Alastor vio las escaleras, no tenían barandal solo se precipitaba al vacío del lado izquierdo, apenas unos cuántos peldaños eran visibles para el guerrero, luego de eso no se podía distinguir nada solo reinaba la eterna oscuridad, Fedell fue primero para guiarlo.
—Si no me hubiera apurado yo habría sido el que acabará atrapado — pensaba el arquero ciego — debo tener cuidado.
—Se que no puedes dejar de pensar en ella, pero mientras más pronto lleguemos al corazón de la mazmorra más pronto saldremos todos de aquí — se limitaba a decir intentando levantar la moral de su compañero.
Bajaron las escaleras, Alastor se sujetaba de la sangrienta pared, sentía asco por lo fibrosa que se sentía.
—De aquí nada grato sale — musitó con desagradó.
—No puede ser... Viene uno... Pero el... Él es... — repetía llenó de nervios, mientras se escuchaba como algo o alguien subía por las escaleras.
Alastor que aún traía la antorcha aunque apagada la levantó, Fedell la encendió con su magia, siendo testigo del muerto-vivo salió de la oscuridad, su imagen recordó a Alastor al primer esqueleto que combatió, no, se trataba de ese mismo, no cabía duda alguna, su aspecto lucía mejor que antes pero igual de pútridos y corrompido.
—¡Es Gerdel...! O alguna vez lo fue — contaba su compañero, la noticia alarmó al guerrero.
—No... Eso... Eso quiere decir que… — logró decir con nervios antes de ser interrumpido.
—Me mataste... — salió una fantasmagórica voz del cadáver — ¡¡Tú me mataste...!!
—Alastor ¿Es cierto? — pregunto Fedell sin poder dar crédito a lo que oía, su compañero no sabía que decir.
—¡Siempre te envidie! ¡Tú! ¡Tú lo tenías todo! — fue señalado por el cuerpo dañado.
—¡Gerdel! ¡No hagas esto! — le pedía el arquero, temiendo de lo que podía hacer.
—¡Calla! ¡Tú eres el menos confiable de todos! — el ente tomo su hacha.
—Es verdad... Yo... Lo encaré... — reveló pálido, el muerto andante grito iracundo.
Podían sentir el resentimiento que cargaba el difunto Gerdel, Alastor se quedaba mudo, se sentía responsable de su muerte.
—Yo no sé cómo ocurrió... Él... — como un rayo vino a el sus recuerdos de cuando entró a las ruinas de la superficie de Hill's Mortem.
Cómo todos explotaban las de repitas ruinas, remanentes del gran castillo que alguna vez existió aún sobresalían del paisaje amarillento de la sequía, Alastor se acercó a una pared que aún se mantenía en pie, en ella estaba tallada un texto raro, pero no imposible de leer, recordando las clases de su madre adoptiva lo leyó. Llegó a él las imágenes del pasado, como una sombra merodeaba los pasillos del castillo incluso la villa era acosada por está fatídica presencia, repentinamente vio como un cuerpo era consumido por la naturaleza, dejando atrás huesos, pero de la muerte yacía la vida, donde estaba el cadáver ahora brotaba un verde césped e incluso flores.
¡¡Estas podrido!! ¡¡Nunca tendrás la vida eterna y menos el poder!!
Alastor se mareo al escuchar la estricta voz, sintió que sus piernas no lo podían soportar, sujetaba con fuerzas a su amigo aún en su deplorable estado.
Veía claramente a Gendel hablando con él, lo había encontrado pero Alastor se abalanzo contra su amigo, Gendel bloqueaba a su compañero e intentaba hacerlo entrar en razón, hasta que lo inevitable ocurrió, Alastor le rompió la cabeza, con pura fuerza de voluntad este continuó hasta que Alastor huyó.
—¡¿Que hice? — gritaba cayendo de rodillas al suelo, como si este pidiera perdón ante su atenuante error.
—Alastor calma, esto es cosa de este sitio, es culpa de Hill's Mortem, tu.. — le intentaba dejar en claro su compañero Fedell.
—Todos serán arrastrados a mi... Todos serán míos... — una espantosa voz se hizo presente, venía detrás de Alastor, era el cuerpo de Mirán.
—¡Lo ha tomado! ¡Hill's Mortem ha tomado su cuerpo! — Fedell se sentía nervioso de aquella perversa presencia — es tan retorcida el aura que proyecta.
—Lord Walter... Su señor... Y amó — dejaba en claro la entidad.
—¡Fedell sácalo de Mirán! — bramó Alastor sin soltar el cuerpo de su camarada, temiendo perderlo para siempre.
—No puedo... — retrocedía sintiendo su inmensa aura mágica, era una aberración que no podía soportar — el está fuera de toda lógica... ¡Es imposible!
—Fui tan ingenuo, pensé que podíamos llegar al corazón de este inhóspito sitio pero la realidad se me presentó — pensaba recordando como apenas lograron salvarse de los arkeds — fui un tonto, ahora solo queda una cosa.
Fedell corrió lejos de la pobre visión de Alastor, subiendo las escaleras, el aventurero se quedó sin habla, la perversa entidad río alzándose de la espalda del guerrero.
—¿Que es esto que siento? ¿Traición? ¿Egoísmo? ¿Acaso pongo mi deseo sobre ellos?— se pregunto al correr sin siquiera detenerse a pensarlo — creo que es tonto cuestionarlo ahora... Solo debo salir y volver con mi familia.
Sin aviso previo una pútrida mano sale del techo tomando el brazo de Fedell, este no pudo notarlo debido a la increíble presencia de Lord Walter, varias garras de muerte aparecieron para llevárselo, Alastor solo escuchó los gritos desesperados de su compañero al ser secuestrado, debido a la absoluta oscuridad él no pudo verlo y menos ir en su auxilio.
—¡¿Que sucede Fedell?! ¡Fedell! — gritaba angustiado pero ya no tuvo respuesta — no... Tu tampoco...
Más pútridos caminantes salieron de la cornisa de las escaleras, ellos sujetaron al guerrero, sintiendo las heladas respiraciónes de la muerte aceptando su fin, pero solo tomaron el cuerpo de Mirán, al percatarse Alastor se lanzó al rescate de su compañero, pero rápidamente es golpeado por uno de los cuerpos reanimados, era Gerdel.
—No puedo perderlos a todos... ¡No! — se negaba aceptar la cruel realidad, se puso de pie y saco su espada.
El hacha impacto contra la espada corta del guerrero, apenas el aventurero se recuperaba del gran impacto recibió la patada de Gerdel en su vientre siendo levantado del piso, cayó de rodillas al suelo intentando llenar de aire sus pulmones, antes de lograrlo recibe un puñetazo en el rostro desplomándose peligrosamente sobre el borde al abismo negro.