Hilos Rojos

Capítulo 24

Sábado, 16 de diciembre del 2017.

En mi mente sólo rondaba las veces que le dije a Rose que ese hombre mayor no le convenía, no soy adivina, pero reconozco a un "todas mías". Pero ella es tan terca, y ni como atreverme a decirle que estaba equivocada cuando me dijo que él era el amor de su vida. Me parecía un poco apresurado para decirle que podía ver los hilos rojos, que era diáfano que sus hilos no entrelazaban. Quizás, fui egoísta; me complacía tener a una amiga tan cercana, no quería alejarla con mis rarezas hasta asegurarme que estaba lo suficientemente loca como para creerme.

Respiré profundo, estaba nublado y yo afuera esperando a que esa mujer saliera. Envíe con rapidez un audio avisándole que ya estaba afuera. Mis dedos estaban helados, y Rose seguía sin ver el mensaje. Así que comencé a gritarle, no tuve que hacerlo dos veces, pues la puerta fue abierta enseguida. Su cara estaba destrozada, de tan sólo verla quería llorar, gracias a Dios no se había puesto mascara de pestañas, si no me daría miedo.

—Rose —susurré y corrí a abrazarla. Cerré la puerta de su casa con el pie. Y me quité mi abrigo. Harto calor que hacía en su sala —. He traído tus Chip's preferidas, también mi aderezo Ranch, espero tengas todo lo necesario para hacer mis perfectos sándwiches, bebé —Le comenté mientras miraba dentro de su refrigerador, sacaba la lechuga, el tomate. . .

—Le di todo. Estoy tan cansada de buscar y buscar, y no ser nunca lo suficiente —La miré un momento incrédula de las palabras que habían salido de su boca.

—¿Qué? No digas eso, él es un estúpido—Y terminé de sacar todos los ingredientes. Ahora tenía que cortar la lechuga y enjuagarla.

—Yo amaba a ese estúpido.

—Él no te amaba a ti —Comenzó a llorar, vi por arriba de la barra, la regué —Míralo como una señal.

—¡¿Una señal de qué?! —dijo sollozando con fuerza.

—¡De que te tomes un respiro de los hombres, jamás estás soltera, date un momento para ti! Empieza por darte cuenta que eres suficiente y demasiado, de que eres fantástica, y de que esa chica de pechos grandes con la que lo viste besándose algún día se cansarán del uno con el otro, porque sólo es físico, y Dios quiera no sea muy tarde. No sea muy tarde y se casen, y tengan hijos, y luego se den cuenta de que no son el uno para el otro. ¿De acuerdo?

—De acuerdo —se paró de la silla celeste, muy decadente y linda. Ella se miraba más tranquila —Quiero dos —esbozó con una sonrisa. Se la devolví.

—Quiero que borres tus aplicaciones esas para conocer a muchachos. Y a ese hombre me lo bloqueas de todo lugar, incluyendo su número. 

—De acuerdo, mamá Sharon —pronunció alargando la "O" de mi nombre.

—Sabes, el amor es como una mariposa, si tratas de atraparla ella se alejará pero, si te quedas quieto y generas el ambiente adecuado a tu alrededor, tal vez, la mariposa se pose en tu brazo y quiera estar contigo. 

  —¿Quién dijo eso?

—¡Yo tonta! ¿Que no me ves? —bromeé —Yo y un tal Anónimo. Y es lo mejor, que dejes de buscar ya vendrá sólo, y si, se te pasa el tren estaré contigo.

—Owww eres tan tierna —Apenas entendí, ya que había empezado a comer Chip's con el aderezo— Gracias.

—¿Por? —pregunté.

—Por ser tú.



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En el texto hay: adolescentes, primer amor, hilos

Editado: 29.09.2019

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