Hilo Rojo (poemario)

IV

Acabo de despertar y hasta hace unos minutos estaba contigo, ojalá y hubiese sido físicamente.

Tal vez parezca ilógico pero, por la madrugada, he ido hasta donde estabas, me he colado por debajo de tus sábanas, poco a poco para no despertarte. Te observe por completo, tendida sobre la cama, tan dulce, tan suave, tan dócil, tan bonita como siempre.

No quería retirarme pero como bien lo sabes, el alma no puede separarse mucho tiempo de su contenedor, así que tome tus manos, puse mi rostro frente al tuyo y te di un beso, uno de esos besos que tanto te gustan: un beso tierno, cálido e inocente. Te susurre al oído lo importante que eres para mí y me retire lentamente haciendo el menor ruido posible.

Para muchos, podría ser sólo un sueño. Para mí, fue real.

Tal vez la única persona que me crea seas tú y con eso me basta.

¿Sabes? Te ves muy bonita cuando duermes.



#31389 en Otros
#10075 en Relatos cortos

En el texto hay: poesia, romance, prosa

Editado: 11.11.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.