Siempre he querido escribir una historia de amor, de esas que a quienes las viven les quedan las caricias, los besos, las pasiones, los problemas, los deseos; de esas que en la piel no quedan grabadas cicatrices si no el recuerdo de un amor verdadero y desesperado que lucharon por mantener.
Recuerdo haberlos visto varias veces con las manos unidas, riéndose y sonriéndose el uno al otro, a veces callaban , a veces sus labios jugaban y sus manos acariciaban sus rostros, se abrazaban con tal desespero que parecía que sus cuerpos se fundirían en cualquier momento
Recuerdo que varias veces los segui en sus escapadas y veía como poco a poco su amor iba creciendo ; los observaba cuando cruzaban la calle y en un rincón solian llenarse de besos y caricias. Yo escuchaba sus susurros , sus te amos, sus annelos y sus deseos-, yo escuhaba los latidos de dos corazones sangrantes destinados a amarse y no poder estar juntos, yo escuhaba el sonido bajo de sus suspiros.
Y pensar que huyeron tanto tiempo de mi,¡yo que hago de las historias de amor las mas bellas!
Mi trabajo es unir a los corazones , a través de un hilo rojo que los conectara toda su vida, , mi trabajo es que a medida que pasa el tiempo esos corazones se hagan mas cerrcanos, hasta donde ya no haga falta un hilo para unirlos. Pocas veces suele haber ecepciones, por eso presisamente recuerdo el dia en que los conoci.
yo había tomado el bus para llegar a la calle 72 pero ese dia el transito de la calle principal no era el conveniente, me resigne, iba a llegar tarde. Camine las pocas cuadras que separaban la parada de bus con mi destino y me encontré ante las puertas de una institución. No estaba allí por ellos, de hecho , no tenia planeado encontrármelos hasta dentro de unos cuantos años, pero al momento en que entre en aquel lugar sentí una presencia inquietante. Dije que pocas veces solian haber ecepciones en mi trabajo , esta era una de ellas, en el suelo había un rastro , y supe lo que significaba.
Segui antento el rastro y me condujo a un salón, alse la vista “salón 7” entre abri la puerta y todos los ojos se posaron en mi.
Buenos días jóvenes. Dije y al momento un coro de voces me respondio, otros tantos tenia la vista en sus pupitres. Ellos estaban al final del salón sentados uno al lado del otros, y el charco de sengre en el suelo se hacia cada vez mas grande. “ estos son los corazones malditos” pensé y sentí lastima por ellos, quizá hubiera podido hacer algo si hubiera llegado antes.
De sus corazones se desprendían un par de hilos ensangrenados, y parecian tan resientes que lamente no haber llegado antes. Ahora su amor estaba maldito estaban condenados a amarse , pero una fuerza iba a separlarlos durante toda su vida, hay aquellos corazones que deciden rendiarse ahorrándose ese sufrimiento pero permanecen vacios por siempre, pocos casos he visto que sea lo contrario, y rara vez consiguen su propósito pero hay quienes lo intentan, se buscan el uno al otro y se encuentran , quizá esa sea la parte mas fácil pero con cada paso que dan en esa dirección su corazón empezara a sangran hasta que su fuerza de vida alla acabado. Es difícil ingorarlos cuando aquel raatro se hace cada vez mas grande, cuando un amor tan hermoso termian de este modo. Al momento de su muerte serán sus corazones en venganza a lo sucedió impondrán esa misma maldición a otras dos almas .
Y asi es, la historia suele repetirse, desde hace miles de años es asi…y pensar que crei que quizá no me volveria a topar con ella.
Mire sus rostros, nunca los olvidaría. Sali de aquel lugar dándoles una mirada triste, mientras escuchaba como el profesor retomaba sus calses y un murmullo de voces desaparecia a mis espaldas.
Quizá los vuelva a encontrar algún día.
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Editado: 12.07.2019