Estoy implorando desesperadamente a cualquier poder mayor que lo que creo que sucederá, no lo haga. Me aterra la idea de ser capaz de efectuar un acto tan atroz contra la persona que más amo en este mundo, pero hasta ahora, por la experiencia que he tenido, parece ser inevitable que suceda.
Desde chico he tenido sueños extraños, pero, ¿quién no los tiene? ¿Verdad? A veces es solo sugestión, o algo que nos tiene todo el tiempo pensando en ello que luego, mientras dormimos, eso aparece en el sueño. Otras veces es la abundancia de comida antes de dormir, algo que se digiere lentamente en las entrañas puede hacer que alguien tenga los sueños más delirantes. Sin embargo, todo se vuelve raro cuando estamos despiertos en alguna situación de lo más normal y tenemos esa sensación de ya haber vivido ese momento o esa experiencia: el sentimiento, el olor, las voces, el ruido; todo nos es familiar y pensamos que hemos soñado o estamos reviviendo ese momento, un déjà vu o una premonición. Creo que todos hemos vivido esa experiencia.
En cuanto a mí, era muy frecuente soñar con situaciones normales que con el tiempo se hacían realidad, o por lo menos tenía esa sensación. Me obsesioné tanto de joven que comencé a anotar mis sueños en una libreta, lo hacia lo más detalladamente posible, si el día era soleado o nublado, el lugar, los rostros y las emociones; y cuando tenía la sensación de estar volviéndose realidad, lo buscaba en el anotador y lo tachaba. Al principio era divertido y emocionante ver cómo se hacían realidad sueños de conversaciones con amigos, clases en la escuela, alguna chica que iba a conocer, y si era linda, hasta llegaba a desesperar con el día en que la conocería. Sí, era emocionante y divertido hasta que comencé a tener algunos sueños un poco aterradores: accidentes de personas aleatorias, muchas de ellas que ni conocía ni llegué a conocer, pero igual yo estaba allí al momento de su muerte o accidente; otras veces eran noticias malas o la antesala a un momento desagradable en mi vida.
Hace varios años que no tengo sueños premonitorios, aunque una vez soñé que un robo-homicida del futuro me perseguía para matarme, pero descarté que ese sueño se hiciera realidad por obvias razones. Como dije, hace varios años que no llegan a mí imágenes en sueños, y de hecho no recuerdo la última vez que soñé. Mientras tanto fui rayando en mi libreta los que se cumplían, algunos los tachaba con pena y otros con alegría, pero aún queda uno por realizar y eventualmente eliminar: es de los sueños más macabros que tuve en mi vida y algo que me repugna de solo imaginar que se haga realidad; hasta ahora, mi libreta no se ha equivocado y mis sueños no me han fallado.
Soñé que estaba en una casa extraña para mí, que nunca había visto en mi vida, y yo estaba, sin razón aparente, en el patio de atrás. Allí observaba que las hierbas estaban muy altas e invadían todo el patio. Extrañamente, yo tenía un machete corto en la mano, y en ese momento decido adentrarme en la maleza, a fuerza de machetazos a diestra y siniestra. Cuando logré abrirme paso unos dos metros, un enjambre de insectos se abalanzaba hacia mi rostro, obligándome a cerrar los ojos, y de igual manera yo seguía blandiendo este gran cuchillo, hasta que comencé a escuchar gritos, claramente eran de una mujer, mientras el machete se detenía de lleno contra algo. Desesperado, quería abrir los párpados pero no podía, ni tampoco era capaz de dejar de abanicar. Los alaridos comenzaron a debilitarse, y fue entonces que pude abrir los ojos. Me encontré estupefacto antes la terrible escena: mi madre yacía en el suelo rodeada de maleza manchada de sangre, tenía cortes profundos en todo el cuerpo. Enseguida despertaba, temblando y aterrorizado.
Fue lo más difícil que tuve que anotar, con la mano temblorosa y los ojos llenos de lágrimas. Desde esa noche rogué que ese sueño jamás se cumpliera y maldije tener la capacidad de soñar premoniciones.
Siendo el último de mis escritos por tachar en la libreta, voy rogando y deseando, mientras viajo junto con el camión de la mudanza a nuestra nueva casa, que sea uno de esos pocos sueños que jamás se harán realidad.