Hilos del sueño

Capítulo 9: ¿CUERPO PERFECTO?

Después de dos horas Xiaowu por fin se sentó.

 

 

— ¿Estás cansado? — pregunté.

— Si, gracias por preocuparte. Puedes irte a tu casa. — No me miró, pero sentí su sinceridad. — Necesitas descansar.

 

 

Regresé a casa. Me abalance a mi cama. Cerré los ojos, todo el día vi la cara de Xiaowu y no la recuerdo. Solo puedo recordar su ropa. ¿Cómo lo reconoceré mañana?

Sí, estaba preocupada. Tengo miedo a pasar vergüenza. ¿Cómo podrán entender mi situación?

 

Dormí profundamente, soñé con un hombre, parecía alguien que conocía. Pero ¡NO PUEDO RECORDARLO!

 

 

Me desperté, vi la hora. 03:42 a.m.

Me senté al pie de la cama, recogí mi cabello, agaché mi cabeza. Estoy tan desesperada… ¿Cómo puedo vivir así?

Amaneció totalmente, me bañé y me puse algo cómodo para andar corriendo a los pedidos de Xiaowu. Llegué a la agencia y busqué a Xiaowu. Tenía que encontrar alguna característica.

 

Como si pudiera hacerlo…

 

— Disculpé, ¿Dónde puedo encontrar a Xiaowu? — pregunté a una joven que pasaba.

— Está en su casa, las grabaciones de su nueva novela empiezan al medio día. — ella siguió caminando.

— ¿Sabes dónde está el manager de Xiaowu? — grité mientras daba media vuelta

— Estoy justo aquí. — volteé. Se veía tan relajado. — Toma las llaves de su casa, prepararle el desayuno algo dietético por si las dudas. — dijo rápidamente y levantando el dedo índice. — Por favor despiértalo, debiste llegar más temprano eres su asistente. — lo quise interrumpir.

— Pero~— mas no me dejó.

— A, a, a, a, a, a. Si también eres su maquilladora, pero cuando no estás maquillando eres su asistente. — Él sacó de su bolsillo llaves y una post-it. El post-it lo pegó en mi frente y las llaves me las dio. — Vamos ve, ve. Recuerda no te pierdas en esa casa. Su habitación es exactamente la que está en la ventana del segundo piso. Ya te darás cuenta. — él solo camino rápido. Me hacía recordar a las series infantiles.

 

 

Tome un taxi hasta la dirección que me dio el agente.

Llegue al lugar, la casa era gigantesca. Vi una gran ventana en el segundo piso, de hecho, ocupaba todo el segundo piso.

 

 

— ¡Ok! ¡Aquí vamos! — caminé hasta la gran puerta.

 

 

Entre en su casa. Solo tengo que encontrar la habitación y despertarlo. Supuse que la habitación más grande era la suya. Toque y nadie contestó, bueno… Este será el momento de entrar o de huir de un pervertido.

Pero…. Debía hacer mi trabajo, además estoy aquí para saber que olvide.

Tenemos muchas razones a favor y en contra. ¿Debería debatirlas? Eso tomará mucho tiempo.

Entre sin temores, pero aun así estaba encorvada. Miré su cama y parecía que ya se había levantado. Me paré derecha y abrí más la puerta.

 

Qué extraño, ¿Dónde está Xiaowu?

 

 

— ¡Haaaa! — alguien gritó; volteé por el grito.

 

 

Supongo es Xiaowu.

Traía en la mano un paraguas con el que intentaba golpearme.

 

 

— ¿Señor? — pregunté miserablemente. Sí, no poder ver los rostros era lo más difícil del mundo.

— Eres tú, Andree. — Dio un respiro profundo. — Lo siento, pensé que fans locos habían encontrado mi casa de nuevo.

— Entiendo. — sonreí al escuchar su voz.

 

 

Esta enfermedad literalmente me dejaba ciega.

 

 

— Iré a preparar su desayuno. — me di la vuelta y salí.

— No es necesa~— No deje terminar la oración a Xiaowu y tan sólo me dirigí a la cocina.

 

 

Pasé por su sala, había bastantes fotografías, las vi, era hijo único. Solo estaban sus padres; padres que jamás recordaré.

Seguí caminando a la cocina, le preparé el desayuno y en una bandeja lo llevé hasta su habitación.

La puerta estaba semiabierta, la empujé y entre.

 

 

— Señor Xiaowu, el desayuno está listo. — intente hablar fuerte, parecía que estaba bañándose.

— Gracias. — sentí su voz a mi detrás.

 

 

Volteé y ¡Oh por Dios!

Se estaba secando el cabello con una toalla y llevaba otra que solo tapaba la parte inferior de su cuerpo.

Su cuerpo… No, no, olvidemos esta imagen. Tragué saliva y me tranquilicé.

 

 

— ¿Estas bien? — se acercó a mí.

 

 

Me asusté y crucé mis brazos encima de mi pecho. — ¡SI! ¡ESTOY BIEN! — desvíe y agache la mirada. Mi mente perdió la compostura, pero yo debía recobrarla.

 

¿Existe un ser humano de 32 años con un cuerpo perfecto?

 

«LA UNICA VERDAD CREIBLE ES LA QUE NOS PROPORCIANA EL TIEMPO Y EL DESTINO»




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