Hijos Del Fuego Eterno

Capítulo 1: La Llamarada Inesperada

La noche cayó sobre Eldrath como un manto oscuro, cubriendo el bosque de susurros con sombras que parecían cobrar vida propias. Aiden Thorn miraba por la ventana de su habitación, observando cómo las estrellas titilaban en el cielo, ajenas a la inquietante calma que precedía a la tormenta. Su mente estaba llena de preguntas y la sensación de algo diferente en el aire, un hormigueo que no podía ignorar.

Desde el momento en que sus padres desaparecieron, Aiden se había convertido en el pilar de su familia. Su hermana, Lyra, de apenas dieciséis años, a menudo lo miraba con una mezcla de admiración y preocupación. Ella había heredado la inteligencia brillante de su madre y el espíritu aventurero de su padre, pero su vida se había vuelto sombría desde la pérdida. Aquella noche, sin embargo, algo en Aiden lo hacía sentir que los tiempos difíciles estaban por cambiar.

Un súbito estallido de ruido rompió la serenidad; un trueno retumbó en la distancia, y una llamarada de luz iluminó el oscuro cielo. "¡Aiden!" la voz de Lyra lo llamó desde la planta baja. Sin pensarlo dos veces, salió disparado de su habitación, sus pies descalzos apenas hacían ruido mientras descendía por las escaleras.

"¿Qué fue eso?" preguntó Lyra con sus ojos grandes y brillantes, reflejando no solo temor, sino también la chispa de la curiosidad. Aiden sintió que, a pesar del peligro, la emoción latía en el aire.

"No lo sé. Vamos a averiguarlo." Con la determinación surgiendo dentro de él como un fuego recién avivado, Aiden tomó la mano de su hermana, y juntos salieron de la casa, hacia la intensidad luminosa que parecía llamarles.

Cuando llegaron al claro del bosque, se encontraron con una escena asombrosa. En el centro estaba un círculo de fuego danzante, un fuego que no parecía consumir la tierra a su alrededor. En el centro de la llamarada, Aiden vislumbró una figura menuda, con un aura intensa que emanaba fuerza. Era Kael, el indómito, un amigo de la infancia que siempre había sido un poco diferente; su cabello oscuro brillaba con el reflejo de las llamas, y sus ojos destellaban con una mezcla de valentía y sorpresa.

"¿Qué estás haciendo aquí?" preguntó Kael, asombrado de ver a Aiden y Lyra.

"Vi la luz. ¿Qué es esto?" inquirió Aiden, incapaz de apartar la vista del fuego.

Kael, visiblemente alterado, comenzó a responder cuando de repente, hubo un gran estruendo. Una sombra oscura se materializó entre las llamas, una criatura de pesadilla que parecía aprovechada de las propias sombras. Sin pensar, Aiden empujó a Lyra detrás de él.

"¡Kael, cuidado!" gritó, pero el indómito ya había reaccionado, moviéndose con agilidad para evitar la embestida. La criatura, una mezcla abominable de escamas y alas, se lanzó hacia él, y Kael, recuperando el equilibrio, se giró en un movimiento fluido, desenvainando una espada hecha de acero ancestral que había conservado durante años.

La batalla se desató. Aiden, Lyra y Kael lucharon juntos, la adrenalina fluyendo por sus venas mientras el caos se desarrollaba. La belleza del fuego era deslumbrante, pero su peligro era real. Cada golpe resonaba en el aire como un eco, mientras los gritos de la criatura y el estruendo del metal se entrelazaban en una sinfonía siniestra.

Maelis apareció como un destello, su figura ágil y elegante rompiendo la oscuridad, con su cabello blanco brillante como una estrella fugaz. "¡Os llamo a la acción! No dejéis que se escape." Con un hechizo en la lengua, conjuró corrientes de aire que ayudaron a desviar las alas de la criatura, permitiendo a Kael asestar un golpe certero.

Finalmente, tras un esfuerzo conjunto titánico, lograron abatir a la criatura, el fuego se intensificó como si reconociera su esfuerzo, y Aiden sintió una extraña conexión con las llamas.

En ese preciso momento, la Marca del Fuego Eterno se reveló en su brazo, un diseño antiguo como el tiempo. Una oleada de poder lo atravesó, como si estuviera conectando con una energía primordial. "¿Qué pasa?" exclamó Lyra, su voz temblando entre la admiración y el terror.

“¡Aiden! ¡La marca!” Kael gritó, y Aiden se dio cuenta de que todos lo miraban con asombro.

"¿Qué significa?" preguntó Maelis, acercándose con cautela.

"No lo sé", respondió Aiden, tratando de entender lo que estaba sucediendo. Las visiones comenzaron a inundar su mente: imágenes de antiguos ídolos de fuego, guerreros luchando con la marca en sus cuerpos, y un consejo que deliberaba sobre el futuro del reino.

La calma antes de la tormenta se desvaneció cuando un nuevo estruendo resonó, esta vez en la distancia. El suelo vibró y Aiden sintió el aire denso, como si algo oscuro y poderoso estuviera despertando.

"Debemos irnos, ahora", dijo Kael, retirando su espada y mirando hacia el horizonte, donde luces inusuales comenzaban a parpadear a lo lejos.

"¿A dónde?" preguntó Lyra, sintiendo la urgencia.

“El Consejo de las Cinco Llamas. Tienen que saber lo que ha sucedido”, dijo Kael.

Aiden sintió que el destino lo llamaba. Antes de que pudieran hacer un plan, Azhara, la Devoradora de Auras, apareció entre las llamas y sombras, su risa resonando como un eco de advertencia. "Veo que los hijos del fuego han despertado. ¿Pensáis que podéis escapar de lo inevitable?"

Mientras ella pronunciaba esas palabras, el suelo debajo de ellos comenzó a abrirse, y oscuras criaturas emergieron. Sin pensarlo dos veces, Aiden tomó la mano de Lyra, y junto con Kael y Maelis, corrieron hacia el bosque, adentrándose en la noche a la espera de un destino que cambiaría sus vidas para siempre.

La rapidez de sus corazones resonaba como un tambor en sus oídos. El fuego ardía detrás de ellos, y con cada paso, la Marca del Fuego Eterno brillaba intensamente en el brazo de Aiden, dejando claro que esta era solo la primera de muchas pruebas.



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En el texto hay: novela juvenil, aventura, fantasía épica mágica

Editado: 09.12.2025

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