Hill's Mortem: The Dungeon

After Death

Gritos, lamentos y sollozos, era todo lo que podía oír Mirán, un tortuoso himno al sufrimiento pero había más, se trataba del rugido del aire, este llevaba las almas que yacían en la mazmorra sin un recipiente eran arrastradas a una cámara en las profundidades, el lugar entero estaba repleto de ojos los cuales sobresalían de las grotescas y anormales paredes rojizas, Mirán se sostenía de una de las paredes, se aferraba con tanta fuerza que hacía sangrar el lugar, intuía que si era llevado al interior de la cámara sería su fin, el nunca podría volver a su cuerpo en el mundo terrenal, aún así su alma era llamada hacia la inhóspita recámara, sus piernas eran levantadas por la intensa ráfaga.
 

—¡Esto no puede ser posible! ¡No puede ser mi fin! — exclamaba desesperado, se estiraba alejándose lo más posible de aquella siniestra sala — Fui atraído contra mi voluntad y casi me engulle este lugar.
 

Mirán seguía retirándose sosteniéndose de la pared, pues aún era presente el intenso viento, sus dedos se enterraban en la carnosa pared aferrándose a la vida y su libertad.
 

—Por algún motivo dejo de fijarse en mi, debo regresar a mi cuerpo. ¡Tengo que avisarles a todos! — se alentaba con esas nobles palabras, pero sentía que aún era vigilando de reojo — ¡no me deja...! Lo que está en la sala ¡No me permite volver!
 

Aún más apurado siguió avanzando, pronto su atención es llamada por algo que cayó al suelo a un lado de él. Mira hacia arriba dándose cuenta que varios cadáveres colgaban del techo, un escalofrío recorrió su cuerpo, puso su espalda contra la pared, teniendo frente suyo al cuerpo reanimado, sus ojos resplandecían con un brillo carmesí.
 

—Nos perteneces... — exhalaba el ente, pues no era su conciencia la que hablaba, era la entidad maestra del perverso recinto subterráneo. 
 

Sus palabras echaron raíz en Mirán, su cuerpo se paralizó, su cuerpo le traicionaba sentía como su ser se entregaba a la eterna oscuridad sin siquiera percatarse se soltó de la pared, siendo llevado al corazón de la mazmorra.
 

—Sabia que este calabozo era demasiado peligroso... — se decía a la vez que era arrastrado por el indomable viento — Por eso no quería dejar atrás a Alastor, el nunca me dejó atrás pese los problemas, aunque fuera el tipo que se quedó con el cofre. 
 

—¡Encontré estás ruinas! — anuncio Alastor hace unos días atrás — revise todo mapa de la asociación de aventureros y no aparece en ninguno.
 

La noticia alegro a Fedell y a Gerdel quien había empezado a olvidar el por qué de su unión, el mago se acercó a la mesa donde Alastor dejo caer los mapas, pero antes de verlos lo invadió el temor.
 

—¡Es justo aquí! — señaló en el mapa el guerrero, todos se miraron, pero ninguno conocía el lugar o sus alrededores — las tierras llevan el nombre de Hill's Mortem. Cuentan la gente rumores sobre la caída del castillo y de como su fortuna yace oculta en las profundidades de la mazmorra.
 

—Creo que esas ruinas nos llaman — exclamaba alegre el arquero, las riquezas lo habían convencido.
 

—Seguramente existirán criaturas viviendo en ese recóndito lugar — Gerdel ansiaba tener grandes enfrentamientos en la mazmorra.
 

—Parece que está decidido — expresó Leilla al ver a sus compañeros, Mirán quien no tenía un buen semblante se limito asentir.
 

Mirán comenzaba atravesar el portal hacia la sala, donde solo una perversa oscuridad reinaba, en aquel momento su voluntad brillo, pero la quietud en aquel remoto sitio continuo.
 

—¡No! ¡No puedo rendirme! ¡Por Alastor! ¡Por mis compañeros! ¡Por...! — su cuerpo entro en la sala aún pese su última resistencia.
 

Minutos antes...
 

—¡Fedell! ¿Estas bien? — Alastor aun estaba impresionado ante la pérdida de su amigo.
 

—No tienes que preocuparte, ahora soy capaz de ver mas claramente — su ceño se frunció al mirarlo — creo que puedo localizar a nuestros amigos.
 

—Por favor hazlo, no quiero permanecer mucho tiempo aquí — exclamo Leilla, parecía muy afectada tras su enfrentamiento con los reanimados, Alastor se percato, así que la tomo de los brazos y la miro con gentileza.
 

—No temas, ahora que Fedell puede usar magia podemos salir — expreso su compañero.
 

—Te reirías de mi si supieras el miedo que tengo — contesto evitando verle a la cara.
 

—Yo no creo eso, tenemos una vida entera de conocernos y se que esto no puede contigo — esas palabras parecieron abrirse camino en Leilla mostrando una sonrisa.
 

—Cuando nos enfrentamos contra esas cosas yo... Yo vi los ojos de uno de ellos... Fue aterrador solo vi sufrimiento, una inmensa agonía sin fin, parecía tan irreal, pero lo peor era que estaba allí delante mío, como si se burlara de mi al existir algo tan infame — su mirada se oscurecía como si se transportara a aquel momento tortuoso.
 

—No te preocupes, saldremos de aquí con todos nuestros compañeros — le calmaba Alastor abrazando a la mujer de sus sueños.
 

—A mi me parece tan ridículo, temer de algo así — dijo la joven al abrazar a su compañero — que tema, yo decidí esta vida y aun así...
 

—Es cierto, ahora que lo mencionas ¿porqué decidiste ser una aventurera? Pudiste tener una vida tranquila, llena de lujos — le cuestionaba Alastor, la chica dio una leve risa que intento ocultar de su vista sin éxito alguno.
 

—Puede que esta sea la única oportunidad de decírtelo — declaro Leilla tomándose un momento para llenarse de confianza — yo decidí seguirte, por qué solo puedo verme contigo en un futuro, por qué siempre te admire y me hiciste sentir segura a tu lado, aún cuando perdimos a nuestras familias pude tener alguna clase de paz al tenerte a mi lado y aún cuando viví una vida tranquila lejos de ti solo me causo angustia y dolor, por eso.. por eso yo decidí seguirte aún si eso significará una vida corta — sus palabras hicieron arder algo dentro de Alastor.
 



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En el texto hay: paranormal, medieval, fantasiaoscura

Editado: 16.03.2020

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