Hilos Rojos

Capítulo 4

Viernes, 20 de abril del 2018.

Miraba mi reloj algo desesperada. Aún no entendía porque si no había ya nada que hacer, el profesor no nos dejaba salir. Me urgía comprar una botella de agua.

—Bien, señoritas nos vemos el lunes —dijo la profesora de español. Después de que saliéramos las mujeres, salieron cual animales los hombres. Desde que aventaron a mi compañera Guadalupe y se abrió la boca, primero salimos las señoritas.

En la salida esperé a Rose, y sentí que estaba tardando mucho. Un rato después sentí que en mi mochila vibraba algo. Era Rose que me llamaba.

—Sharon, surgió un trabajo, no podremos salir hoy, perdón —Rodeé los ojos con fastidio.

—No me extraña que canceles.

—Cuando estés en la universidad me comprenderás, pendeja.

—Quiero que sepas, que por ser la segunda vez que me cancelas, me debes dos paquetes de golos.

—Va, chao.

—Chao —Colgué, y comencé a caminar. Por suerte a sólo una calle se encontraba una tiendita. Compraría mi agua y de ahí a casa.

Entré a la tienda. Y había un muchacho guapo, de un metro ochenta, moreno y ojos miel; tomando lo que en su momento parecía una decisión muy difícil.

— ¿Doritos o ruffles? Ruffles, doritos —susurró con ambas bolsas en sus manos.

—Doritos —dije mientras agarraba mi botella de agua.

—Gracias.

—De nada.

Fui a pagar mi agua y él fue detrás de mí a pagar también.

Al salir, me di cuenta que íbamos en direcciones distintas. Sin embargo, después de un minuto, lo escuche hablarme.

—Oye —Me detuve, y me volteé.

—Dime.

—Eres muy hermosa.

—Gracias —dije. Di la vuelta y volví a caminar.

—Espera, espera —Caminé un poco más lento, y él me acompañó a mi lado—. Quiero saber si, ¿tienes novio? —reí.

—No, no tengo.

— ¿Cómo es que una chica tan hermosa no tiene novio? —Ay no.

—No necesito uno.

—Eres independiente, bien; así me gustan —Oh, no dijo eso ¿o sí?

— ¿Disculpa?

— ¿Qué? —Lo miré un momento.

— ¿Acaso también vives por acá? —pregunté algo fastidiada.

—No, mi casa está al lado contrario.

— ¿Entonces?

— ¿Me pasas tu Facebook?

Rendida. Le di mi perfil. Y así fue como por fin tomó su verdadero camino.

La verdad es que el muchacho no es feo pero, no pude evitar no ver el hilo que colgaba de su dedo.

Por culpa de mi maldito (no sé si se le deba llamar "don", pero llamémoslo así) don, no he podido tener un novio y estar completamente enamorada o ilusionada de que nuestro amor será eterno.

Tomé un largo trago de agua. Y me ahogué bruscamente. Mis ojos estaban engañándome, ¿o era lo que creo que era? El muchacho rubio desconocido paró, y me miró con la misma cara de asombro. El hilo rojo de él, también estaba roto. Y algo me decía que él también, al igual que yo podía ver los hilos de los demás. Ya que no dejaba de ver mi dedo, como yo el suyo.

Y al mismo tiempo nos miramos a los ojos.

 



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En el texto hay: adolescentes, primer amor, hilos

Editado: 29.09.2019

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