Hilos Rojos

Capítulo 16

Domingo, 22 de abril del 2018.

 

Recibí un mensaje, que era mi amiga ya en la puerta de mi casa. Abrí y ni siquiera me saludo.

— ¡Necesito que me cuentes todo!

—No grites, mi hermano y madre siguen dormidos. Vamos a mi cuarto.

Subimos las escaleras con rapidez. Y Rose se aventó a mi cama, tomó una almohada y la abrazó.

—Bien, ahora, cuéntame que sucedió.

—Bien pues, para empezar, él llegó antes que yo.

—Ya tiene uno de diez —Asintió.

— ¿Uno de diez qué? —pregunté confundida.

—Puntos de mi aprobación, tu continúa.

—Y fue amable, y coqueto, y yo también lo fui, fue extraño Rose, yo jamás soy coqueta más que a veces contigo.

—Yo no cuento, no te gusto, a menos que... —Hizo voz pícara acompañada de una tocada de mano. Ya iba a empezar esta con su lesbianismo.

Luego porqué piensan que soy lesbiana.

— ¡Rose! —Le regañé.

— ¡Bromeó! Sigue, me choca que te trabes.

—Hablamos principalmente de los hilos rojos. Y que según su abuelo, cada año nacen 6 personas sin el hilo rojo en todo el mundo —dije mientras me acomodaba en la cama, me senté frente a la rubia, su cara de asombro, y completa atención a mis palabras.

—Wow, y justo ustedes donde están en la misma ciudad. ¿Qué probabilidades había de eso? ¡Es el destino!

—Prosigo —tosí algo fuerte—. Después del café fuimos a, espera se me escapa algo.

— ¿Lo de tu mamá? ¿De qué te espió?

— ¿Ya te había dicho? —Le cuestioné confundida.

—Te quejaste un poco de eso por Snapchat.

—Ah ya, bueno, de ahí, fuimos a un bar / restaurante, que era, realmente bello. Bailamos, Nathaniel intento besarme, tomamos un poco, y...

— ¿Eh? Repítelo.

— ¿Qué? —Me hice la tonta. Si le decía lo que hice me regañaría.

—Lo que dijiste Sharon, no te hagas tonta —dijo alargando el « tonta ».

—Nathaniel intentó besarme.

Mi amiga cerró los ojos. En plan dramática. Junto sus manos como si rezara, y los puso en su boca. Respiró profundo y abrió los ojos después de 5 segundos.

—Sharon —Me nombró, y me miró—. Dime que no lo rechazaste —exclamó, colocó sus manos en forma de arma, el gatillo estaba en sus labios.

Le sonreí. Como cuando sabes que tu mamá está a punto de darte un fregazo, y le sonríes para que tenga un poco de compasión. Para después correr. Encerrarte en tu cuarto, para que tu mamá te diga que salgas, que ya no te hará nada, y sales con toda la confianza del mundo. Y ¡Pum!

Lo siento, estoy algo traumada. Emm... sigamos.

—No fue un rechazo, fue un "No estoy lista" —admití moviendo los hombros y después mirando abajo, y la volví a ver. Rose tenía una cara de loca.

— ¿Por qué mujer? —Dijo tapándose los ojos—. ¿Qué no viste la tremenda oportunidad?

Me acosté frente a Rose, y puse mis manos en mi estómago. Pensando en los ojos azules de Nathaniel, eran tan bellos, es decir, no lo sé, jamás había visto tal par de ojos.

— ¡Sharon! No fue una pregunta retórica.

—Ay ya déjame en paz, no todo fue terrible. Cuando me dejó en casa, que fue como a las once y media, yo...

— ¿Tú?
 

 



#43809 en Novela romántica
#20228 en Fantasía

En el texto hay: adolescentes, primer amor, hilos

Editado: 29.09.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.