Hilos Rojos

Capítulo 7

Viernes, 20 de abril del 2018.

 

Mientras escuchaba 1-800-273-8255 de Logic, Alessia Cara y Khalid, buscaba una piyama; ya eran las seis y media de la tarde. Y cuando ya tenía listo mi ropa de Bob Esponja escuche que mi teléfono vibró.

Número desconocido: Hola

Era un mensaje de número desconocido en mi WhatsApp.

Nathaniel: Soy Nathaniel.

Chillé algo emocionada. Comencé a hacer un audio.

Sharon: Hola rubio, ¿cómo estás?

Nathaniel: ¿Cómo crees que estoy desde que supe de tu existencia?

Sharon: Mmm ¿bien?

Nathaniel: Más que bien, estoy emocionado y confundido.

Sharon: Si. Yo también lo estoy, creo que hay muchas cosas de que hablar.

Nathaniel: Exacto, ¿conoces el café Affogato?

Sharon: Creo que sí.

Nathaniel: ¿Nos vemos mañana a las 5 ahí?

Estaba dispuesta a todo. Pero dudo que mi madre lo estuviera. A pesar de todo el sigue siendo un desconocido, y si tratará de explicarle a mi madre, sé que me diría que no, por como la fastidié de niña con los hilos rojos. Pensaría que estoy loca si le digo nunca lo deje de ver desde que nací.

Sharon: Haré lo posible por estar ahí.

 

Me metí a bañar. Tarde no más de 10 minutos y recibí una llamada. Era mi amiga, no alcancé a aceptarla y me envió un mensaje para que le abriera.

En toalla y con los pies descalzos con riesgo a caerme fui bajando hasta la puerta. No estaría tomando estos riesgos si mi estúpido hermano se comprará por una buena vez un par de chanclas.

Apuesto mil dólares a que están en su recámara.

—Uy, qué manera de recibirme —mencionó mi amiga con tono pícaro.

—Cállate que tengo mucho que contarte —le tomé la mano.

Pasamos a lado del cuarto de mi hermano y se podía escuchar que estaba jugando videojuegos.

 

—Tu hermano siempre está en su cuarto —Me detuve. Soy yo, o ¿está surgiendo interés?

—Sí, pero si quieres podemos pasar a saludarlo.

—Nah —Siguió caminando.

Falsa alarma. Me gustaría estar ahí cuando surja su amor, sería interesante verlos. Los shippeo. Rose se aventó a mi cama.

— Bien niña, cuéntame todo.

Me senté en la cama, y le comencé a relatar todo, con lujo de detalle. Incluso lo irrelevante que pasó antes de Nathaniel.

— ¿Y ya te mandó un mensaje?

—A eso iba —Guardé silenció para hacerla de emoción—. ¡Ya me invitó a salir! —exclamé. Y mi amiga gritó.

—Wow, nunca me había emocionado por una cita tuya. Siempre las rechazas -comentó lo último con susurro— ¿Será que...?

—No, no, Rose.

—Sí, sí, Sharon —Me contradijo mientras se sentaba.

—Estoy emocionada porqué él puede ver los hilos como yo, es decir, él sabe lo que se siente ser yo —Toqué mi pecho enfatizando mis palabras.

—Tiene el hilo cortado también, ¿no? —cuestionó ella.

—Pues sí.

—Y a ti lo que te detiene de enamorarte es que el chico que te gusta al igual que todos, tenga el hilo rojo.

—Ajá.

—Éste chico, Noel.

—Nathaniel.

—Ese, emm... No lo tiene, yo digo que deberías intentar algo con él.

—Pero si no estamos destinados. Date la vuelta —pedí para empezar a cambiarme.

—No entiendo cómo es que a pesar de que soy tu mejor amiga, no me dejas ni siquiera verte una bubie.

—A mi madre le pido que se dé la vuelta cuando me cambio. Y es mi madre.

—No entiendo que harás el día que pierdas tu virginidad. Un día te vi sin blusa, y estabas más roja que un tomate —comentó con tono burlesco.

—Fácil no tengo hilo, no tendré sexo jamás.



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En el texto hay: adolescentes, primer amor, hilos

Editado: 29.09.2019

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