Hilos del sueño

Capítulo 56: GAME OVER

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Zhao Lin salió detrás de Andree y Xiaowu. No podía dejarla sola.

Escucho la terrible conversación y esperó a Xiaowu.

 

— Debes estar feliz. — la mirada arrogante de Xiaowu perforó los sentimientos de Zhao Lin.

— ¿Cómo puedes tratarla así? ¿No tienes ni el más mínimo remordimiento? — respondió Zhao Lin indignado.

 

Ninguno dijo nada más. Zhao Lin vio a Andree salir del hospital y la siguió, empezó a llover repentinamente así que empeoraba la situación.

Ella parecía caminar sin rumbo alguno. Sus brazos caídos y su caminar desganado era la prueba que ella amaba realmente a Xiaowu y él acaba de romperle el corazón.

De pronto la vio tambalear. Parecía que algo malo estaba pasando. Corrió hacia ella y ella se desvaneció en sus brazos.

 

Llamó a un taxi y subió a Andree.

 

— Lléveme al siguiente hospital más cercano. — dijo rápidamente Zhao Lin.

— Pero aquí hay un hospital. — respondió el conductor.

— Aquí ya no tiene razones para estar.

Zhao Lin llevó a Andree hasta el hospital. No al mismo en el que estaba internada la abuela, Xiaowu no debía saber que Andree estaba enferma.

 

«Es por el bien de Andree» pensó Zhao Lin.

 

Pero el amor no es egoísmo y mentiras.

Pasaron varios días y Andree seguía dormida. La madre de Andree había llegado a Shanghái, estaba muy molesta por su tonta hija y por tener que verla en un hospital de nuevo.

Hasta que Andree por fin despertó.

 

 

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— Entiendo. Pero ahora estoy bien. — dije muy feliz.

— ¿Él es tu novio? — preguntó mamá.

— No, él es Zhao Lin. Un amigo.

 

Me levanté y los presenté formalmente. Me quedé un día más en el hospital. Zhao Lin me dijo que Xiaowu había dejado todas mis cosas en mi antiguo departamento. Actuó rápido.

 

— Alégrate que justamente estaba pensando en viajar. — mamá me dio una cucharada más de comida.

— Gracias mamá. — abrí la boca.

— Traje algunos documentos de lo último que pasó en la empresa. — mamá señaló una caja al pie de la cama.

 

Supongo hoy veré eso y en dos días partiremos a América.

Ya no hay ninguna razón para quedarme en Shanghái, no tendría sentido hacerlo.

Vi el papeleo todo el día, Zhao Lin invito a mi mamá a visitar algunos lugares mientras yo trabajaba arduamente. Por primera vez en tanto tiempo amaba hacer estos papeleos.

 

Saqué el último folder y lo revisé a detalle. Ninguna irregularidad. Excelente.

Había un pequeño libro marrón el fondo de la caja. Abril la primera página.

 

“Por si te olvido”

 

Que estúpido título. Lo cerré y lo guardé en mi cartera.

 

Al día siguiente empaque todas mis cosas y las que no necesitaba las eche. Encontré una de las cajas llenas de pañuelos. Borde todos y cada uno para Xiaowu. ¿Qué hago con ellos?

 

Lo mejor será dejarlos.

Al final lleve los pañuelos a casa de Yi Yi que no paraba de llorar para hacer que me quedara, pero ya había decidido irme.

Zhao Lin iría conmigo a América, estoy feliz al llevarlo conmigo. Quisiera que Yi Yi también vaya conmigo… Pero ella tiene sus propios motivos para no ir.

Ella dijo: “No puedo verlo amarte mientras quedo como la tercera rueda”

¿Cómo puedo refutar a ello?

Era hora de tomar el taxi. Todo ya estaba vacío. Revise por última vez si faltaba algo... Aunque en el fondo sabía que solo quería pasar unos segundos más en este lugar.

 

Cogí mi cartera y me fui junto a Zhao Lin y mamá.

 

Estoy dejando muchas cosas que son parte de mi vida. Sentía que mis ojos se llenaban de lágrimas, pero no debía llorar, no debía.

No debo llorar por ti, ni por lo que vivimos, no debo llorar por lo que pasó entre nosotros, no debo llorar por las promesas ni por mis deseos.

No… Debo… Llorar…

 

Ya en el avión abrazaba mi bolso negro. Miraba por la pequeña ventana que me mostraba por última vez Shanghái.

Me pregunté una y otra vez por qué no soy tan fuerte como antes. Quizá… Solo sigo enamorada de él.

El viaje empezó y transcurrieron 5 horas. Todos dormían, me levanté y fui al baño.

Abrí mi bolso y ahí estaban las fotos que tomé cuando aún estábamos juntos. De un día al otro me dejó y simplemente desaparecí de su corazón.

 

Mire la foto, observe como so reíamos y como la pasábamos bien. Los recuerdos me atormentaban, apegue la foto a mi pecho y, con mucha razón las lágrimas empezaron a caer.

Cuando tenía 19 años asistí a un funeral. Una mujer había perdido a su esposo con el que había estado casada 60 años. Ella no paraba de llorar y contar todos sus recuerdos de él. Siempre quise saber cómo es que ella se sentía.

 

Esta vez… Creo que siento lo que esa mujer sentía. Siento que me arrebataron un pedazo de piel sin anestesia. Siento que estoy siendo ahogada por un mar de tristezas que no paran de jalar mis pies y hundirme cada vez más.

 

¿Es que es realmente mi error?

 

¿POR QUÉ TE MENTÍ?

 

 

Porque odio que me tengan lástima, porque quería ser una persona normal. Porque pensé que, aunque en algún momento lo supieras me seguirías amando.

 

«LOS RECUERDOS SON PEORES QUE LAS BALAS»




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