"Hilos del Destino: Lúmina Bajo el Velo"

Capítulo 36 — “Mentes Entreabiertas”

Raven seguía respirando con dificultad, aún sosteniendo la mano de Tharen mientras su conciencia se afirmaba poco a poco. Aria mantenía un temblor visible en las manos, pero continuaba reforzando los hilos alrededor de los dos.
Selia, sin apartar la mirada de Liora, murmuró entre dientes:
—No dará un paso atrás. Está esperando que bajemos la guardia.
Eldan soltó una risa suave.
—Oh, ya ha bajado su guardia. Lo suficientemente para que alguien… más observador aproveche.
Selia lo miró de reojo, desconfiada.
—¿Qué estás planeando?
—Lo mismo que ella —respondió él, sin borrar su sonrisa—. Usar los hilos débiles.
Tharen intentó incorporarse, apoyándose torpemente en un codo.
—Raven… ¿puedes escuchar bien? ¿Estás conmigo?
Raven, pálido, aun respirando como si hubiese corrido una batalla completa, apretó su mano.
—Sí… pero todavía puedo sentirla —susurró—. Liora. Se metió en mi cabeza.
Aria dio un paso adelante.
—No dejes que vuelva a entrar. Quedaron residuos de su magia. Si bajas la guardia, usará eso para arrastrarte otra vez.
Raven frunció el ceño, intentando enfocarse.
—Ella… me mostró cosas. Momentos que no viví… mezclados con mis recuerdos reales. Promesas… falsas. Pero parecían tan… —se frotó la sien, como si doliera— tan convincentes.
Tharen se tensó de inmediato, acercándose un poco más.
—No vuelvas a mirar nada que venga de ella. Si intenta hablarte, yo—
Se frenó, mordiéndose la lengua.
Raven lo miró.
—Tú… me escuchabas, ¿verdad? Aunque yo no podía moverme.
El silencio cayó entre ambos por un momento.
Tharen bajó la mirada, sus mejillas levemente rojas.
—Grité tu nombre. Varias veces. Pensé que… que no volverías.
Raven sonrió débilmente.
—Lo escuché. En medio de ese sueño extraño, tu voz era lo único que sonaba real.
Selia observó la escena con un gesto suave, casi nostálgico, hasta que notó algo extraño: Eldan sonreía mientras veía a Liora retroceder hacia las sombras.
Ella se acercó un poco más a él.
—¿Por qué te interesa tanto lo que hace Liora?
Eldan ladeó la cabeza, como si fuera un secreto divertido.
—Porque ella no sabe controlar lo que toma. Solo destruye.
Hizo un leve gesto con los dedos.
—Pero yo… transformo.
Selia sintió un estremecimiento.
—Eso no suena nada tranquilizador.
—Nunca pretendí serlo —respondió Eldan.
De pronto, Aria cayó de rodillas, respirando con dificultad.
Kael corrió hacia ella.
—¡Aria! ¿Qué fue eso?
—Los hilos… —dijo ella, llevándose una mano al pecho—. Siento… un tirón. Como si algo estuviera drenando lo que queda de mi energía.
Raven intentó levantarse.
—¿Aria… es por mi culpa?
—No —negó ella—. Es por Liora. Lo intenta otra vez. Aunque desde fuera no se mueva.
Selia cerró los ojos y extendió los hilos, buscando la presencia.
—Sentí un temblor. Está escondida entre capas de energía. Todavía quiere entrar en sus mentes… o en la del más débil.
Todos dirigieron la mirada hacia Aria, que apenas podía mantenerse sentada.
Eldan chasqueó la lengua.
—Qué predecible. Ella quiere romper al pilar del grupo.
Tharen frunció el ceño.
—¿Y tú qué? ¿Vas a quedarte mirando?
Eldan sonrió.
—Oh, no. Yo nunca solo miro.
Un hilo oscuro se extendió desde su mano, casi imperceptible, directo hacia la zona donde Liora se había escondido. No era un ataque; era una especie de ancla, un agarre. Una invitación.
Selia lo notó antes que nadie.
—¿Qué estás haciendo…?
Eldan respondió sin apartar la vista del bosque oscuro:
—Dándole razones para venir a mí, no a ustedes.
Raven se tensó.
—No la atraigas más…
—Demasiado tarde —murmuró Eldan.
Un crujido resonó entre los árboles.
Una sombra osciló.
Un susurro, más agudo que antes, recorrió los hilos.
Aria levantó la mirada con esfuerzo.
—Viene… otra vez…
Kael preparó su arma.
—¿Hacia quién?
Selia tragó saliva.
—Hacia… Eldan. Está respondiendo a su llamado.
Eldan sonrió satisfecho.
—Justo donde la quiero.
Pero antes de que alguno pudiera entender su intención, el suelo tembló.
Raven se incorporó más, alarmado.
—¡No! No es solo ella… hay algo más con ella. Lo… lo vi en el sueño. Una criatura. Una sombra con forma y ojos… demasiados ojos.
Tharen lo tensó contra sí para que no se levantara.
—Raven, no estás en condiciones de—
—¡Viene hacia aquí! —gritó Raven—. ¡No la dejen entrar!
De entre los árboles, un par de ojos brillaron.
Luego cuatro.
Luego ocho.
Un cuerpo alargado, casi serpenteante, emergió entre las sombras.
Kael apretó la mandíbula.
—Lo que faltaba.
Selia retrocedió, horrorizada.
—Eso… eso viene con Liora.
Aria, jadeando, murmuró:
—Ese es el vínculo… el que ella usa para entrar en sus mentes…
Tharen cubrió a Raven con su brazo.
—No van a tocarlo otra vez.
Eldan sonrió, más oscuro que nunca.
—Perfecto. Que empiece el verdadero juego.

Continuará…



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En el texto hay: romance, drama, aventura

Editado: 21.12.2025

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