Desde que tengo uso de razón siempre he tenido el mismo sueño. Un hombre siempre está conmigo, queriéndome...Logré dibujarlo, sé cada detalle de su cara, sus miradas frías, felices, descontentas, tristes, emocionadas. Sé cada una de sus expresiones.
¿Quién es?
Ni yo misma lo sé. Solo aparece en mis sueños cada vez que duermo. Siempre que salgo a pasear busco su rostro en todas las personas, pero hasta ahora no encuentro ninguna que sea al menos parecida a él
— ¿Vamos a la plaza después de la escuela? — dijo Emily. Ella es una de mis amigas más cercanas.
Siempre estamos juntas, nos llevamos muy bien apresar de tener preferencias y gustos totalmente diferentes.
— No es una mala idea, escuché que llegó una feria de antigüedades. ¿Tú qué dices, Andree? — dijo Lisa, mi otra amiga cercana; deje de leer mi libro y me centre en la conversación.
— Está bien, me gusta pasear. — respondí.
Hace unos días llegó una feria de antigüedades a la ciudad. Quizá pueda encontrar entre esas personas al Señor Miau, sí, el hombre con el que sueño. Lo nombre Sr. Miau, no sé por qué, pero me gusta llamarlo así.
A la salida de la escuela Lisa, Emily y yo caminamos hacia la plaza. Ellas veían las pinturas antiguas, yo solo observaba el rostro de las personas. Seguimos caminando, de pronto escuchamos una campana, probablemente de alguna tienda, volteamos a ver y era una tienda de predicciones.
«VEMOS TU FUTURO, TU SUERTE Y EL AMOR»
— ¿Entramos? — preguntó Lisa
Emily y yo asentimos.
Entramos, todo se veía siniestro. Tenía una decoración demasiado tenebrosa para mi gusto. Caminamos por el pasillo y entramos a una habitación, donde estaba una anciana, con un turbante en la cabeza y un traje ridículamente largo.
— Entren niñas, entren. — ella nos llamó. Nosotras nos sentamos en la larga banca que estaba frente a su mesa. En la mesa había una especia de cetro, parecía una piedra preciosa lo que estaba en la parte superior de este.
— ¿Puede decirnos cómo nos irá en el amor? — dijo Lisa algo emocionada.
— Toca esa piedra y enséñame la palma de tu mano. — Lisa tocó la piedra preciosa y le dio su mano a la anciana.
Ellas hablaban y preguntaban lo que querían saber. Luego fue el turno de Emily, ella también quería saber su suerte en el amor.
Yo solo miraba hacia la entrada. Siempre estoy al pendiente de las personas, viendo sus rostros por si encuentro al Sr. Miau.
— ¡Andree! Vamos, es tu turno. — dijo Emily tocándome el hombro.
— ¡Oh, oh! — volví mi mirada hacia la anciana. — Quiero saber cómo me irá este semestre en la secundaria.
— No le haga caso, mejor miré su suerte en el amor. — dijo Lisa.
— ¡Lisa! — refunfuñé.
Me resigné a ver "mi suerte en el amor”, aunque me parecía anticuado solo hice lo que las chicas hicieron.
Le di mi mano a la anciana, ella por ratos sonreía, luego cambia a su expresión a una seria y temerosa.
— ¿Pasa algo? — pregunté un poco temerosa de la respuesta.
— Los lazos de sus destinos están muy ajustados a sus dedos. Muchos estan en su camino pero este es solo uno. Un hombre que ha estado contigo mucho tiempo... En tus sueños. — Ella me miró esperando una reacción. Me levanté asustada.
¿Cómo supo del Señor Miau?
— Un amor que buscas sin cesar, pero él está tan lejos de ti. — Di un paso hacia atrás, tropecé con el asiento y me caí de espaldas.
¡Dios, Dios, Dios, Dios! ¡Qué vergüenza!
— Andree ¿Estás bien? — dijo Emily, ella y Lisa se levantaron y me ayudaron a ponerme de pie.
Caminamos hacia la salida, volteé y vi a la anciana, ella con voz baja dijo. — Pronto lo verás...
Salí cojeando de un pie, Lisa y Emily me ayudaban. Cuando salimos, las tres mirábamos por todos lados en busca de un asiento.
— Por haya. — Lisa señaló un asiento vacío.
Caminamos hasta ese asiento y las tres nos sentamos. Nadie decía nada, me dolía mi pie asi que toque mi tobillo un par de veces esperando que el dolor pase.
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Editado: 03.09.2022