Capítulo 7: El Ascenso de la Oscuridad

Aiden, Lyra, Kael y Maelis emergieron del Consejo de las Cinco Llamas sintiéndose renovados y fortalecidos, pero la anticipación de los desafíos que les aguardaban en la cima de las Montañas de Fuego aún pesaba en el aire. Cada paso resonaba en sus corazones mientras avanzaban por el sendero iluminado por su conexión y la Marca del Fuego Eterno que llevaban.

“¿Cuál es nuestro próximo movimiento?” preguntó Kael, su mirada fija en el horizonte, donde las nubes oscuras comenzaban a amontonarse.

“Debemos llegar a la cima de la montaña antes de que la oscuridad se extienda,” respondió Aiden. “Mi corazón me dice que Azhara intentará interferir con nuestra misión.”

“Entonces, apresurémonos,” dijo Lyra, sosteniendo la mano de su hermano con determinación. “No dejaremos que su presencia nos detenga.”

Mientras subían el camino rocoso, una tormenta se formaba en el cielo, un reflejo de la tensión en el interior de ellos. La energía del fuego ardía en su interior, y aunque estaban más conectados que nunca, un sentimiento de inquietud brotaba en sus corazones. Sabían que el tiempo no estaba de su lado.

Al llegar a una meseta, el viento comenzó a soplar con fuerza, y las ráfagas enviaron un viento helado que cortaba la piel. “Este lugar es extraño,” murmuró Maelis, mirando a su alrededor. “Siento como si estuviéramos siendo observados.”

“No estás sola,” dijo Aiden, mirando a su alrededor, sintiendo las sombras acechantes. “No podemos bajar la guardia.”

Tan pronto como terminaron de hablar, una risa escalofriante resonó desde las sombras. Las sombras comenzaron a concentrarse, tomando forma y cobrando vida. Ante ellos aparecieron criaturas oscuras, con garras afiladas y ojos que brillaban con intención hostil.

“¿Creyeron que podían escapar tan fácilmente?” la voz de Azhara se alzó desde la penumbra, sus ojos centelleantes llenos de desprecio. “Este es solo el comienzo, hijos del fuego. Vuestra luz caerá ante la fuerza de la oscuridad.”

“¡No tenemos miedo de ti!” respondió Kael, aferrando su espada con fuerza. El fuego en sus corazones se intensificó, ardió más fuerte y se prepararon para luchar.

Azhara levantó una mano, y las criaturas se lanzaron hacia ellos. Aiden se movió rápido, sintiendo la energía del fuego fluir a través de él. “¡Usen sus poderes!” gritó, y las llamas se levantaron en su defensa.

A medida que la batalla estalló, el cielo se oscureció y relámpagos comenzaron a iluminar la escena. Aiden canalizó sus habilidades, formando un escudo de fuego alrededor de él y sus amigos. Las criaturas golpeaban con ferocidad, pero el fuego resonaba en cada ataque, protegiéndolos de su furia.

“¡Lyra, cúbrenos!” gritó Maelis, mientras invocaba corrientes de aire que empujaban a las criaturas salvajes. Lyra, sintiendo la fuerza de su conexión y el espíritu de lucha, levantó su mano, creando llamas que danzaban y se retorcían, absorbiendo la energía negativa a su alrededor.

“¡Fuego y esperanza, sean uno!” exclamó, y una ola de luz fogosa se desequilibró en la batalla, empujando a las criaturas hacia atrás.

Las sombras comenzaron a retroceder, incapaces de soportar la intensidad de la luz. Aiden sintió que cada destello de poder se unía a ellos, la unidad revitalizando su fuerza.

“¡Kael, dirígete hacia la izquierda! Yo me encargaré de la derecha!” ordenó Aiden mientras se movía rápido.

Kael asintió, sin vacilar. Con su espada desenvainada, se lanzó a la batalla, enfrentándose a una horda de criaturas que se deslizaban entre la oscuridad. Cada movimiento era preciso; sus ataques eran fluidos y llenos de intención. El fuego en su corazón ardía, acompañando cada golpe.

“¡No podemos permitir que nos paralicen!” gritó Kael mientras un espíritu de camaradería los rodeaba, propulsándolos con poder.

Maelis invocaba ráfagas de energía para empujar las sombras, creando un camino que abría la defensa. “¡Sigamos avanzando! Si retrocedemos, será nuestro fin!” gritó, sintiendo que el viento se unía a su lucha.

Sin embargo, en medio de la batalla, el cielo se oscureció de repente, las sombras se intensificaron, reagrupándose, y Azhara apareció nuevamente, iluminándose con un halo de poder oscuro. “¿De verdad pensaban que podían derrotarme? No sabéis el verdadero poder que poseo,” dijo, mostrando su furia.

Aiden sintió un escalofrío recorrer su espalda. “No tenemos miedo de ti, Azhara. ¡Lucharé con todo lo que tengo!” Su corazón latía intensamente, y con una energía renovada, extendió su brazo hacia el cielo.

“¡Fuego sagrado, ven a mí!” gritó, y una llamarada gigantesca estalló desde su palma, ardiendo con un brillo casi cegador. Las llamas danzaron hacia Azhara, quien levantó su mano inyectando energía oscura para intentar absorber el fuego.

El choque fue explosivo. Las llamas colisionaron con la oscuridad en un espectáculo de luz y sombras, y Aiden sintió que cada fibra de su ser ardía con el poder del fuego ancestral. “¡No caeré!” gritó mientras su energía se intensificaba, empujando el fuego hacia adelante.

En el corazón de la batalla, los amigos de Aiden unieron sus energías, creando una espiral de luz que giraba alrededor de ellos. Con cada grito de guerra, una parte de la oscuridad se disipaba.

“¡Unidos somos más fuertes! ¡Fuego y vida, esperanzas de luz!” cantó Lyra con pasión, y la conexión creció, uniendo sus habilidades en un resplandor brillante que los rodeaba.

A donde sea que mirasen, sabían que esto era solo una parte del viaje. La batalla contra Azhara no era solo una lucha física, sino también una confrontación con lo que representaban como portadores de la Marca, sus miedos y sus esperanzas.

El combate continuó, pero finalmente, Azhara, tambaleándose por el empuje del fuego unido, gritó en furia. “Este no es el final, niños del fuego. Venganza será mía la próxima vez,” y con una explosión de oscuridad, se desvaneció en la penumbra.

Las criaturas que custodiaban su camino se disolvieron en el aire, una brisa suave llenó el vacío que habían dejado. Aiden, Kael, Lyra y Maelis respiraron con alivio, pero el peso de la situación seguía presente.