Capítulo 28.
Jonathan.
Papá desliza la carpeta sobre la mesa extendiéndomela, la tomo para ver si contenida y rectificar lo que le inquietaba esta mañana al llegar a la empresa.
Son los números reales de las empresas de Russell.
Miro cada cifra de número fijándome en que todo esté en orden y no hay ni un solo error, por más pequeño que sea.
—No firmo con él aún— menciona papá. —. Ernesto aún no lo mira y tú hermano tampoco, pero quiero ver qué piensas antes Jonathan. Tú lo conoces mejor que tu padrino y yo.
Miro por última vez cada impuesto activo que hay frente a mí asegurándome que se iguale a su capital. Todo está en perfecto orden, pero no me fío.
—No hay nada fuera de lugar papá. Es un balance limpio y muy ordenado, tiene detalladamente cada movimiento que han hecho los Russell desde sus empresas.
—Firmaremos esta noche Ernesto y yo para que ya sea parte de la asociación y sabes que no solo seremos nosotros— a pesar de que esto es un enorme riesgo él se muestra bastante tranquilo en su silla detrás de su escritorio. —. Dafne, Sara y tu madre deberán de aceptar esa unió como propietarias.
—Lo sé papá— afirmó dejando la carpeta sobre el escritorio.
—Pero no deberíamos de involúcralas en esto ¿no?— pregunta Jordán.
—No podemos hacer nada hijo, ellas son propietarias al igual que nosotros y Dafne lo es mucho más— papá suelta un suspiro. —. Esta son a las cosas que ella debitará de enfrentarse en un futuro como presidenta.
Jordán asiente.
—¿Entonces la veremos esta noche en la cena?
—Si— me observa a mí ahora. —. ¿Tú qué opinas de eso Jonathan?
—Él está encantado papá. Esa será su excusa para tener más cerca a Dafne— se burla Jordán y lo fulminó con la mirada.
No hay fallos en su respuesta, pero de todos modos no debería de exponerme así.
—Me parece bien que Ernesto ya la dejé involucrase en estos temas papá. Dafne es inteligente y ella sabría perfectamente cómo acoplarse a esto, no hay problema si ella algún día necesitaría mi ayuda.
—Tu encantado— ironiza Jordán.
Ruedo los ojos hacia él mirándolo con cansancio. Es un fastidio cuando se lo propone.
—Deja de molestar a tu hermano Jordán— pide papá.
—Estoy confiado en que ella lo hará excelente papa. Falta poco para que ella termine la carrera y tome el control.
Mi padre mueve su cabeza asistiendo.
—Es la hija de Ernesto y el no la va a dejar fallar—asegura papá. —. Es bueno que le vayas dando tu ayuda desde ahora a Dafne. Ambos necesitamos que ustedes estén muy comprometidos en esto. ¿De acuerdo?
—De acuerdo.
…
Termino de revisar todas las anotaciones que la secretaria de mi padre me entregó hace hora, debo de revisarla detalladamente y que todas estén en orden. Falta muy poco para que firmes con Esteban y su padre para unirse como socios.
Esa unión sigue sin darme ninguna confianza. Russell no es un santo al cual se le pueda encender una vela a confianza. Mientras estuve en Londres fui testigo de todos los negocios turbios que su padre realizaba en el país y de cómo jugaba con las empresas que se asociaban a él hasta llevarla a la ruina. Me preocupa que el trabajo de mi padre o Ernesto se vaya al carajo solo porque él así lo decida.
Debo de estar muy atento a cada paso que den ambos desde ahora. Aun no sé del todo sus intensiones con esta unión.
Cierro la carpeta desbloqueando mi teléfono para enviarle un mensaje a Dafne.
—Te veo muy concentrado ahí— la horrible voz de Esteban Russell llena el espacio de la que será mi nueva oficina en unos días. Debo de hacerme la idea que ahora será así.
Levanto mi vista encontrándolo recostado en la entrada.
—Algunos si trabajamos en los que nos interesa Russell y no esperamos a que nos simplifique la vida nuestro padre— le contestó reclamándome en mi asiento.
—Inspirador Robinson— se burla dando dos pasos hacia delante, adentrándose en mi oficina. —, pero de todas maneras no vine a eso, a escuchar tus consejos.
—¿Entonces qué haces aquí?— indago.
—Vine a que me digas en qué universidad va Dafne— se cruza de brazos delante de mí con prepotencia. —. Tengo planeado pasarla a buscar hoy y proponerla almorzar antes de la reunión de esta noche.
Tenso mi mandíbula, el solo lo hace para molestarme y lo peor es que lo consigue.
—¿Y esperas a que sea yo el que te de su ubicación?— preguntó. No lleva dos minutos en mi oficio a y ya quiera romperle la cara.
—Por algo estoy aquí ¿No?
—¿Porque no sé lo pediste a su padre?— preguntó. —Ernesto te podría dar esa ubicación mejor que nadie.
—Me interesa que me la des tú no él— responde. —. Tengo más confianza contigo que con mi futuro suegro.
La tensión en mi cuerpo aumentó y lo único que provoca son mis ganas de golpearlo hasta desaparecerle su cara de princesa.
—¿Tu futuro suegro?
—Como lo escuchas Robinson. Quiero invitar a salir a Dafne y conocerla más a fondo, ella me interesa— me mira sonriente. —. Ya te lo había dicho ¿No?
Me levanto de mi asiento perdiendo la poquita paciencia que conservaba. Está mal si piensa que lo voy a dejar acercase a mi Dafne.
—No te vas a acercar a ella— golpeó la mesa con mis puños cerrados. El golpe palpita en mis nudillos por lo fuerte que lo hago, pero no muestro ninguna molestia. —porque estás tan empeñado en joderme Russell.
—Porque me gusta— hace una pausa satisfecho. —. Ambas cosas Jonathan. Me gusta Dafne y me gusta verte así. Si no recuerdas tu me jodiste primero y de la misma manera— me señala.
—No te quiero cerca de Dafne, ella es…
—Ella no te pertenece Jonathan— me interrumpe. —. Por más que tú quieras creer que si ella no lo hace y por lo poco que he observado, ninguno de los dos está muy ansioso por contarles a sus familias que están juntos. ¿Por qué?
—No te incumbe— escupe entre diente.
A mi no me importarían las consecuencias y técnicamente ya mis padres saben lo mucho que Dafne me gusta. A mi madre no se lo confirmado aún, pero ella ya debe de hacerse la idea y Jordán ha sido testigo de todo lo que ha pasado entre los dos. La que más me importa es ella y como puedan reaccionar sus padres con esta noticia, ellos sí nos consideran hermanos y nunca lo aceptarían.
—Sus familia no lo aceptaría— da justo en el clavo. —. A diferencia de mí.
—Ernesto nunca te dejaría estar con Dafne. Ella es una joya invaluable para sus padres y nunca se las darían a alguien que no la sepa valorar, en pocas palabras ese no serías tú.
—Ni tú, por lo que veo. Estamos en la misma punta del barco Robinson.
—Esto lo hace por lo de Sasha ¿Cierto?— entrecierro mis ojos hacia él. Esteban siempre ha odiado el hecho de que le quite tan fácil a su novia. —. Ya supéralo Russell.
—No tengo nada que superar, Sasha dejo de ser importante en mi vida. Ya te la puedes quedar ahora tengo otros planes y en ellos veo a una sola, Dafne.
Muevo mis pies rodeando el escritorio llegando hasta el. Alza su rostro sin ningún temor de lo que pueda ir a pasar en esto instante.
Sus ojos hacen guerra con los míos y ninguno de los dos está dispuesto a arder.
—No te lo voy a repetir dos veces Russell, aléjate de Dafne.
…
Estaciono el McLaren detrás de otro que reconozco a la perfección. Es el de Jordán. Y no me equivoco en reconocerlo cuando bajo del mío y caminando unos metros para encontrarlo consumiéndole la boca a Paula sin ningún pudor. Mire a todos lado en busca de Dafne y no la veo.
—¿Donde está Dafne?— preguntó sin obtener respuesta. Ello sigue en su momento. —. Jordán.
—Por allá— hace una seña con su mano volviendo a besar a Paula.
Resopló volteando mi vista hacia donde me indicó y la veo a unos cuatro metros de mí, está conversando con otra chica concentradamente.
Gira su rostro unos segundos encontrándome cerca de Jordán, Paula y su momento muy personal. Ella termina de darle lo que parece son algunas direcciones a la chica del campus y se acerca a mí con una sonrisa.
—¿No pensé que vendrías a buscarme hoy?— me besa antes de que pueda contestar. Mis brazos se cierran al rededor de su cuerpo siguiendo el beso. —. Le había dicho a Carlos que pasara por mí.
—Puedes llamarlo y decirle que ya no lo necesitas.
Entrelazó su mano con la mía caminando hacia mi McLaren estacionado. La ayudo con algunos libros y notas que lleva en su mano para que pueda entrar al auto.
—¿Vamos a dejarlos aquí?— pregunta refiriéndose a la pareja delante de nosotros. Sostengo la puerta para entre. Mirando en la dirección e la que se encuentra mi hermano y por el espejo de su retrovisor visualizo un auto negro que reconozco a la perfección. Russell.
Editado: 12.11.2024