Cuando llegué a casa le escribí a Merlín.
Era como un check-in de que había llegado bien.
En realidad había muchas cosas que ella me había pedido que hiciese, más que nada para chequear mi estado de ánimo.
Y esta rutina nació gracias a un calendario que ella misma planeó para mi.
El calendario debía ser un seguimiento del cambio emocional para ver con qué frecuencia decaia entre semana y con qué frecuencia alcanzaba mi mejor ánimo.
Los episodios de hipofrenia han disminuido, pero suelen ser duros cuando ocurren.
Sin embargo, cuando me siento realmente bien, suceden cosas como las de ayer y hoy. Paso de ser inexistente en medio de todos, a ser un huracán que quiere repetir la batalla de las termopilas.
Mirar hacia atrás solo me hacía estar más agradecido con Merlín.
Luego de cambiarme a mi ropa de entre casa, cené con sobras del almuerzo y luego fui al baño.
Frente al espejo, consideré y organicé varias cosas en mi mente.
Gracias al alboroto de ayer, logré que hoy en la mañana me llevaran al salón de la directiva, que básicamente es un sitio al que no se le permite pasar a ningún estudiante a menos que sea algo que requiera intervención de los directores.
Así pues, se me marcó como "estudiante mala conducta."
Para otros, un certificado de buena conducta es sinónimo de puertas abiertas a universidades e incluso trabajos.
Pero a mi en realidad, no me interesa.
Entrar allí me permitió obtener algo que necesitaba para todo lo que se venía por delante.
Eché una mirada a la hoja que estaba sobre la mesa de mi cuarto.
ー Tantos problemas para obtener una sola hoja...ーdije, hablando conmigo mismo.
También estaba la chica que había entrado al salón de arte a detener el alboroto. Ella era en cierto modo... interesante, sus ojos son los mismos que veo en mi espejo a veces.
Ojos que vieron demasiado tiempo al abismo, y que el abismo también vio en ellos.
Ese era un factor con que no contaba. Desmond ya era suficiente problema, pero era manejable. Ella sin embargo, planteaba una amenaza mayor.
Asi que espero no tener que lidiar con ella tambien.
Pero un problema aún mayor, en el supuesto de que todo saliera bien, era determinar quiénes tomarán el lugar del consejo estudiantil.
No podía ser cualquier persona. Debían ser... diferentes a lo que había en el instituto.
Encontrar a esas personas iba a ser tarea difícil.
Hasta ahora solo he visto tres estudiantes que se salen del molde, dos de ellos son Desmond y la chica de ojos severos del consejo estudiantil.
La tercera era Merlín. Sin embargo, ella se negó a la idea de estar al frente del consejo estudiantil.
Yo no poseo un control de masas positivo como para influir en nada. Tampoco me interesaba ocupar el consejo estudiantil.
Por eso debía delagar a otros la tarea. Y pensar en eso me hacía suspirar de cansancio.
Pero también entendía que los problemas debía resolverlos de a poco. Día tras día. No podía cambiar todas las cosas de golpe en un solo día.
Una prueba de disciplina y paciencia.