El Orden Bajo Dios: Circuitos, Criptos y Censores

"No necesitaban muros. Solo necesitaban que cada paso dejara un registro."
— Diario de un ex programador del Ministerio de Conectividad de París

Madrid, 3 de noviembre de 2028 – Zona Financiera Controlada (ZFC)

Los billetes ya no existían.

Los pocos que aún guardaban euros físicos lo hacían como reliquias. O como papel higiénico simbólico. La moneda oficial en toda Europa era el Dinar Digital Europeo (DDE), una cripto basada en contratos inteligentes integrados con identidad biométrica.

Cada transacción, desde comprar pan hasta pagar una suscripción educativa, pasaba por el Sistema de Aprobación Ética Monetaria (SAEM), que asignaba una puntuación al gasto según el grado de armonía cultural del consumidor.

Un ejemplo práctico:

Comprar carne de cerdo → Puntos negativos

Donar a una mezquita local → Incentivo fiscal

Adquirir libros de autores europeos pre-2025 → Transacción bloqueada por "contenido vetado"

El sistema económico:

Trabajo: Las empresas debían adherirse al Código Laboral de Equidad Espiritual, que obligaba a rezos obligatorios en el horario, priorización en contrataciones a conversos recientes y cursos semanales de sensibilidad religiosa.

Banca: Los bancos tradicionales fueron absorbidos por la Bait-ul-Maal Europea, una megaentidad que operaba bajo principios de economía islámica (sin intereses). El concepto de préstamos como lo conocíamos desapareció. Solo había "acuerdos de beneficio mutuo", con cláusulas morales obligatorias.

Pobreza: Las ayudas sociales se distribuían por grado de sumisión al régimen. Si no asistías a las oraciones públicas registradas por drones —no cobrabas. Si criticabas en redes —te suspendían la cuenta. Si eras neutral —simplemente, no existías.

Transporte:

Movilidad restringida: Para viajar entre ciudades, se necesitaba una Tarjeta de Compatibilidad Cultural (TCC). Esta tarjeta era monitoreada por IA, y actualizada cada semana. Un "desliz verbal" en una llamada o una compra "inapropiada" podía limitar tu radio de movilidad a tu barrio.

Rutas sagradas: Algunas calles eran exclusivas para el tránsito durante horarios de oración. Si alguien caminaba por ellas en dirección contraria durante el adhan, recibía una multa digital inmediata o era escaneado por los Drones de Corrección Espacial.

Transportes públicos: Los trenes y buses reproducían recitaciones suaves del Corán, intercaladas con anuncios de "unificación continental". Las estaciones ya no usaban nombres antiguos. París Sur ahora era Qibla 1, Berlín Este era Zawiya 2, y Ámsterdam Central se llamaba Haramain 3.

Tecnología y control digital:

Celulares obligatorios: Todo ciudadano debía portar un dispositivo llamado Al-Tariq, una mezcla entre teléfono y medidor de comportamiento ético. Este aparato no podía apagarse. Si lo cubrías, vibraba. Si lo dejabas en casa, un escuadrón te visitaba.

Red privada continental: El internet libre fue reemplazado por el NetWahid, una red centralizada que filtraba todas las búsquedas y convertía palabras como "libertad", "Jesucristo" o "ateísmo" en errores de conexión.

IA doctrinal: Cada asistente virtual tenía una voz serena masculina que saludaba con "As-salamu alaikum". No podía responder preguntas filosóficas. Si le preguntabas por la historia de Europa antes de 2025, decía:

"Lo siento. Ese archivo fue archivado por el Consejo de Convivencia Eterna. ¿Desea aprender sobre los profetas?"

Una escena puntual:

En una cafetería reconvertida (ya no había Starbucks, ahora se llamaban Dar al-Qahwa), un joven intentó pagar un libro descargado en PDF por fuera del NetWahid. Su TCC fue degradada instantáneamente.
Ya no podía usar subte. Ni trabajar.
Quedó convertido en un nómada no verificado. Un paria digital.

Y lo peor: no podía escapar.
Los vuelos requerían oración certificada por imam local y análisis de afinidad cultural.
La salida de Europa, era tan difícil como entrar sin conversión.

El "orden perfecto" se había completado.

No con violencia.
Sino con premios.
Con tecnología que te hace desear no tener pensamiento propio.