Historia de mi corazón desencantado

III

Fernanda no se lo creía, yo había mandado a volar a un chico guapo y atractivo además de que parece interesado en mí. Siempre dije que todas esas cosas hacen que uno se enamore y el enamorarse es causa de una catástrofe escolar, por eso nunca había tenido nada con ningún chico, algunos estúpidos decían que era lesbiana, y que mi pareja era Fernanda, aunque a ella se le habían visto varios chicos, por no decir bastantes, aunque ahora estaba sola.

Mi pobre amiga apenas daba crédito a sus ojos, y muchas se sorprendieron al ver la escena, tal vez lo que dieran cada una de ellas por ser la que atrapara la atención de Andi. Pero más que todo era el hecho de haber dejado fuera de casillas a un excelente tipo, ya dije que no me importa nada lo que digan los demás.

De hecho, para ser más precisa, Andi si era un chico guapo, tenía un cabello castaño claro, ojos verdes y su sonrisa casi perfecta se moldeaba bajo la presión de un par de retenedores. Sus facciones físicas eran precisas, sin falencias.

—Luna, tú estás loca.

—Siempre lo has dicho, pero ¿cuál es el motivo en esta ocasión?

—Serás retrasada ese tipo está que bota baba por ti y tu haciéndole pasar tremendo bochorno.

—Bueno, eso le pasa por meterse donde no lo llaman. ¿Alguien lo mando a meterse conmigo? Verdad que no, entonces no es mi culpa.

—¿De ti que otra cosa se puede esperar?— preguntó Fernanda más que resignada. —siempre sabes que decir para no quedar mal en una conversación.

—Corrección, no siempre sé que decir, por eso es que espero a que alguien hable y me dejo llevar sin cometer errores absurdos dentro de la conversación. Además, ten en cuenta que con quien más hablo aquí es contigo porque no tengo más amigos aquí.

—Y hablando de amigos, ¿en verdad no crees que deberías abrirte un poco más, conocer más personas, hacer amigos y cosas por el estilo? —Su tono de voz dejaba entrever la seriedad con la que se estaba tomando todo.

—¿Me recomiendas que te busque competencia? —Sonreí.

Me esperaba que me reclamara por esa broma sin sentido. En otra ocasión, tal vez hubiera dicho "ya sé que eres idiota, pero no hagas mérito" o incluso "si que eres idiota al reírte de esa estupidez" Pero no fue así, solo se quedó viéndome a los ojos y encontré que algo se escondía en los suyos.

—¿Qué pasa contigo Fernanda, está todo bien?

—No. Aún no. Me debes una respuesta. 

—Tú sabes que a mí no me interesa eso, pero para nada, te tengo a ti como mi mejor y única amiga, Además sabes que lo único en lo que puedo enfocarme es en esa beca. Lo demás se quedará atrás; además al llegar al momento de ir a la universidad todos tomaremos diferentes caminos. Tu familia pagara tu carrera en la universidad que tú quieras, por mi parte, si no aseguro esa beca, lo más seguro es que me tenga que olvidar por completo de ser profesional.

—Esa maldita obsesión con el querer ganarte esa beca, eso es lo que te tiene loca. Deberías darte más oportunidades, tu sin mí no tendrías a nadie Luna, aparte de tu madre, a nadie.

—Ya te lo dije, Fernanda.— La enfrenté y clavé mi mirada en sus ojos marrón. —Si no consigo esa beca no podré ir a la universidad. El dinero en casa apenas es justo para sobrevivir y financiar los materiales del colegio, imagínate si tuviera que asumir los costos de la universidad. Primero mi carrera, luego lo demás.

—Sé que ganarás esa beca y todo saldrá muy bien, sé que puedes ir al máximo con tus tareas y dedicar tiempo a tu vida social. Luna, no te olvides de ti, por pensar demasiado en ti.

Sin darnos cuenta teníamos audiencia, mejor dicho, el estúpido de Andi escuchó algo de nuestra conversación y se decidió por hacer un comentario.

—Tienes razón Fernanda. Es por eso que me gustaría poder hacer nuevos amigos en este colegio.

—Mira muchachito.— Apuñale su rostro con la peor expresión de furia y desprecio. —Ahí alrededor hay aproximadamente quinientas personas con las que establecer amistades. Además, si quieres hacer amigos no te recomiendo que te metas en conversaciones privadas, es algo de mal gusto, y creo haberte dicho que no me interesa, ni siquiera verte.

—Lo siento. No era mi intención causar alguna molestia— Se disculpó de inmediato.

—Tal vez no sea tu intención, pero si puedes llegar a causar más de una molestia, y si no las quieres causar solo mantente al margen.— Me quité las gafas y abrí bastante mis ojos, para que viera mi furia antes de arrojar la última lanza. —Verás que en silencio serás menos idiota que cuando abres la boca y dices estupideces.

Mis palabras fueron afiladas navajas que hirieron a Andi, quien no tuvo más que bajar la cabeza y retirarse. Me ofendió muchísimo el hecho de que irrumpiera en mi conversación con Fernanda. Se buscó algo que no había perdido y desgraciadamente lo encontró. Tal vez su intención era ganar mi amistad y estaba ganando exactamente lo opuesto.

Odié reconocerlo, pero en tan solo el primer día ya me sentía rara y un presentimiento decía que algo no terminaría bien y sobre todo que Andi tendría que ver. Ojalá me hubiese equivocado, pero no. Tendría la razón, aunque esta vez no la quería.

-¡Hey!, ¿hay alguien aquí?— Fernanda interrumpió mis pensamientos.

—Fernanda no tienes porqué gritar, estoy a tu lado, no me he movido.

—Llevas treinta segundos más quieta que una estatua y sinceramente no te había escuchado ofender tanto a alguien, ¿Te dio cargo de conciencia?

—No, sólo un presentimiento bastante raro y sabes, me puso a pensar un poco.

—¿Un poco? Un mucho fue lo que te puso a pensar. Pero anímate Lunita, todo saldrá mejor que bien.

—Ojalá tengas razón. Ojalá sea yo la equivocada al menos por esta vez.

A pesar de que con todo mi ser quisiera que mi amiga tuviera razón, el destino no lo quería así.

—Ven, vamos a caminar un poco y despejas esa mente, además ya es hora de volver a clases. Te noto bastante diferente a tu versión de siempre.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.