Hilos enlazados

Capítulo 16: Tranqulidad.

            - ¿Estás seguro de que quieres venderla? –Karol está sentada frente a mi escritorio.

            -Ya lo hablamos. Es lo mejor, además nos hará bien un cambio de aires. –Levanto un momento mi mirada de la laptop para mirarla a los ojos, y luego vuelvo a la laptop.

-Está bien. Pero antes de venderla, deberíamos ver a dónde iremos.

- ¿Alguna recomendación?

            -No sé… Ah, sí. ¿Qué hay de la casa de playa a la que fuimos hace casi cuatro años?

            - ¿La casa en Paracas?

            -Exacto.

            -No hay forma.

            - ¿Por qué? Tú me dijiste que jamás habías estado en un lugar más tranquilo como ese.

            -Lo sé. Es un lugar perfecto, lo admito. Pero, ¿recuerdas lo que pasó la última vez que estuve ahí?

            -Tienes razón… Pero, ¿a dónde más iríamos?

            -Tengo muchas propiedades alrededor de todo el Perú. –Volteo la pantalla de laptop para mostrarle un mapa del Perú con todas las propiedades marcadas de color rojo. En total son quince, entre casas de campo y departamentos.

            - ¿Has estado en algunas de ellas? –Acerca la laptop hacia ella y empieza a escribir.

            -La verdad no. Sólo fueron mi madre, mi padrastro y Mónica. Nunca tuve tiempo de visitar alguna, ni siquiera en vacaciones.

            -Un hombre muy ocupado, ¿eh? –Pronuncia sin levantar la mirada.

            -Si por ocupado, te refieres a depresivo. Sí.

            -Mira esto. –Voltea la pantalla hacia mí. Un anuncio de una propiedad en venta. Ella le da click. Aparece una casa de playa en punta sal, en la provincia de Contralmirante Villar, Tumbes. Cerca de Máncora–. Es perfecta. –Sonríe como si acabara de ganarse la lotería, aunque claro está que no lo necesitaría.

Acerco la laptop hacia mí, reviso los detales con minuciosidad.

            -Mil metros cuadrados.

            -Sí. –Responde sonriente, como si esto fuera un examen y yo estuviera acertando las respuestas.

            -Buena ubicación, a una distancia razonable de la playa de turistas.

            -Sí. –Sonríe.

            -Una moderna infraestructura.

            -No tendríamos que preocuparnos por remodelarlo.

            -Sí, tienes razón, cada parte se ve perfecta.

            - ¿Entonces? –Pregunta ansiosa.

            -Entonces le diré a Lola que haga el papeleo lo antes posible.

            -Te amo Mateo, ¿te lo había dicho antes? –Rodea el escritorio y se acerca sexymente a mí.

            -No. Creo que esta es la primera vez que me lo dices. –Me hago un poco hacia atrás para que se siente en mis piernas. Una vez sentada, me besa. Sus dulces labios y los míos son uno solo.

            -Señor Mateo. –Sebastián ingresa, interrumpiendo el momento.

            - ¿Si? –Pregunto, mientras suelto lentamente los labios de Karol.

            -Disculpen que los interrumpa, pero el joven André y la señorita Natalia está aquí.

            -Gracias, Sebastián. Vamos en un minuto.

            -Sí, señor.

Le sonrío divertido a Karol, cierro la laptop y me levanto de mi asiento. Tomo a Karol de la mano y salimos de mi despacho hacia la sala. En el camino hago una llamada a Lola y le digo que empiece los trámites para la compra de la propiedad en Punta sal. Llegamos a la sala, André y Natt se ponen de pie al vernos llegar.

            -Me alegra tenerlos aquí. –Le doy un abrazo a André.

            -Me da gusto verte, Natt. –Karol la saluda con un abrazo.

            -A mí me alegra verte tan contenta. –Responde ella.

Nos sentamos en el sofá.

            -Escuché que venderás la finca. –Habla Natt.

            -Escuchaste bien. Los trámites empezarán pronto, hay algunas ofertas, pero aún no nos hemos decidido.

            - ¿Dónde vivirán ahora? –Pregunta André.

            -Puntal sal. –Responde Karol, sonriente.

            - ¿Punta sal? –Natt se sorprende.

            -No sabía que tenías una casa en punta sal. –Dice André.

            -No lo tengo. Pero la tendremos pronto. –Respondo sonriente.

            -Cabe recalcar que ustedes son los primeros en enterarse.

            -Pues muchas gracias por la noticia, señores Reátegui. –Dice Natt, en son divertida.

            -Hablando de noticias… –Anuncia André–. Hay algo que queremos decirle. –Él y Natt se miran a los ojos, sonrientes.

Karol y yo hacemos lo mismo, pero de una manera diferente. Confundidos.

            -Vamos a tener un bebé. –Anuncia Natt, rápidamente. Emocionada, con una enorme sonrisa en el rostro que nos contagia a Karol y a mí.

            - ¡No puede ser! Que hermosa noticia. –Karol se levanta hacia Natt y la abraza. –Felicidades, amiga.

            -Felicidades, hermano. –Le doy un abrazo a André–. Confío en que serás un buen padre.

            -Eso espero. –Sonríe André, mientras sostiene la mano de Natt.

            -Ustedes son los primeros en enterarse, así que estamos a mano. –Natt sonríe divertida.

            -Bueno, pues ya que estamos revelando noticias… -Miro a Karol y asiento con la cabeza. –Hay algo que tengo que decirte, André. –Me volteo hacia él.

            - ¿Qué pasa, hermano? –Responde él.

            -Lo he estado pensando y tanto Karol como mi tío están de acuerdo. Y sé que Ismael también lo estaría…

            - ¿De qué hablas? –Se expresa confundido.

            -Quiero darte el dinero que le correspondía a mi hermano Ismael de la fortuna que nos dejó mi padre. –Mis palabras son claras, una sonrisa deslumbra en mi rostro.

            -Mateo, yo… –André intenta decir algo.

            -La decisión ya está tomada.




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