Hilo Rojo

9

Kathleen

Caleb está en el suelo acolchado del ring. Su rostro está rojo por el esfuerzo y los golpes, pero sus ojos se mantienen abiertos y eso me alivia un poco.

No, en realidad no.

No estoy aliviada, no estoy ni cerca de estar tranquila. Caleb está perdiendo la pelea recibiendo más golpes de los que puede conectar y lo único que quisiera justo ahora es poder subirme ahí para ayudarlo.

  —Afloja un poco mi mano, Kath, o terminarás por rompermela.

Le hago caso a mi hermana quien también luce desanimada y suelto su mano.

Lyle está junto a Christina con el rostro desencajado y las manos hechas puños. Ninguno de los tres está pasándola bien, creo que somos los únicos que no gritan como lunáticos.

Apuesto a que hacemos un contraste interesante en el público.

La campana suena, el chico se quita de encima de Caleb con una sonrisa burlona en el rostro que solo logra molestarme más. Es obvio que siente que ya ha ganado, y a juzgar por la apariencia que tiene Caleb, no lo culpo.

Aunque para ser completamente sincera no pienso que la situación esté siendo del todo justa.

El chico contra el que Caleb está peleando no solo es más alto que él, también es más musculoso y está en evidente mejor forma.

Quisiera poder acercarme a Cal, tratar de hablarle para que reaccione de una vez, pero Christina dice que eso probablemente lo haría distraerse más. Lo único bueno es que Griffin está con él, le habla de manera frenética mientras Caleb asiente exageradamente con la mirada pérdida en algún punto de su rostro.

Cuando la campana vuelve a sonar muerdo mi labio con nerviosismo.

El chico se acerca a Caleb y le dice algo que con todo el ruido a mi alrededor me es imposible descifrar, pero puedo ver cómo su expresión cambia totalmente.

Ha logrado hacerlo enojar. No creo que sea lo más inteligente que haya podido hacer.

Todo este pensamiento me toma solo un segundo, sin embargo, es el tiempo necesario para que la pelea cambie totalmente. Me cuesta darme cuenta de lo que sucede porque para cuando me doy cuenta, Caleb está encima del tipo y golpea su rostro en repetidas ocasiones.

El réferi intenta separarlos sin mucho éxito y es cuando Griffin sube al ring para ayudar.

La campana suena y un par de personas suben para revisar al chico tirado, después de unos minutos dicen algo y el réferi declara ganador a Caleb.

Christina y yo brincamos de nuestro asiento emocionadas, Lyle se mantiene sentado pero en su rostro aparece una media sonrisa que derrama satisfacción por todos lados. Griffin se lleva a Caleb tan pronto como escuchan la decisión. Ni siquiera tengo que mirar a mis acompañantes para saber lo que haremos.

Nos abrimos paso entre la multitud dando algunos codazos a los aficionados más frenéticos hasta que llegamos a la pequeña habitación que se le fue asignada a Caleb.

  —Tienes que tranquilizarte—Griffin lo obliga a sentarse en la banca de metal en la pared frente a la puerta—, estaba inconsciente, Caleb, seguro que entendió la lección.

  —Ese jodido idiota no lo entendió. Tuviste que haberme dejado acabarlo.

  —¿Caleb?

Ambos miran hacia la puerta y mi corazón duele cuando veo su rostro lleno de magulladuras. Estoy segura de que le quedará un moretón en el pómulo.

Caleb se levanta de la banca y viene hasta mí con largas zancadas. Pone una mano en mi nuca y luego estampa sus labios contra los míos de manera un poco brusca, pero no me pone incómoda.

Le correspondo el beso que dura solo unos segundos porque enseguida se separa de mí con una mueca de dolor.

  —Llamaré a los médicos para que te revisen.

Griffin sale de la habitación mientras empujo suavemente a Caleb de vuelta hacia la banca metálica.

  —Estás muy lastimado—murmuro un poco asustada.

  —Y aún así sigo siendo muy guapo—suspira—, tienes mucha suerte de tenerme.

  —Bueno, su ego está intacto, eso significa que no lo golpearon lo suficiente.

  —Vamos, Holt, admite que incluso en este estado, sigo siendo más guapo que tú.

  —Generalmente discutiría contigo, pero después de la golpiza que te dieron,  creo que te dejaré ganar está vez.

Las palabras de Lyle lo hacen molestarse de nuevo. Sus labios se vuelven una fina línea mientras trata de contenerse para no levantarse de su lugar.

  —Cuando tenga a Scott enfrente le arrancaré la cabeza.

  —No, no vas a hacerlo—un hombre de lentes entra en la habitación con un sobre amarillo en la mano—, ninguno de mis peleadores va a destrozar a otro abajo del ring, ¿tienes un problema con él? resuelvelo en la pelea.

  —Eso planeaba hasta que el réferi decidió interferir.

  —Scott estaba inconsciente, tenía que terminar la pelea antes de que lo mataras.

  —¿Pero ahora está bien?—pregunto un poco preocupada.

  —¿Qué importa?—Caleb frunce el ceño—, ¿qué más da si sigue desmayado en el jodido ring?

  —Si que importa, tuviste problemas con la policía y si ese tipo Scott decide hablar con ellos...

  —Nadie va a hablar con la policía, muñeca—el hombre me sonríe de lado—, todos aceptan venir y se les paga por hacerlo, así que Caleb no tendrá problema. Esto es para ti, por cierto—le da el sobre amarillo—, hay algo extra porque duraron más de lo acordado. Me diste un susto ahí arriba, creí que perderías.

  —Te dije que estaba listo para volver.

  —Y ahora estás listo para descansar. Deja que te revisen antes de irte a casa, te veré en una semana en el gimnasio para hablar de una propuesta que quiero hacerte.

Cuando se va, Griffin entra acompañado de dos paramédicos que limpian el rostro de Caleb y aplican algunas medicinas en sus golpes. Él no se queja en ningún momento, pero hace muecas constantemente.

Una hora después estamos todos en el auto con Christina al volante. Caleb está a mi lado con la mirada perdida en la ventana de su lado, tiene una expresión de depresión que luce incluso más miserable cada que la luz de la calle ilumina su rostro.



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En el texto hay: misterio, accion, amor

Editado: 11.02.2020

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