Hilo Rojo

8

Caleb

  —Entonces, solo para aclarar, lo que quieren es que me meta en el sistema de cámaras de seguridad de la ciudad para buscar grabaciones de un día en específico.

Cuando lo pone de esa manera suena como una jodida locura. No que no lo sea, pero en mi cabeza no luce tan mal.

Kathleen está nerviosa, puedo decirlo por la forma en la que pasa su mano por su cabello para acomodarlo a pesar de que está perfectamente peinado y en su lugar.

  —Si, eso es justo lo que queremos—ella hace una mueca antes de continuar—,  pero si crees que estamos pidiendo demasiado, no tienes que...

  —Está bien, solo quería saberlo. Puedo hacerlo, pero tardaré un rato—él comienza a teclear en la computadora—, primero tenemos que desviar la señal hacia otra parte por si descubren lo que hicimos, así no vendrán directo a nosotros, a mí no me importa, pero creo que ustedes han tenido suficiente de la policía por ahora.

Me río por lo bajo provocando que Kathleen sonría ligeramente y se relaje en su asiento, parece mentira que es lo único que hace falta para que la tensión en mi cuerpo desaparezca también.

Estoy mucho más que jodido.

A Griffin le toma media hora poder accesar a las cámaras mientras se queja una y otra vez de la poca seguridad con las que protegen su sistema y que si él trabajara ahí, ni el pentágono podría acceder.

Odio ver la forma en la que las manos de Kath tiemblan. Eso le sucede a menudo y, aunque intento no hablar de ello, me preocupa mucho.

Tampoco me agrada ver cómo se estremece cuando Griffin gira el ordenador en su dirección y comienza a reproducirle las grabaciones. Acerco mi silla más a ella y tomo una de sus manos para que sienta que estoy apoyándola.

  —Ese es el auto de Devon—Kathleen señala la pantalla después de diez minutos—, ¿Hay alguna forma en la que podamos seguir su camino con las demás cámaras?

Griffin teclea de nuevo y cambia las cámaras constantemente haciéndole caso a Kathleen. Mi atención se centra en la pantalla y no tarda demasiado hasta que lo veo.

En un momento de la grabación puedo ver un auto haciendo exactamente la misma ruta que el auto de Devon y no es que sea muy extraño, la ciudad es pequeña y podría ser una coincidencia.

La teoría queda descartada cuando Devon comienza a pasar por las mismas calles y el auto lo imita. A decir verdad, hay que darle algo de crédito porque mantiene una distancia prudente hasta que unos minutos después se le unen otros dos vehículos.

  —¿Puedes acercar la imagen para que veamos las placas de los autos que los siguen, Griff?

  —Puedo intentarlo, aunque no creo que la resolución vaya a ayudar demasiado—la imagen comienza a agrandarse de a poco antes de que se pierda por completo y mi ordenador muestre simplemente la pantalla de inicio—, ¡diablos!

  —¿Qué sucedió?

  —Alguien se adelantó, Caleb, borraron el archivo desde la fuente original, ¿quién más sabía que querían hacer esto?

  —Nadie—Griffin se adueña del ordenador—, pero puedes recuperarlo, ¿no?

  —No desde tu ordenador. Sinceramente amigo, es una basura—Griffin se ríe cuando nota la mala mirada que le dirijo—, iré a casa y trataré de obtener las placas, te las enviaré cuando las tenga—se levanta de la silla y le ofrece su mano a Kathleen—. Un gusto conocerte, eres una chica encantadora.

  —Un gusto, ojalá esta reunión hubiera sido en otras circunstancias.

Él le da una sonrisa que deja al descubierto sus dientes antes de salir de casa y dejarnos solos.

Los ojos de Kathleen están algo hinchados aún y eso me hace sentir aún más idiota. Debí haber estado con ella cuando me necesitaba en vez de evitarla y decirle estupideces.

  —Te dije que no me vieras de esa forma—Kathleen sonríe de lado burlándose de mí.

  —De verdad lamento la forma en la que me comporté, Kath, no te merecías nada de eso.

  —Bueno, tienes suerte de ser atractivo, de otra forma ya te habría botado—murmura antes de tomar un poco de té.

Me río un poco mientras ingenio una respuesta en mi mente, pero no tengo oportunidad de decir nada porque el timbre vuelve a sonar.

No recuerdo haber recibido tantas visitas en un día jamás, supongo que mi madre y yo nos estamos volviendo populares. Me encargo de abrir la puerta mientras Kath se endereza en su silla tratando de ocultar la curiosidad mientras mira hacia la entrada.

  —Caleb Meadows—una voz desagradablemente conocida llega a mis oídos—, qué gusto encontrarte en casa.

  —Detective Parker—murmuro con el ceño fruncido—, que gusto que lo hayan dejado salir a pasear sin su correa puesta. Su jefe debe preguntarse porqué no está cerca de su casa.

  —¿Va todo bien?

  —Tú debes ser Kathleen—el detective saca una pequeña libreta del interior de su saco—, si, claro, aquí estás. Novia de Devon Eads, quien acaba de morir, claro—se queda callado un momento y luego alza la vista para mirar a Kath directamente—, aunque estoy siendo maleducado, ¿Por qué no me hablas primero de cómo estuvo el psiquiátrico?

Mis músculos se tensan cuando las palabras escapan de sus labios, mis manos se vuelven puños y el enojo hace que mi respiración se acelere lo que provoca que el moretón en mi abdomen duela de nuevo.

Kathleen lo nota, lo sé porque pone una mano en mi hombro que pretende ayudar a calmarme mientras toma control de la situación.

  —¿Podemos ayudarlo con algo?

  —Si, me gustaría que ambos respondieran algunas preguntas.

  —¿Sin nuestros padres o abogados presentes?—el detective frunce el ceño—, estoy segura de que eso no es muy legal. Debería irse, detective Parker, a menos que quiera que mis padres le hagan una visita a su jefe.

  —Sé que crees que este tipo merece tu protección y la de tu familia, pero no es así. ¿Te ha contado lo que sucedió en Chicago?, fue acusado de intento de homicidio.



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En el texto hay: misterio, accion, amor

Editado: 11.02.2020

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