"Hilos del Destino: Lúmina Bajo el Velo"

Capítulo 1 — El Encuentro

La lluvia caía con fuerza sobre Lúmina, golpeando los techos de metal y los charcos que deformaban los neones de las calles. Cada reflejo brillaba con un color distinto: azul eléctrico, violeta intenso, rojo pulsante. Aria Delwyn avanzaba rápido entre los callejones, la capucha sobre la cabeza, ajustando el abrigo para protegerse de la tormenta. El agua empapaba sus botas y el sonido del agua golpeando el pavimento era casi ensordecedor.
Sentía los hilos emocionales a su alrededor, invisibles para todos excepto para ella, vibrando con vida propia. Cada roce humano podía abrir un hilo inesperado, y eso significaba sentir emociones ajenas: alegrías, miedos, dolores… la vida de los demás como si fuera propia. A cada paso, su corazón latía con la prudencia de quien sabe que un simple error puede delatarla.
Un temblor recorrió el aire, como un zumbido que solo ella podía percibir. Un hilo emocional acababa de romperse muy cerca, y ese tipo de ruptura atraía a las criaturas oscuras que merodeaban la ciudad. Aria maldijo en silencio, el aire cortando su garganta con la advertencia de peligro.
Se escondió en un callejón estrecho, húmedo y maloliente, donde las sombras parecían más densas que en el resto de la ciudad. Entonces lo vio: Kael Rennor. Caminaba con paso firme, con los hombros tensos y la mirada fija, como si dominara cada rincón de Lúmina y no tolerara distracciones. Su presencia hizo que un hilo emocional inesperado naciera entre ellos: un hilo plata-azulado que brilló por un instante, conectándolos.
—Imposible… —susurró Aria, su voz temblando apenas perceptiblemente—. No puede ser…
Kael se detuvo de inmediato, los ojos recorriendo el callejón, buscando la fuente de esa perturbación que apenas podía explicar.
—Sal de ahí —ordenó, sin alzar la voz, pero con una autoridad que no admitía discusión.
Aria contuvo la respiración, sintiendo cómo el hilo vibraba con fuerza, como si sus corazones se reconocieran antes de que sus mentes pudieran entenderlo. Antes de que pudiera reaccionar, una criatura descendió desde el techo, sus ojos rojos y brillantes contrastando con la oscuridad húmeda del callejón.
Kael reaccionó al instante. Sus manos se elevaron y una barrera de energía azul chispeante surgió entre ellos y la criatura. La luz iluminó los charcos y reveló las grietas de los muros húmedos. Aria levantó las manos, concentrando sus hilos emocionales en un torbellino brillante que envolvía sus dedos como filamentos de luz pura.
—Tú eres… —Kael quedó sin palabras, sorprendido por la potencia de su magia—.
—No me delates —susurró Aria, agotada, mientras los hilos entre ambos chispeaban, reflejando miedo y tensión.
Por un instante, el hilo brilló con fuerza, ardiendo como si quisiera fundirlos en un solo pulso de energía antes de desvanecerse temporalmente. La criatura chilló, atacando la barrera que Kael había creado. Aria sintió cada impacto como si fuera un golpe en su propio pecho, y el miedo la obligó a concentrarse más intensamente.
—Esto no debería estar sucediendo… —murmuró Kael, con el ceño fruncido, mientras observaba a Aria manipular los hilos con una precisión que desafiaba las reglas del Consejo.
—Tampoco tú deberías ver los hilos —respondió ella, jadeando, la respiración entrecortada.
Kael entrecerró los ojos. Solo los Tejedores o los “destinados” podían percibirlos de esa manera. Un hilo entre ambos vibró de nuevo, reflejando una conexión que iba más allá de la magia: una advertencia de que algo mucho más grande estaba a punto de ocurrir.
La criatura, incapaz de penetrar la barrera y atrapada en los hilos de Aria, chilló por última vez antes de desintegrarse en un humo oscuro que la lluvia disipó en segundos. Aria cayó de rodillas, exhausta, y Kael la sostuvo firmemente.
—No vuelvas a hacer eso sola —dijo él, con voz grave, mezclando enojo y preocupación.
—No tenía intención —susurró ella—. Pero necesitamos respuestas… y sobrevivir.
El hilo entre ellos brilló suavemente, un recordatorio silencioso de que su destino se estaba tejiendo en conjunto. Desde lo alto, una sombra los observaba, y una voz apenas audible murmuró:
—La Tejedora ha despertado. El Velo comenzará a romperse muy pronto.
Aria y Kael intercambiaron una mirada cargada de significado. Ninguno de los dos sabía aún hasta qué punto sus destinos estaban entrelazados, pero algo era seguro: no podían confiar en nadie más, y la ciudad misma los necesitaba vivos.

Bj: espero les guste es mi primera vez , corrijo primera historia hetero 🥹




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