Hilos Rojos

Capítulo 19

Viernes, 27 de abril del 2018.

 

Desperté porque los rayos del sol me daban en el rostro, ¿quién dejó las cortinas abiertas? Es el último viernes del mes, por lo tanto no tengo clases, lo cual es un gran descanso para mí —a pesar de que faltó mucho—, en fin. Apenas me levanté miré mi celular como lo adicto y enganchados que somos los humanos a la tecnología, aunque está vez, es por una persona.

En cuanto miré mis notificaciones, el mensaje de buenos días de parte de él, ya se encontraba ahí.

Nathaniel: Hey buenos días ☀♡

Observé la hora en mi teléfono. Ya no eran días. Eran las doce ya.

Sharon: Buenas tardeeees♡

Respondió rápido.

Nathaniel: ¿Y eso que contestas tan tarde?
¿Faltaste de nuevo?

Sharon: No, ésta vez es porque cada último mes no tengo clases.

Nathaniel: ¿Por?

Sharon: Sepa.

Nathaniel: Bueno, quieres hacer algo hoy?

Sharon: Para ser te sincera, no tengo muchas ganas de quitarme la piyama.

Nathaniel: Oh, ¿entonces no?

Me miré por unos momentos al espejo, no me miraba realmente mal que digamos. Con un poco de maquillaje. Pero, debo checar si está mi familia. Me puse mis chanclas, y bajé adormilada las escaleras. Miré donde mi mamá siempre colgaba sus llaves, y no estaban, ya se había ido al trabajo —claro que se ha ido al trabajo, son las doce, y es directora de una secundaria, por supuesto que ya se fue—. Al parecer mi hermano seguía dormido, seguro se había desvelado mirando porno; cochino, marrano.

Sharon: Ven a mi casa.

Nathaniel: ¿A qué hora?

Sharon: Dame una media hora. —Pensé dentro de mí, qué bueno que me agarró la loquera y me puse a limpiar mi habitación ayer. Todo comienza a tener sentido, increíble como ciertas cosas se acomodan tan bien.

Nathaniel: Perfecto, oye, no he desayunado aún

Nathaniel: ¿te llevo algo?

Shit. Es mi momento de brillar.

Sharon: No desayunes todavía. Haré hot-cakes

Nathaniel: Ya está.

Sonreí, y subí lentamente las escaleras.

— ¡Castigo de Dios! —Me gritó mi hermano, excelente, ya se despertó, y ni como volverlo a dormir.

—Cállate —dije y seguí mi camino a mi cuarto, pero me detuve, él iba bajando las escaleras, y giré sobre mi propio eje, en el mismo lugar—. Asdrubal —Le llamé.

—Mandé —dijo con una voz según él "de Macho".

— ¿En serio me veo tan mal?

—Sharon sabes que no lo dije en serio —Subió un escalón.

—Sí pero, me voy a ver con alguien.

— ¿Con la que me vio tal cual Dios me trajo al mundo?

—No. Me veré con un niño.

—Por Dios, cámbiate o échate de esas cremita color piel.

—Hablas de la base. ¿Y qué tienes con Dios?

—Diablos Sharon, que te importa —Elevó la cejas.

Corrí a lavarme la cara. Ya había perdido 5 minutos. Seguido de eso comencé a maquillarme. Y en cuanto mi pre-base se secaba puse un poco de música para estar consciente del tiempo. Caloncho me iba bien.

«Cuando por primera vez te vi, supe que el cielo era para ti y para mí, para ti y para mí...»

Traté de no emocionarme, lo juro. Pero ahora parece que iba a ir a una fiesta y me cancelaron a última hora.
Ni modo.

Recogí todos mis artilugios. Me cepillé un poco, y miré mi celular. Ya habían pasado unos minutos más. Y también tenía mensajes. Me alarmé, me miré al espejo. Nada mal. Conforme iba a la entrada comenzaba a leer los mensajes.

Nathaniel: Hey niña ya llegué

Nathaniel: Sharon

Nathaniel: ¿Qué haces?

Nathaniel: ¿A caso siempre si decidiste cambiarte?

Nathaniel: Eso explica la tardanza.

Nathaniel: Así igual mis tres hermanas tardan años cuando tienen una cita.



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En el texto hay: adolescentes, primer amor, hilos

Editado: 29.09.2019

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