Hilos Rojos

Capítulo 2

Miércoles, 23 de Agosto del 2017.

 

Mi tercer día en la preparatoria, y sigo sin tener con quien hablar. Para mi mala suerte, mis amigos de secundaria fueron una gran mayoría a otra escuela. Mientras que yo fui a una más prestigiada, por así decir. En la que sólo ingresaron dos chicas de mi antiguo grupo, que son justo esas las que peor me caen.

Me puse a recorrer la escuela. Tan rápido y ya había grupitos; en los que gracias a mi timidez no me era posible acercarme. Junto con mi leche chocolatada, y mis audífonos, me dirigí a una pequeña banca. A lado de una cerca, que daba a la universidad.

Antes de partir a esta cárcel educativa, sospeché que hoy tampoco tendría con quien charlar, así que descargué medio capítulo de mi serie favorita. Lo bueno de mi instituto es que, si te dejan usar y traer celular, sólo piden que no se use en clase. En fin, empezó el intro y me fue imposible quedarme callada. Comencé a cantarla como siempre hacía en casa.

 

« The animals, the animals, trapped, trapped 'till the cage is full. . . »

 

En ese momento escuche el pequeño chillido de emoción de alguien detrás de mí. Se trataba de una chica rubia universitaria, la cual siguió la canción.

 

« The cage is full, the day is new. . . »

 

Me hizo una seña, de que la siguiera, y lo hice. Cantamos ambas toda la canción. Y cuando terminamos nos reímos.

— ¿Cómo te llamas? —Le pregunté.

—Rose, Rose Rangel Luna. ¿Y tú?

—Sharon, Sharon Villanueva Camarena —Levanté la mano para saludarla; como de costumbre cuando conoces a alguien, pero sólo pudimos tocarnos los dedos, gracias a las rejas que nos dividían.

—Ni modo, en la salida nos saludamos como se debe —declaró Rose.

Me percaté de que su pierna derecha estaba enyesada.

—Oye, ¿qué te paso? —Apunté a su yeso.

—Mientras bajaba las largas escaleras de la uni, me resbalé con un condón. Y te preguntarás ¿qué hacía un condón en las escaleras por la mañana? Pues déjame decirte que ni idea.

—Qué raro; y, ¿estaba usado?

—Ewww —Se rio— después de caerme no me animé a verificar si estaba usado o no.

—Cierto, estabas más concentrada en tu pierna.

—Sí, jamás sentí un dolor como ese.

—Yo nunca me he roto un hueso, ni me ha picado alguna abeja o insecto, y tampoco me he desmayado —admití.

—Que genial, en cambio yo tengo tan mala suerte que me ha pasado todo eso que dijiste, y créeme, no es nada lindo —dijo resaltando la palabra "nada".

Guardamos silencio un momento, y antes de que se volviera incomodo, ella volvió a hablar.

— ¿De qué grado eres?

—De nuevo ingreso.

— ¡¿En serio?! Te ves mayor.

—Creo que gracias —Me reí.

Un sonido que había amado mis primeros días por no tener con quien hablar, de repente me disgusto.

—Maldita campana. Bueno, nos vemos Villanueva. Sería muy cool que nos hablásemos con nuestro apellido como en la serie, ¿no crees?

—Me agrada la idea. . . —entre cerré los ojos, tratando de acordarme de su apellido, se dio cuenta y también entre cerró los ojos— ¡Rangel! —Nos reímos y me despedí.

Estaba feliz, había hecho por fin una amiga y una que le gustaba la misma serie que a mí, que mejor.

 



#43809 en Novela romántica
#20229 en Fantasía

En el texto hay: adolescentes, primer amor, hilos

Editado: 29.09.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.