Hijos del dolor - Saga Gem Heart

Verde azulado

La lluvia caía copiosa incluso rebasando la frondosa vegetación del bosque. Ady terminaba de empacar sus pocas pertenencias sin ánimos de emprender el viaje con ese clima. La noche anterior habían llegado noticias sobre un pueblo de refugiados donde se conocía había muchos ex soldados de la reina.

Una vez que Skaev supo eso dio por terminada su estadía con las boskairas. Habían sido casi dos semanas viviendo bajo un techo cálido, ahora la idea de una caminata bajo la lluvia no era precisamente una idea emocionante.

La joven se ajustó la capa sobre los hombros. Escondió sus cuernos en una capucha de piel y salió de la cabaña para unirse al resto del grupo. Todos ya traían sus cosas a la espalda. Nil era la única que esperaba a la joven. Esta vez Nil viajaría oculta y cálida dentro de la capa de Ady. Tomando la forma de la ya conocida flor rosácea, Nil desapareció y en su lugar quedó la solitaria flor que ahora si lucía unos pétalos mas vívidos. Ady, tomándola con cuidado, la colocó en un pequeño bolsillo dentro de la capa.

— Voy a extrañarte mucho espero las lunas permitan volver a vernos en el horizonte.

Neem había acudido a la cabaña junto a Salix. La joven boskaira tenía los ojos húmedos, en parte por la lluvia y en parte por la pena de despedirse de los que se habían convertido en sus amigos en ese tiempo. Ady abrazó fuerte a la dulce y poco silenciosas Neem. Raff, quiso hacer una reverencia, pero la boskaira se lanzó a sus brazos tomando por sorpresa al chico.

— Neem compórtate — Salix había cumplido su labor como boskaira de contacto. Ella los llevaría fuera de los límites del pueblo y lejos de las trampas.

— Si, lo siento ya me comporto — murmuró la más joven separándose de un sorprendido Raff. Hizo dos sutiles reverencias para Skaev y Bald.

Una vez terminadas las despedidas, Nemm tuvo que quedarse en el pueblo, solo Salix saldría a la frontera para verlos marchar.

Para cuando llegaron al límite de la zona de las boskairas y lejos de sus peligrosas trampas, Ady sentía su capa mucho más pesada. La lluvia la había empapado y ahora se sentía como cargar un pequeño bulto de ramas encima. Salix, mucho más formal, los despidió con el puño en alto. Aquella era la forma de saludar y despedirse de las boskairas. Ahora solo les quedaba retomar su solitario camino en busca de aliados.

***

Cher tenia los pies adoloridos, pero no se quejó en ningún momento. Iba solo unos pasos atrás de Jayder y su nuevo compañero de viaje Tryv. Cher se había armado de valor y se había presentado frente al general, a pesar de que aquel rostro ovejudo le causaba temor, habló con toda la seguridad que había podido reunir la noche anterior.

— Quiero pedir por favor ser parte de la expedición que ira en busca de los soldados de la reina.

El ceño del hombre al principio se había fruncido en una mueca de confusión y algo de burla.

— ¿Quieres ir en una misión fuera de la seguridad del pueblo? Siendo tu naturaleza tan…frágil

Ahí no era humana, no era un monstruo, era solo una criatura frágil y notablemente débil para un mundo que estaba diseñado para seres mucho más salvajes. Entendía, pero no se dejó atormentar por aquella actitud.

— Reconozco los peligros, pero tengo mis razones para pedir ser incluida en la misión. Esas razones también creo son de interés para usted.

Con esas palabras el rostro del general había cambiado. Se despegó del respaldo de su silla y apoyó los codos en la enorme mesa de madera. Cher sabía que ahora tenía su interés.

— ¿Cuáles son esas razones?

— Usted busca un soldado que ya sabe no tiene la memoria de su vida en este lugar, soy la persona más cercana a uno de los soldados. Si los interceptan desconocidos dudo que logren convencerlos de que son aliados. Pero si reconoce mi presencia estoy segura a que no los considerara una amenaza.

El general pareció analizar sus palabras. Con la mirada fija en ella guardaba silencio mientras sus dedos tamborileaban con pereza la mesa. Cher sintió aquello eterno. Quizá aquellas razones no eran suficientes para él. Si Cher lo pensaba bien, incluso puede que el general estuviera planeando atrapar a Eikya y Atius a la fuerza. Después de todo el general ya sabía que los tan esperados soldados habían perdido la memoria, esa indiscreción aun le pesaba a la joven cada que recordaba.

—Quieres ir para que tu… conocida — la burla al decir aquellas palabras era muy palpable — vea que somos de confianza. Claro porque vera que sigues viva y bien ¿Verdad?

— No lo digo por eso…sino que ella…

—Sino que ella nada. Va acompañada según mis informantes por el general Skaev y un soldado de elite ambos me conocen así que no dudaran en venir en cuanto sepan que los buscamos. No necesitas arriesgar tu vida.

— Pero quiero hacerlo. Puedo hacerlo. Este tiempo fui de utilidad aquí, ayudo a los heridos. Si en esta misión salen heridos yo podría estar ahí para curarlos.

Cher estaba decidida a ir, tanto que incluso el volumen de su voz estaba más alto mientras planteaba su propuesta al general. Los ojos de este la observaban como si fuera un pequeño insecto molestoso. Fueron largos minutos, pero de tanta insistencia parecía que había ganado algo de terreno.

— ¿Tan dispuesta estas en dar tu vida por ella? — Cher sintió el nudo en su garganta. Ni siquiera ella misma sabía si podría, tenía miedo a morir. Pero sabía que, si podía ser de ayuda para su amiga, lo sería, aún con miedo y dolor.

— Si, por ella y por Jayder, no dudaré en pasar mis límites para ayudar.

Aquella frase había sido el mejor final, el hombre soltó una carcajada y dejó de tomarle atención. Lo único que dijo fue “Ten un buen viaje” aquello Cher lo había tomado como una aceptación. Y aunque Jayder al principio había parecido enojado por la presencia de ella. En ese momento, parecía aliviado de tenerla cerca.

La joven volvió a detenerse al pasar una curva del estrecho camino. Sacó su botella de cuero que le había dado Jayder y bebió un pequeño sorbo de agua. Veía más adelante a los dos soldados avanzar a paso firme. Ella que siempre había odiado hacer ejercicio ahora andaba de caminata. Reanudó su andar al notar que ambos chicos se detenían para verificar que ella aún los siguiera.




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