Hilos del sueño

Capítulo 21: HOSPITAL A LA LUZ DEL AMOR

— ¿Te sientes mal, Zhao Lin? — dije mientras sacaba un pañuelo he intentado dárselo para que se limpie.

Seguía tosiendo.

— Xiaowu es~cof,cof,cof~— Tosió un poco más — Es alérgico a las fresas

 

Cuando terminó de hablar entre e shock, le di un pastel de fresa a Xiaowu.

Las alergias son muy peligrosas, puede quedar inconsciente y hasta le puede faltar la respiración.

Me levanté precipitadamente, mi teléfono que estaba en mis piernas cayó al suelo y resonó. Sin embargo, eso no importaba debía buscar a Xiaowu y detenerlo.

Recogí mi teléfono y corrí hasta su camerino, estaba realmente lejos.

 

¿Por qué le compré un pastel de fresas?

¿Por qué me acerqué tanto?

¿Por qué se lástima otra vez junto a mí?

 

¡POR QUÉ!

 

Cuando llegue a las afueras de los camerinos una ambulancia estaba cerrando sus puertas, está se puso en marcha rápidamente.

Bastantes personas estaban fuera de los camerinos, esto no era un espectáculo, pero sería fuente de chismes y cizaña.

 

 

— ¿Quién le dio fresas? — murmuró alguna joven de entre el mar de personas.

— Todo el mundo sabe de su alergia. — dijo otra persona.

— De seguro quieren acabar con su carrera. —

 

Note perfectamente que todas esas acusaciones se dirigían a mí como dardos venenosos al blanco.

Me gire bruscamente y miré con cautela sus rostros, ciertamente no los recordaría y no podría odiarlos mientras pensabaen sus terribles rostros.

 

— ¡SÍ! ¡FUI YO QUIÉN LE DIO LAS FRESAS! — grité. Estaba demasiado molesta.

 

Oía sus repugnantes murmullos. Entonces escuché la voz de Zhao Lin.

Me volteé y reconocí su ropa, cuando se aproximó a mí sentí su fragancia.

 

— Vamos, ya sé en qué hospital está Xiaowu.

 

Tomamos un taxi y llegamos hasta el hospital. Pedimos información, por suerte ya estaba estable. Zhao Lin y yo buscábamos la habitación 476.

En la puerta estaba su mánager que parecía una fiera hambrienta en busca de comida fresca. Apreté los labios y me acerqué.

 

— Señor. — baje la mirada. — Lo siento.

— Niña tonta. ¡¿Sabes en cuanto peligro estuvo Xiaowu?! ¿Por qué le diste fresas? — él estaba gritando. Aun así, respire profundo para no decir nada fuera de lugar.

— Yo… ~— la puerta se abrió.

— Yo me equivoque cuando le pedí que trajera la tarta. — dijo Xiaowu, entonces me tomo del antebrazo y me jalo detrás de él.

— Mínimo dime que la vas a despedir. — dijo él manager.

— No lo haré. — inclinó ligeramente la cabeza en son de burla.

— Despediste a una muchacha por qué hizo que se te caiga una pestaña. — refutó el manager.

— Mis pestañas son importantes. — respondió rápidamente Xiaowu.

— Despiste a otro porqué te trajo agua con gas y tú la querías sin gas. — dijo una vez más el manager.

— Tengo un estómago sensible. — Xiaowu dio una leve sonrisa.

— Despediste a otro porqué sin querer piso tu pie. — dijo él manager al borde de la locura.

— Eran mis zapatos favoritos y los arruinó. — Xiaowu puso su mano en su mejilla, movió levemente la cabeza como si recordara el momento mencionado con nostalgia.

— Hiciste berrinches para despedirse por leves errores, ella casi te mata y tú no la despides. —vociferó.

— Exactamente. — Xiaowu retrocedió y cerró la puerta con fuerza.

 

 

Tenía una sonrisa victoriosa.

Siempre pensé que sería cruel y despiadado cuando cometiese un error, pero… Después de todo me defendió y me dejo conservar mi trabajo.

 

 

— Gracias. — dije con la mirada al suelo.

— Soy asombroso ¿Verdad? — dijo él con una sonrisa.

— Si. — puse mis manos alrededor de mi boca y grité — ¡Xiaowu es asombroso!

— ¡Shuu! Es un hospital. — ambos nos quedamos en silencio.

— ¿Se siente mejor? — pregunté.

— No estoy muerto, así que está bien. — dijo él positivamente.

 

Nunca lo había visto tan positivo, ni tan contento.

¿Acaso se golpeó la cabeza?

O cambio de cuerpo con otra persona.

Su habitación era mucho mejor que cualquier habitación de hospital, hasta tenía vista a la ciudad con una gran ventana.

 

— ¿Esta cómodo? — pregunté.

— Si, estaba viendo el anochecer cuando el Sr. Yan empezó a gritar.

— ¿Le gustaría seguir admirando el anochecer? — dije amablemente.

— ¿Lo admiras conmigo?

 

En estos momentos es cuando mi corazón se paraliza y se estremece de puro… De puro… De eso que no comprendo que es.

 

 

«AFÉRRATE A AQUELLO QUE TE HACE DIFERENTE.»




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