Capítulo 15: La Amenaza que Regresa

A medida que pasaban las semanas en Thornevale, la comunidad se recuperó de los estragos causados por Azhara y sus sombras. El fuego ardía en el corazón del pueblo, simbolizando la unidad y la esperanza que había renacido entre sus habitantes. Sin embargo, Aiden, Lyra, Kael y Maelis sabían que la paz era un lujo efímero; la Devoradora de Auras había sido derrotada una vez, pero su deseo por venganza era insaciable.

Una noche, mientras Aiden contemplaba las llamas de la hoguera en la plaza, sus pensamientos eran pesados. Las imágenes de la batalla contra Azhara aún danzaban en su mente, y el eco de su voz retumbaba como un recordatorio de que la oscuridad podía atacar nuevamente en cualquier momento.

“¿Qué te preocupa?” preguntó Lyra, sentándose a su lado y observando el fuego. La calidez de la llamas iluminaba su rostro, pero la preocupación estaba escrita en sus ojos.

“Lo que dijo Azhara. Su amenaza de regresar,” respondió Aiden. “No puedo sacudirme la sensación de que esto no ha terminado. Puede que necesitemos prepararnos para lo que vendrá.”

“Definitivamente, su intención de consumir nuestra luz está muy presente. Pero ahora tenemos el poder del Sello de Luz y la unidad del pueblo a nuestro lado,” dijo Kael, que se había acercado con Maelis, la cual mantuvo su mirada en los fuegos.

“Claro que sí,” intervenía Maelis, sintiéndose al mismo nivel. “Hemos aprendido a enfrentar la oscuridad en nuestras vidas, pero aunque nuestro viaje nos ha hecho más fuertes, no debemos dormirnos en los laureles. Azhara es astuta.”

Aiden asintió, sintiendo que las palabras de sus amigos resonaban fuertemente. “Sí, debemos mantener la guardia. Y no sólo nosotros, sino todo Thornevale. La comunidad necesita estar lista.”

En ese instante, una sombra se movió entre las llamas, y el anciano Elior se acercó, su seguridad habitual estaba reemplazada por una expresión de preocupación. “Aiden, Lyra, Kael, Maelis, necesito hablar con vosotros. Algo extraño está sucediendo en la frontera del pueblo.”

“¿Qué ocurre?” preguntó Aiden, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.

“Algunos de los habitantes han escuchado susurros y visto sombras que se deslizan sobre la tierra, incluso tras la lucha de Azhara,” dijo Elior. “Temo que no haya desaparecido por completo. La oscuridad busca resurgir, y debemos estar preparados.”

Aiden sintió que su corazón se hundía. “Nunca nos damos por vencidos. Necesitamos encontrar el origen de esos susurros y confrontar cualquier amenaza que se avecine.”

“Estoy de acuerdo,” dijo Lyra, elevando su mirada hacia Elior, quien parecía apesadumbrado ante la noticia. “Reuniendo al pueblo, podemos fortalecer nuestras defensas. Haremos que todos estén al tanto de la posible amenaza.”

La determinación brilló en los ojos de Aiden, y sabían que eran los guardianes del fuego; debían hacer frente al peligro que acechaba afuera. En un abrir y cerrar de ojos, el grupo se dispuso a formar una reunión en la plaza.

En cuestión de minutos, los habitantes comenzaron a congregarse, sus rostros marcados por la preocupación. Aiden, sintiendo el peso de la responsabilidad, se colocó de pie frente a ellos.

“Querida comunidad de Thornevale, hemos aprendido que la oscuridad es persuasiva. Azhara intentará regresar, y es fundamental que estemos listos para enfrentar cualquier desafío que se presente,” comenzó Aiden, su voz resonando con pasión.

“Sabemos que muchos de ustedes han escuchado susurros y visto sombras que acechan en la oscuridad. No podemos permitir que la desesperación regrese a nuestros corazones. Hemos enfrentado la sombra antes, y juntos podemos hacerlo nuevamente,” continuó.

El pueblo escuchaba atentamente, las miradas firmes en él. “La unidad es nuestro mayor poder. Al aprender a trabajar juntos como uno, podemos unir nuestras energías para enfrentar la oscuridad.”

“Hoy, debemos mantenernos vigilantes y prestar atención a cualquier señal que pueda indicar el regreso de Azhara. La luz arderá en cada uno de nosotros, y juntos podremos ser la llama que ilumina la sombra,” agregó Lyra, sintiéndose fortalecida al compartir su esperanza.

Mientras el grupo discutía las estrategias y métodos para mantener el pueblo alerta, la alarma empezó a resonar en el aire. Aiden sabía que no podían dar lugar a la desesperación, y su voz se alzó una vez más.

“Juntos somos fuertes. Y si Azhara busca devorarnos, no hay sombra que pueda interponerse entre nosotros y la luz,” proclamó.

Con ese fervor, Aiden alentó a los jóvenes a aprender sobre el fuego, la luz y la unidad. Activaron los guardianes del fuego dentro de cada uno, preparando a los que estaban dispuestos a luchar. Las palabras de aliento comenzaron a resonar, extendiendo la luz sobre la plaza.

La noche avanzó, y junto con las estrellas resplandecientes, un nuevo sentido de vigilancia creció entre los habitantes. Se colocaron en sus puestos defensivos, y se pudo sentir la esperanza renacer en sus corazones.

Sin embargo, tan pronto como se acunaron la esperanza, las sombras comenzaron a moverse nuevamente. A medida que la negrura del cielo caía sobre ellos, un ominoso silencio llenó el aire.

“Debemos estar listos. A medida que la oscuridad se extienda, estará dispuesta a apresarnos,” dijo Kael, la alarma vibrando en su voz.

“No se desanimen. Este es nuestro tiempo para demostrar que la luz sigue viva,” respondió Aiden, sintiendo que la prensa del destino se instalaba.

Antes de que pudieran prepararse para la inminente llegada, rugidos y gritos comenzaron a sonar desde el bosque. Las formas sombrías comenzaron a surgir entre la vegetación, y la Devoradora de Auras regresó con más sombras acopladas que antes.

“¡Espera!” gritaron mientras un torrente de oscuridad se abalanzaba hacia ellos, una marea devastadora que parecía dispuesta a consumir todo a su paso.

“Defiende la plaza! ¡Hagan que la luz brille!” exclamó Aiden, y con ese grito, el fuego comenzó a danzar.