"Hilos del Destino: Lúmina Bajo el Velo"

Capítulo 25 — “El Susurro del Abismo”

La criatura surgida del portal había desaparecido entre la niebla, pero los hilos aún vibraban con energía inestable. Los escombros caídos chispeaban con magia residual, y la plaza permanecía en un silencio tenso, solo roto por la respiración entrecortada de los guardianes.
Raven y Tharen se habían desplazado hacia los tejados cercanos para interceptar los últimos fragmentos de energía que surgían desde la esquina del portal. Sin embargo, un golpe inesperado de energía oscura alcanzó a Raven con fuerza, lanzándolo contra un muro de piedra. Cayó al suelo, aturdido y débil, mientras Tharen gritaba su nombre.
—¡Raven! —exclamó, corriendo hacia él, esquivando fragmentos de escombros y ataques dispersos que aún surgían de la niebla—. ¡No te muevas demasiado!
La criatura parecía aprovechar cada oportunidad, atacando con rapidez y calculando cada movimiento. Tharen lanzó hechizos, desviando los ataques y creando barreras improvisadas, pero la presión era enorme. Cada instante contaba, y Raven apenas podía mantenerse consciente.
Aria y Kael intervinieron desde la plaza, lanzando pulsos de energía que desviaron algunos ataques y estabilizaron los hilos cercanos, permitiendo que Tharen finalmente pudiera alcanzar a Raven.
—¡Toma mi mano, Raven! —gritó Tharen, extendiéndola con fuerza mientras un rayo de energía se dirigía hacia ellos—. ¡No me dejes solo!
Raven intentó moverse, pero otro golpe lo hizo tambalear y finalmente desplomarse en los brazos de Tharen. Su respiración era débil y su cuerpo se estremecía por el impacto. Tharen lo sostuvo con esfuerzo, protegiéndolo mientras esquivaba los últimos ataques de energía.
Selia ajustaba los hilos cercanos mientras Eldan bloqueaba los fragmentos más peligrosos. Cada gesto del joven parecía medir cada movimiento de Selia, anticipando sus pasos y cubriéndola de los ataques dispersos. Ella, sin querer, lo observaba con atención, notando su calma y precisión, y un escalofrío silencioso recorrió su espalda, aunque no podía explicar por qué.
Kael y Aria, concentrados en sellar los hilos y evitar daños a los civiles, lanzaban pulsos de energía que ayudaban a estabilizar la plaza. Nadie decía palabra; todos estaban conscientes de la urgencia del momento.
Tharen, con cada músculo tensado, sostuvo a Raven con firmeza mientras lanzaba hechizos defensivos a su alrededor. La criatura finalmente retrocedió y se desvaneció entre la niebla, pero Raven permaneció inconsciente en sus brazos, pálido y respirando con dificultad. La tensión en la plaza era palpable, y la calma que siguió no era más que un respiro temporal.
Tharen bajó lentamente la guardia, pero su mirada permaneció fija en Raven, atento a cualquier movimiento. Ninguna palabra era necesaria; el peligro había creado un vínculo silencioso entre ellos, palpable en cada gesto de cuidado y protección.
Selia, mientras ajustaba los hilos, echó un vistazo a Eldan. Él la observaba con calma, controlando la energía, y ella no pudo evitar sentir que cada acto suyo parecía resonar de manera diferente en su interior, aunque no lo comprendiera aún.
La noche sobre Lúmina permanecía cargada de presagios. Los hilos vibraban con energía residual y cada sombra parecía contener nuevas amenazas. El peligro no había terminado, y el destino de los guardianes y la ciudad seguía suspendido en un delicado equilibrio.

Continuará…



#3330 en Novela romántica
#763 en Fantasía

En el texto hay: romance, drama, aventura

Editado: 21.12.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.