El refugio estaba envuelto en un silencio casi ensordecedor. Los hilos que sostenían a Raven y Tharen temblaban débilmente, como reflejando su estado crítico. La respiración de ambos era lenta, irregular, apenas perceptible, y Aria se mantenía de rodillas junto a ellos, concentrando toda su energía para mantenerlos protegidos. Su cuerpo temblaba por el esfuerzo, y cada hilo que sostenía drenaba su fuerza casi por completo. Selia se encontraba a su lado, reforzando los patrones protectores, mientras Eldan observaba desde un rincón, evaluando la situación con una calma inquietante.
Desde la penumbra, Liora emergió, sus ojos brillando con una intensidad fría y calculadora. Sus manos se alzaron y un hilo negro se extendió hacia Raven, intentando infiltrarse en su mente y manipular recuerdos y emociones. Los susurros comenzaron a filtrarse en la conciencia de los jóvenes, distorsionando fragmentos de su pasado y mezclando miedos con promesas imposibles.
—¡No! —gritó Aria, mientras reforzaba los hilos de protección—. ¡No mientras pueda sostenerlos!
El capullo de luz que rodeaba a Raven y Tharen vibró violentamente, y por un instante, ambos jóvenes parecieron convulsionar dentro de su inconsciencia. La presión de Liora era fuerte, pero la voluntad de Aria y Selia, combinada, mantenía a raya la manipulación.
—¡No puedes controlarlos así! —dijo Selia, con voz firme y decidida, mientras sus hilos se entrelazaban con los de Aria para reforzar la defensa—. ¡No hoy!
Eldan, apoyado contra una pared, sonrió apenas.
—Interesante… —murmuró—. Aunque se retire, deja grietas. Y esas fisuras son mi oportunidad para intervenir.
Liora, frustrada por no poder romper la protección, bufó con enojo contenido y retrocedió un paso hacia las sombras del bosque. Sin embargo, su presencia aún se sentía, fría, amenazante, un eco persistente que recorría cada rincón del refugio.
—No ha terminado —advirtió Selia, apretando los labios—. Aún puede intentar algo más directo.
—Exactamente —respondió Eldan con voz suave—. Y cuando lo haga, sabré dónde intervenir. Cada hilo que mueve deja un rastro, y yo no voy a desperdiciar la oportunidad.
De repente, Liora avanzó nuevamente, esta vez con más fuerza. Un hilo negro como un látigo se disparó hacia Tharen y Raven, intentando golpear directamente sus mentes y cuerpos simultáneamente. Los hilos de Aria y Selia vibraron intensamente, luchando por contener el ataque. La presión era tan intensa que el capullo de protección tembló, y Aria sintió como si cada fibra de su cuerpo estuviera siendo drenada.
—¡No los dejaré! —gritó, con un hilo de luz dorada disparándose hacia los hilos oscuros de Liora, chocando en un estallido de energía que iluminó todo el refugio—. ¡No mientras yo respire!
Raven emitió un gemido bajo, casi imperceptible, y sus dedos se movieron ligeramente dentro del capullo. Tharen, aún inconsciente, apretó débilmente la mano de Raven, como si sintiera la conexión incluso en el sueño profundo.
—¡Raven… Tharen! —gritó Aria con desesperación—. ¡Despierten! ¡Resistan!
Eldan aprovechó el momento. Sus hilos no interferían directamente, sino que manipulaban los patrones de Liora, desviando y debilitando sus ataques sin que ella lo notara. Cada movimiento suyo estaba calculado: mantener a salvo a los jóvenes, al mismo tiempo que preparaba el terreno para usar las fisuras de Liora más adelante.
—Curioso —susurró Eldan—. Incluso cuando crees tener control, dejas escapar una oportunidad.
Un estallido de luz y energía recorrió el refugio cuando Raven, por fin, abrió lentamente los ojos. Sus pupilas mostraban un débil brillo dorado, y un hilo de conciencia se extendió hacia Tharen.
Tharen gimió, moviéndose y abriendo los ojos con dificultad, mirando a su alrededor confundido pero reconociendo de inmediato a Raven a su lado. Un hilo invisible conectó sus manos, y aunque ambos aún estaban débiles, un pequeño latido de alivio recorrió sus cuerpos.
—Tharen… —susurró Raven con voz rasposa—. Gracias… por protegerme.
Tharen, con los ojos llenos de sorpresa y un leve rubor de emoción contenida, sostuvo la mano de Raven con firmeza. Por primera vez, reconoció la calma y la seguridad que sentía simplemente estando a su lado, un sentimiento inesperado pero agradable.
—Siempre… estaré a tu lado —respondió Tharen, con un hilo de voz tembloroso—. No importa cuánto deba luchar para protegerte.
Mientras tanto, Liora, al ver que su influencia había sido contrarrestada, retrocedió nuevamente hacia las sombras, furiosa pero consciente de que no podía ganar por ahora. Eldan la observó, evaluando cada gesto y cada hilo que emitía, ya planeando cómo aprovechar su próxima jugada.
—Esto no ha terminado —murmuró Selia—. Pero por ahora… estamos seguros.
Aria, agotada, respiró profundamente, manteniendo aún la protección sobre Raven y Tharen. Ambos jóvenes estaban despiertos, aunque débiles, y los hilos que los rodeaban comenzaron a estabilizarse, vibrando suavemente, reflejando alivio y seguridad.
El refugio permanecía silencioso, pero la tensión y el suspenso aún latían en el aire. Todos sabían que Liora volvería, y que Eldan ya estaba preparado para aprovechar cualquier movimiento de ella. Por ahora, sin embargo, había un instante de paz, un respiro entre las sombras, en el que Raven y Tharen podían recuperar fuerzas, agradecidos el uno con el otro por el sacrificio y la protección compartida.
Continuará…