"Hilos del Destino: Lúmina Bajo el Velo"

Capítulo 24 — Sombras que Susurran

La noche sobre Lúmina estaba teñida de azul y violeta, y la niebla arrastraba un frío húmedo que se filtraba entre los edificios. Los hilos de la ciudad vibraban con intensidad, reflejando la energía residual de las recientes batallas y anticipando movimientos invisibles. Cada calle parecía respirar, como si la ciudad misma contuviera la respiración ante lo que estaba por suceder.
Aria y Kael avanzaban por una avenida elevada, observando los hilos que oscilaban en patrones extraños. Los fragmentos de energía que caían de los edificios amenazaban con romperlos si no intervenían.
—No es normal —murmuró Aria, ajustando sus manos sobre los hilos—. Cada vibración parece dirigida, como si alguien estuviera jugando con los destinos desde la sombra.
—Lo sé —respondió Kael, tensando los músculos—. Debemos mantenernos juntos. Cualquier distracción podría costarnos caro.
Desde un tejado cercano, Raven observaba la plaza donde un grupo de criaturas del Velo había surgido entre la niebla. Tharen estaba a su lado, evaluando las rutas de ataque y protección. Cuando una criatura descendió rápidamente hacia Tharen, Raven reaccionó sin dudar, empujándolo hacia un lado justo antes de que el ataque lo alcanzara. Tharen lanzó un hechizo que derribó a otra criatura, y ambos continuaron moviéndose entre los escombros con sincronización perfecta, sus acciones hablando más que cualquier palabra.
—Cuidado a tu derecha —advirtió Raven, desviando un rayo que se dirigía a Tharen mientras él cubría a los civiles cercanos.
—Recibido —contestó Tharen, ajustando su posición sin mirarlo.
Mientras tanto, Selia avanzaba entre calles estrechas, ajustando hilos que se retorcían violentamente y liberaban chispas de energía inestable. De repente, una criatura surgió de un portal lateral y se lanzó hacia ella. Eldan apareció en el instante justo, bloqueando el ataque con un gesto preciso y empujando a Selia fuera del alcance del impacto.
—Gracias —dijo Selia, sin dejar de mover sus manos sobre los hilos.
Eldan no respondió verbalmente, pero un leve gesto de cabeza y una mirada calculadora bastaron para que Selia comprendiera que estaba segura. Algo en sus movimientos y en la manera en que anticipaba cada amenaza despertó en ella una atención silenciosa; observaba cada gesto sin quererlo, pero sin comprender del todo qué sentía.
Al mismo tiempo, Aria y Kael se enfrentaban a un portal que comenzaba a filtrarse nuevamente, liberando energía oscura y fragmentos inestables de hilos. Kael lanzó pulsos de energía para contener la apertura, mientras Aria ajustaba los hilos cercanos para evitar que la energía dañara a los ciudadanos.
—Aria, debemos sellarlo rápido —dijo Kael, su voz grave mientras la tensión aumentaba—. Si no lo hacemos, los hilos podrían colapsar y la ciudad sufriría daños irreversibles.
Mientras los guardianes principales se enfocaban en el portal, Raven y Tharen cubrían los flancos. Una criatura se lanzó hacia ellos desde la niebla, y Tharen fue empujado hacia el lado por un golpe de energía descontrolada. Raven reaccionó con velocidad, colocando su cuerpo como escudo y desviando al mismo tiempo la criatura hacia un callejón lateral. Cada movimiento entre ellos reforzaba la coordinación y la confianza implícita, nacida del peligro y la necesidad de protegerse mutuamente.
Selia, mientras ajustaba los hilos inestables, notó nuevamente la precisión y calma de Eldan. Cada vez que él intervenía para salvarla de ataques o estabilizar la energía, un hilo invisible parecía conectar su atención a él. Selia apenas lo reconocía, pero la repetición de esos momentos comenzaba a marcar algo que todavía no podía nombrar.
La batalla continuó con intensidad. Fragmentos de magia iluminaban la niebla, haciendo que los hilos se movieran como serpientes vivientes. Cada destello de energía reflejaba la tensión de los personajes; cada movimiento de Raven y Tharen era una coreografía silenciosa de protección y supervivencia; cada gesto de Eldan demostraba control y precisión.
Finalmente, el portal comenzó a cerrarse lentamente, y las criaturas restantes desaparecieron entre la niebla, dejando atrás una ciudad que aún temblaba por la energía liberada. Los hilos vibraban con fuerza, recordando que la calma era solo temporal.
Los guardianes se reagruparon, respirando con dificultad, mientras Raven y Tharen compartían un gesto rápido, casi invisible, antes de moverse hacia la siguiente zona de riesgo. Selia permanecía cerca de Eldan, ajustando los hilos y observando cada acción que él realizaba, consciente de algo que comenzaba a despertar en ella, aunque sin palabras ni explicaciones.
La noche sobre Lúmina estaba cargada de presagios, y cada sombra parecía esconder una amenaza mayor. Algo más grande se estaba gestando, y los guardianes apenas comenzaban a comprender la magnitud de lo que se avecinaba.

Continuará…



#3330 en Novela romántica
#763 en Fantasía

En el texto hay: romance, drama, aventura

Editado: 21.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.