Hijas de la Luna

Capítulo 12

Capítulo 12. Algo nace.

JULIE

Decepción.

En lo único que puedo pensar al llegar a casa es en lo mucho que me he decepcionado a mi misma. Mamá y papá dijeron que jamás podría decepcionarlos pero sé que en el fondo lo hice, yo misma me siento tan decepcionada y frustrada conmigo misma. Y es que mi mayor error fue creer que yo podría tener una vida normal después de todo lo que pasó, creí que al ser rescatada de la oscuridad podría ser feliz pero la realidad es que la oscuridad se aferró a mi, me siguió y no me quiere soltar.

¿Cómo ser una chica normal después de lo que me hicieron?

Jade me pregunta si estoy bien al verme tan callada, asiento intentando sonreírle pero la verdad es que por dentro estoy detestándome. Imito a Jane y me despido de ella y Aren, pero en lugar de ir a mi habitación comienzo a caminar hacia el jardín trasero de la mansión, mis pies me llevan por el sendero tan conocido para mi; el que me dirige hacia el lago, mi lugar secreto el cual comparto con mi primo muerto...

Wow, eso sonó escalofriante.

Recorro el camino a paso lento, disfrutando del aire fresco del atardecer, acaricio las hojas de los arbustos con las puntas de mis dedos, es un alivio que mamá haya protegido gran parte del terreno, de lo contrario no podria ni asomarme por aquí. La oscuridad ha caído sobre Darkwood desde hace un par de horas. A pesar de que aparentemente le temo a todo; no me da miedo caminar por el bosque cada noche con tal de llegar a Owen, supongo que es porque mi primo es el único que me escucha y me entiende realmente, me aconseja y me acompaña en mi soledad. Owen se ha convertido en mi confidente, y sé que cuando se vaya va a dejar un vacío en mi pecho que nadie podrá llenar jamás ni en un millón de años.

Mis ojos se llenan de lágrimas ante el duro impacto que tiene en mi el saber que pronto perderé a mi amiguito, a ese niño que se acercó a mi y me escuchó cuando más necesitaba descargarme con alguien, ese niño que me dió palabras de aliento y aunque no pudo secar mis lágrimas si pudo reemplazarlas por una sonrisa sincera.

Una pequeña sonrisa se forma en mis labios al divisar su pequeña figura en el muelle desgastado del lago, limpio mi cara mojada y corro hacia él sacándole un susto cuando le grito a sus espaldas.

—¡No me has asustado, niñita punk! —exclama haciéndose el digno mientras que yo tomo asiento a su lado.

—Si claro, por eso que casi caes al agua.

Él chasquea los dientes enojado y yo me río de él de nuevo.

—Debería ignorarte el resto de la noche pero me puede más el chisme, cuéntame, ¿Cómo te fue con el señor Vikram? ¿Regresarás a Kingston?

Suspiro borrando mi sonrisa.

—No podré volver mientras esté jodida de la cabeza así que mi sueño de ser una chica normal queda en el olvido, todos temen que si vuelvo a Kingston pueda volver a tener otro ataque de pánico, el último fue aterrador y asusté mucho al señor Vikram —trago fuerte sintiendo el ardor en mi garganta—. Trato de reprimirlo, trato de ser fuerte pero esta mierda puede más que yo, es más fuerte que yo y me toma desprevenida cada vez que pasa. Intento... olvidar lo que pasó pero cada noche es una pesadilla diferente. Temo no poder soportarlo más.

Siento su mirada en mi perfil pero no me atrevo a mirarlo, no quiero decepcionarlo a él también, tengo suficiente con saber que mi familia entera ya lo está.

—Jules, es que eso jamás vas a poder olvidarlo... por más ayuda que intenten darte; tanto ellos como tú deben entender que no podrán borrar esos recuerdos de tu cabeza. No necesitas olvidar Julie, necesitas superar y con unas palabritas dulces no lo lograrás —pronuncia con la voz dura.

—No sé cómo superarlo Owen, realmente no sé.

Él intenta sujetar mi mano pero me traspasa y bufa frustrado.

—Quisiera poder ayudarte a hacerlo, pero es algo que tú debes hacer sola. La psicóloga puede ayudar pero si tú no estás dispuesta a avanzar no servirá de nada, necesitas enfrentar ese miedo que está clavado en tu pecho y no te deja seguir. Eres fuerte, más de lo que tú crees.

Guardo silencio sin saber qué más decir. Sé que tiene razón, el miedo constante que siento dentro de mi es mi peor enemigo a la hora de querer seguir adelante, cada vez que intento dar un paso hacia el frente esa bestia llamada pánico se planta en mi camino y me obliga a retroceder diez pasos más. Quiero enfrentarla pero me amedrenta, me intimida y me reduce a nada.

Siento que mis fuerzas no son suficientes, porque él me las arrebató cuando me tuvo entre sus asquerosas manos.

Quiero ser más, pero su putrefacto recuerdo me lo impide haciéndome sentir sucia, impura y una basura inservible. Ni siquiera puedo verme al espejo sin sentir desprecio por mi misma, no hay día que no despierte con lágrimas en los ojos al ver que sigo en este mundo, es como si me obligaran a seguir viviendo, como si despertar en un día nuevo fuera el peor castigo al tener que ponerme de pie y poner una sonrisa falsa en mi rostro para que mi familia no note lo rota que estoy por dentro. Es un calvario. Pero lo peor viene en la noche, cuando estoy sola en medio de la oscuridad de mi habitación hecha un ovillo en la cama, escondida bajo las sábanas con el corazón en la mano; los recuerdos malos vienen a atormentarme y el llanto no es suficiente para desahogarme, mi corazón se acelera tanto que temo que explote de una vez por todas y el ardor en mi pecho y en mi estómago es asfixiante. No puedo respirar.

Y cuando logro calmarme, horas después, el sueño me noquea. Cualquiera pensaría que ahí se termina la tortura pero no, ese es apenas el comienzo. Una serie de pesadillas horrorosas se desatan cuando mis ojos se cierran, son tan desgarradoras que más de una vez mi familia tuvo que entrar a mi habitación para despertarme porque incluso me hago daño a mi misma en medio de la inconsciencia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.