"Hilos del Destino: Lúmina Bajo el Velo"

Capítulo 11 — Donde Nacen las Nuevas Conexiones

La ciudad de Lúmina despertaba con un brillo distinto aquella mañana. El sol se filtraba entre las torres restauradas, reflejando un mosaico de hilos luminosos que cruzaban las calles y tejían un tapiz que parecía sostener la ciudad entera. Aria caminaba junto a Kael, notando cómo la gente observaba con asombro sus propios hilos, y cómo los niños reían al ver los colores vibrantes que se entrelazaban en el aire.
—Nunca pensé que vería algo así —murmuró Kael, entrelazando sus dedos con los de ella—. Y ahora todos pueden sentirlo. Todos pueden verlo.
Aria asintió, absorbiendo cada detalle. Cada hilo contaba una historia: alegrías, miedos, recuerdos, decisiones. Pero también había hilos rotos, oscuros, que necesitaban guía y sanación.
—Vamos —dijo ella—. No podemos dejar que se pierdan en su propia confusión.
Al doblar la esquina hacia la plaza central, se encontraron con Maelric, cuyo bastón brillaba con suaves runas plateadas. Su rostro reflejaba orgullo y preocupación a la vez.
—Aria, Kael —saludó—. La ciudad late con magia visible, pero no todos saben cómo sostenerla. Necesitamos organizar a quienes guiarán a los demás.
Detrás de él, Selia llevaba esferas de luz azul que giraban suavemente sobre sus manos, emitiendo un resplandor calmante. Su mirada se posó en Aria.
—Los que sienten miedo o dolor necesitan nuestra atención primero —dijo—. Algunos hilos están tan dañados que la magia por sí sola no basta.
A lo lejos, un grupo de jóvenes practicaba con sus hilos recién despertados. Entre ellos, Lyren destacaba, intentando imitar los gestos de Aria con entusiasmo y torpeza. Una corriente de energía chispeó entre sus dedos, provocando risas y algún que otro sobresalto.
—Cuidado —advirtió Kael con una sonrisa—. La energía no siempre sigue la intención.
Mientras tanto, Thalia se acercó, su mirada llena de ansiedad. Sostenía a su hijo pequeño, observando los hilos que conectaban a su familia con un asombro mezclado con miedo.
—No entiendo… —susurró—. ¿Cómo podemos controlar esto?
Aria se inclinó hacia ella, con suavidad, tocando los hilos que unían a Thalia y su hijo. Una corriente cálida recorrió sus manos.
—No necesitas controlarlo todo de inmediato —dijo—. Solo deja que los hilos te guíen. Nosotros te ayudaremos a comprender.
Un murmullo recorrió la plaza. Algunos ciudadanos mostraban hilos oscuros y quebrados, y otros, de colores desconocidos que no se habían visto antes. Fue entonces cuando Aria sintió un estremecimiento: estos nuevos hilos parecían… inestables. Diferentes. Como si fueran semillas de un poder que aún no comprendían.
—Kael… algo cambia —dijo ella, frunciendo el ceño—. Algunos hilos tienen energía propia. No todos los ciudadanos están listos para esto.
Él tomó su mano, y sus hilos brillaron entrelazados con los de ella, proyectando calma.
—Lo sé —respondió—. Pero no estamos solos. Maelric, Selia, Eldan… todos nos ayudarán. Y cada hilo que toquemos, cada corazón que guiemos, hará que la ciudad crezca más fuerte.
Un repentino resplandor llamó su atención desde el extremo de la plaza. Una joven mujer, desconocida hasta entonces, apareció entre la multitud. Su cabello negro caía sobre sus hombros, y sus ojos brillaban con una intensidad extraña, casi eléctrica. Hilos dorados y plateados flotaban alrededor de ella de forma caótica, como si la magia misma tratara de escapar de su control.
—¡Aria! ¡Kael! —gritó la mujer, con voz decidida—. Necesito su ayuda. Mis hilos… no los puedo contener.
Aria intercambió una mirada con Kael, sintiendo la mezcla de emoción y alarma que siempre traía lo desconocido. Esta nueva llegada era un desafío, pero también una oportunidad: cada encuentro, cada hilo, cada ciudadano con magia era una pieza más en el tejido de Lúmina.
—Vamos —dijo Aria, respirando hondo—. Esta es solo la primera de muchas pruebas.
Y mientras se acercaban, los hilos de la ciudad vibraron más intensamente, como si ellos también supieran que una nueva aventura apenas comenzaba. La luz de Lúmina se extendía sobre ellos, cálida y esperanzadora, pero llena de misterio y posibilidades infinitas.

Continuará…



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En el texto hay: romance, drama, aventura

Editado: 21.12.2025

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