenas lograba mantener el equilibrio en su propia vida.

—Mañana será otro día,mamá.Descansa.

Esa noche,cuando se acostó,el silencio de la casa le pareció más opresivo que nunca.Miró el techo,sintiendo que el peso de sus decisiones se hacía cada día más insoportable.

"¿Qué madre abandona a su hija?"La pregunta la atormentaba,pero también sabía que quedarse con Lucía habría significado arrastrarla a una vida de miseria y carencias.Marina creía haber elegido el mal menor,pero el vacío que dejó su bebé no podía llenarse con nada.

Esa madrugada,mientras el resto de la casa dormía,Marina tomó un cuaderno viejo y comenzó a escribir.

"Lucía,no sé si algún día leerás esto,pero quiero que sepas que no te abandoné porque no te quisiera.Lo hice porque quería darte la oportunidad de tener una vida mejor.Una vida lejos de este lugar que me consume cada día.Espero que Carmen y Vicente te estén dando todo lo que yo no podía ofrecerte.Pero me duele,hija.Me duele cada día."

Al dejar el lápiz sobre la mesa,las lágrimas corrían por su rostro.Cerró el cuaderno y lo escondió bajo su colchón,como si sus palabras fueran un secreto demasiado doloroso para compartir.Su madre también llevaba su propia cruz y ella no quería darle más problemas, ni quebraderos de cabeza.

En el horizonte,el sol comenzaba a despuntar,bañando la pequeña habitación con una suave luz.Marina cerró los ojos,sabiendo que debía enfrentarse a otro día.Otro día en el que el mundo seguiría girando,pero su corazón seguiría detenido en aquella noche en que dejó a Lucía.




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