"Hilos del Destino: Lúmina Bajo el Velo"

Capítulo 19 — Riesgos y Hilos Ocultos

La ciudad de Lúmina despertaba con un aire tenso. No era solo la vibración de los hilos; un extraño pulso mágico recorría los edificios, alertando a los guardianes.
Aria y Kael caminaban por las calles centrales, atentos a cualquier alteración de los hilos. Pero al llegar a una plaza, un portal del Velo se abrió inesperadamente, liberando criaturas que se movían con rapidez y violencia, atacando todo a su alrededor.
Raven y Tharen estaban en la periferia de la plaza, asegurando un grupo de ciudadanos. Una criatura gigantesca saltó hacia Tharen. Antes de que pudiera reaccionar, Raven lo empujó hacia un lado y recibió el golpe directo, tambaleándose pero sosteniéndose firme.
—¡Raven! —gritó Tharen, el corazón latiéndole rápido—.
Raven se levantó rápidamente, ajustando su espada mágica:
—¡Nos cubrimos entre los dos! ¡Céntrate en la criatura!
Mientras esquivaban ataques, Tharen logró conjurar un rayo de energía que derribó a la criatura, pero otra surgió detrás de él. Raven lo empujó de nuevo, sujetándolo de los hombros. La proximidad no pasó desapercibida, pero ninguno decía nada; el peligro era lo único que importaba.
A unos metros, Selia corría entre escombros, tratando de estabilizar hilos que habían sido desgarrados por la violencia. Eldan apareció de repente, bloqueando un ataque de una criatura que estaba a punto de golpearla. Selia respiró aliviada, pero su corazón se aceleró; la admiración por Eldan crecía cada vez que lo veía protegerla o intervenir con calma en el caos.
Aria y Kael se abrieron paso entre la multitud, coordinando movimientos para alejar a los ciudadanos del peligro.
—Kael, cubre la izquierda, yo voy a la derecha —dijo Aria, lanzando un pulso de energía para desviar a una criatura.
Mientras los protagonistas mantenían el equilibrio de la situación, Raven y Tharen se movían juntos, cubriéndose mutuamente de ataques repentinos, esquivando escombros que caían de los edificios. Cada acción reforzaba su vínculo de confianza, sin necesidad de palabras.
Selia, mientras ayudaba a un grupo de civiles, no podía evitar seguir a Eldan. Cada vez que él intervenía, parecía un guardián invencible; ella lo asistía en silencio, ajustando hilos y anticipándose a los movimientos de las criaturas. Su preocupación y admiración eran evidentes en cada gesto, aunque Eldan seguía concentrado, inconsciente de los sentimientos que despertaba.
La batalla duró minutos que parecieron horas. Cuando finalmente los guardianes lograron cerrar el portal y las criaturas desaparecieron, la plaza estaba destruida, los hilos vibrando intensamente, y todos respiraban con dificultad.
Raven apoyó la espalda contra un muro, observando a Tharen que ajustaba su capa, ensangrentada y cubierta de polvo. Ninguno dijo nada, pero un entendimiento silencioso quedó entre ellos: se necesitaban para sobrevivir.
Selia se acercó a Eldan, apenas lo suficiente para ajustar un hilo que vibraba cerca de sus pies. Él asintió con una mirada breve, pero ella sintió que su corazón se aceleraba. Una emoción contenida que solo ella podía percibir.
Aria y Kael se reunieron en el centro de la plaza, evaluando los daños.
—Esto no fue un simple fallo de hilos —dijo Kael—. Algo o alguien está alterando el equilibrio del Velo y la ciudad.
—Y mientras tanto —añadió Aria, mirando a sus compañeros—, debemos proteger a todos, incluso cuando los peligros aparecen donde menos los esperamos.
Los hilos vibraban con fuerza, la ciudad parecía respirar con dificultad, y la sensación de que lo peor aún no había llegado se instaló en cada corazón. Entre ellos, pequeños vínculos se habían formado: Raven y Tharen habían aprendido a confiar ciegamente el uno en el otro, y Selia había sentido el primer impacto de su admiración por Eldan.

Continuará…



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En el texto hay: romance, drama, aventura

Editado: 21.12.2025

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