Sinopsis.
—Dafne no corras, te puedes caer amor— escucho el regaño de mi madre mientras me dedico a perseguir a Jonathan.
—Ya no soy una niña mama, eso no pasara— dijo mientras me detengo en busca de aire. —, solo tengo… que alcanzarlo.
Respiro agitadamente y veo la gran sonrisa de satisfacción en el rostro de Jonathan. Me ha hecho perseguirlo casi toda la tarde y no he podido siquiera estar lo más cerca para al menos tocarlo. Esta recostado de brazos cruzados en uno de los árboles que adornan el extenso jardín de la casa de verano de mis padres.
Desde que tengo uso de razón estoy viendo a Jonathan cada día de mi vida, no recuerdo el momento exacto en donde lo conocí, solo se que hemos crecido juntos. Las mayorías de las cosas las solemos hacer juntos, nuestros padres han sido amigos y socios desde que eran muy jóvenes.
—Eres muy cruel y egoísta Jonathan, soy casi tu hermana no puedes tratarme de esta manera— llego a su lado.
—Casi se nos muere la princesa— se burla su hermano menor jordán.
—JA JA JA— expreso con mis ultimas fuerzas.
—Chicos ya paren de juegos y vengan aquí— nos grita la madre de Jonathan y jordán.
—Vamos— gritamos todos.
—Algún día me atraparas. Tal vez cuando crezca un poco más— Jonathan pasa por mi lado y toca mi hombro.
—Esa es una de mis metas— suelto con sarcasmos.
No dice mas y lo veo alejarse, lo miro por varios segundos y escucho la risa ronca de su hermano detrás mío, me volteo a donde se encuentra y noto la diversión en su rostro.
—¿Qué te parece tan gracioso jordán?, ¿acaso soy tu payaso personal? — pregunto con molestia.
—No princesa, no eres mi payaso personal.
—¿Entonces? — arqueo una de mis cejas.
—solo tengo una pequeña duda— se acerca a mí.
—¿Cuál si se puede saber? — le restó importancia.
Sonríe.
—Solo quiero que ese día llegue— dice.
—¿Qué día? — pregunto confusa.
Se acerca mas a mi y tengo que elevar un poco mi rostro debido a la gran diferencia de altura.
—El día en que ambos por fin admitan lo que siente. Ese día.
Ahora soy yo la que rio. Lo hago tan fuerte que nos llevamos las miradas de nuestros padres y de Jonathan quien nos mira con curiosidad.
—Eso nunca pasara, comprendes— musito luego de un tiempo.
—Yo creo que si— Jonathan alterno su mirada entre su hermano menor y yo. —. Ya lo veras.
Editado: 12.11.2024