“Si no sueltas el pasado, ¿con qué mano agarras el futuro?”
—Anónimo.
3 MESES DESPUÉS
Los rayos del sol iluminaban la carretera, el calor era apaciguado por el suave movimiento del viento que entraba por las ventanas del auto. Las vacaciones habían durado poco y tenía que volver a la realidad.
La dulce melodía que sobresalía de sus audífonos, lo desconcentraba del mundo. La música siempre fue su mayor pasión y era de las únicas cosas en el mundo que lograban relajarlo por completo. Su ventanilla se encontraba abierta, provocando que el viento del exterior golpeara contra su rostro, removiendo su cabello rubio cenizo.
Hoy volvería a la realidad que era su vida.
Era su primer día en el segundo semestre de la universidad. El ambiente en la universidad no había vuelto a ser lo mismo desde lo sucedido en el edificio de artes el semestre anterior.
Lo que más le agrada de volver al ambiente universitario es saber que volvería a reencontrarse con su mejor amigo y que estaría estudiando lo que a él más le gusta.
Por la ventanilla del auto divisó los edificios de la universidad. Cerró los ojos unos segundos dejándose llevar por la música y el aire fresco contra su rostro y volvió la mirada hacia su acompañante. Su hermana mayor se encontraba moviendo sus dedos contra el volante al ritmo de la música puesta en la radio, su cabeza se movía ligeramente de adelante hacia atrás, sin apartar la vista del camino.
Él sonrió ante la imagen. Su hermana era un caso, pero la amaba tal cual. Volvió la vista hacia el exterior.
Habían vuelto del viaje la noche anterior. Una semana antes de acabar el primer semestre de su carrera, salió con su familia de viaje a Australia. Habían disfrutado mucho, pasar el tiempo con sus padres y sus hermanos fue lo mejor. Distraerse de sus estudios y relajarse. Pero, volvían a empezar las clases y toda esa alegría no podía durar por mucho. No es que le disguste su carrera, era solo que sentía un gran peso sobre sus hombros. El estudiar la misma carrera de su padre era algo difícil, su padre siempre estaba pendiente de él y de sus notas, pero igualmente le ayudaba en las cosas que él no entendía o cuando necesitaba ayuda para algún trabajo.
No sabía en qué momento había vuelto a cerrar los ojos, dejándose llevar por el ritmo de la música, hasta que siente como alguien aprieta su hombro para llamar su atención. Abre los ojos encontrándose con el rostro de su hermana viéndolo con una sonrisa. Se quita uno de los audífonos pero sin dejar de escuchar música con el otro y mira a su hermana.
—Despierta. Ya llegamos a la universidad —le dijo con una sonrisa antes de salir del auto. Se desperezó y salió del auto. Miró alrededor y suspiró.
"De vuelta a la realidad" pensó.
Trotó hasta llegar junto a su hermana y juntos se adentraron en la multitud de personas.
— ¡Ayla! ¡Adam! —escucharon una muy conocida voz detrás de ellos. La mayor amplió su sonrisa mientras se volteaba para ir hacia los brazos de su novio. Le dio un beso en los labios, provocando que él bufara y se alejara del espectáculo que estaban creando esos dos.
Sí, no se veían hace más de un mes pero hablaban por teléfono todas las noches, él los escuchaba hablar y hablar por horas desde su habitación en el hotel.
Tuvo la mala suerte de obtener la habitación contigua a la de sus dos hermanas. Su hermana menor pasaba cantando a todo volumen por las noches, como si tuviera una fiesta en su habitación y por la mañana entraba a su habitación y se lanzaba sobre él para despertarlo; en cambio su hermana mayor pasó todas las noches sentada en el balcón de su habitación hablando con Noah por horas, tuvo que dormir con audífonos con la música a todo volumen para que sus hermanas no lo molestaran.
Giró por uno de los pasillos sin prestar demasiada atención a su camino. Iba perdido en la música de sus audífonos que no se percató de las personas a su alrededor hasta que chocó contra alguien. Perdió el equilibrio y cerró los ojos esperando el golpe del suelo contra sí, sin embargo unos brazos lo agarraron de la cintura, deteniendo su caída. Alzó la mirada encontrándose con unos profundos ojos negros que lo miraban de forma burlona, pero a la vez con un poco de preocupación.
Al percatarse de quien se encontraba frente a él, soltó un bufido mientras rodaba los ojos. Miró al chico frente a él y lo empujó con toda la fuerza que poseía, haciéndolo trastabillar hacia atrás.
Iba a continuar con su camino para ir a su clase, más sin embargo la grave voz detrás de él detuvo sus movimientos.
—Uy, ¿qué es ese temperamento? ¿Qué sucede, Adam? No te recordaba tan violento —comentó el contrario, burlón.
Él apretó los ojos mientras respiraba profundamente. Se quitó los audífonos y los guardó en su bolsillo para después encarar al chico que había arruinado todas y cada una de sus antiguas relaciones, tanto amistades como noviazgos.
— ¿Qué quieres, Theo? —preguntó mirándolo fijamente, con el ceño levemente fruncido.
Su pelo negro se encontraba desordenado, dándole un aspecto sexy. Una sonrisa burlona adornaba sus labios y sus grandes y expresivos ojos negros lo miraban con un brillo de curiosidad. Una camisa negra adornaba su torso, el cuello en V dejaba a la vista sus clavículas.