Historia de mi corazón desencantado

VI

Desperté como a las cinco de la tarde, dormí aproximadamente unas tres horas. Apenas me levanté, me quedé pensando en todo lo que pasó en el colegio, las cosas no van a ser iguales, hoy no ha sido un día normal y ese Andi, por una parte, es causante de ello. Por otra parte ¿por qué quiere Fernanda que consiga más amigos?, ¿cómo es eso, de qué ojalá no sea tarde cuando le de la razón? Y ¿tarde para qué?
Todo esto no está dentro de la normalidad, tengo que prepararme para cosas inesperadas, pero, ¿que cosas? No lo sé, no me gusta quedarme con tantas dudas y sobretodo no me gustan las sorpresas.

El sonido de mi celular me volvió a mi realidad, vi el siguiente mensaje escrito por Fernanda.

«Hola Lunis.
Dice mamá que, si quieres, puedes venir a cenar con nosotros esta noche»

Rápidamente le respondí.

«Dile a tu madre que la aprecio muchísimo, pero me quedaré en casa con mi madre. Tal vez en otra ocasión, cuando mamá no esté. Cuídate y saluda de mi parte a tus padres.»

Los padres de Fernanda me invitan a cenar en algunas ocasiones, acepto únicamente cuando mamá trabaja en la noche, ya que en esas ocasiones me quedo sola en casa. Aunque también hay ocasiones en que invito a Fernanda a mi casa, así no la paso tan sola.

Minutos después el ruido del cerrojo abriéndose me alertó, ví entrar a mi mamá, apenas entró le di un gran abrazo.

—Hola mami, ¿cómo estás?-

—Hola mi amor muy bien, un poco cansada, pero bien.— respondí soltando su abrazo.

—Aún no he empezado a preparar la cena, la verdad es que me he quedado dormida y hace poco me desperté y me entretuve pensando en algunas cosas. Te pido disculpas y prometo iniciar de inmediato.

—No te preocupes por eso mi niña, es más, vamos a cocinar juntas así me vas contandomas sobre esas cosas que te tienen pensando.

—Excelente idea. —Le di un abrazo y un beso en la mejilla — yo quiero spaghetti.— digo haciendo puchero muy infantil. 

En verdad me encanta comer spaghetti.

—Entonces eso será. — Me sonrió.

Ella ama consentirme en cuanto capricho tengo, aunque no pido demasiado, es más, trato de ser lo más independiente posible. En su trabajo como enfermera tiene turnos, a veces de día, a veces de noche, y a veces no nos vemos tanto, sin embargo, el vínculo que hay entre mi madre y yo es maravilloso, para ella soy su niña y para mí ella es mi heroína. Siempre he admirado su carácter y tenacidad, cuando tenía apenas veinte quedó embarazada y cuando yo tenía tres añitos mi padre desapareció por más de diez años. Mis abuelos le dieron la espalda, así que con apenas veinitres se echó encima la tarea de ser madre soltera y después de trece años soy la prueba viva de que lo hizo muy bien.

Minutos después empezamos a preparar la pasta con queso, a las dos nos gusta mucho, entretanto, ella me fue contando de su día, la escuché atentamente y conversamos de manera muy amena a medida que fuimos adelantando lo que fuera nuestra cena. Después de algunas bromas es mi turno así que le fui contando con lujo de detalles mientras ella escuchaba atentamente.

Es tan agradable hablar con mamá nunca me hace reproches y siempre tiene un buen consejo así que por eso me encanta contarle todo, y somos muy buenas amigas, entre nosotras no hay ningún secreto.

No sé cuánto tiempo pasó, el punto es que estuvo lista la cena y pasamos al comedor.

—Mami, ¿tu qué piensas de ese Andi? teniendo en cuenta lo que te he comentado.

—No lo sé, tal vez sea buen tipo, tal vez no, sí quieres que te dé una mejor opinión deberías invitarlo algún día y así lo conozco.

—No. — respondí casi de un grito. —No me interesa mucho hacer eso, después va a darse cuenta largas y eso sería una total pérdida de tiempo.

—Claro que no, Lunita, el tiempo que dedica a tus amigos no es perdido, es invertido. Además, ¿no crees qué deberías tener un par de amigos más?

—No, la verdad no lo creo, con Fernanda y contigo, para mí es más que suficiente, además ten en cuenta que Andi es un desconocido no me imagino qué malas intenciones puede tener.

—Pero tampoco sabes que buenas intenciones pueda tener, no crees que todos merecemos, por lo menos, un voto de confianza.

—Bueno, en eso si tienes mucha razón.

—Entonces dale uno a ese muchacho, ya veremos si lo malgasta o lo aprovecha de buena manera.

—Tengo mis dudas, pero te prometo que lo voy a estar pensando. Tú sabes que lo único que me interesa es el colegio, y estos dos años son cruciales, no puedo darme el lujo de perder tiempo que pueda dedicar a mi objetivo.

—Tú y tu obsesión por esa beca, ya la tienes ganada, has sido seleccionada la mejor estudiante los dos últimos años y estos dos faltantes también lo serás, no puedes encerrarte en esa burbuja. Además, tú no eres una memoria USB para llenarte de información y luego descargarla según se requiera. También tienes que desarrollar tu lado humano, consigue amigas, ten un novio y disfruta de tu vida.

—¿Mamá, qué me estás diciendo? Esa es la mayor causa por la que las personas dejan sus estudios, eso sería arriesgar mi futuro, no mamá, eso no.

—Piénsalo bien, mira a Fernanda, tiene amigas, ha tenido algunos novios y no va mal en el colegio. Todo depende del esfuerzo que le pongas, y sobretodo de cómo manejas tú tiempo.

—Pero si Fernanda no gana una beca sus padres podrían costear la universidad, cosa que nosotras no podemos. Tú das lo mejor de ti para pagar todos mis gastos, lo menos puedo hacer, es dar todo en mis estudios. Te lo mereces-

—Lo único que me merezco es una hija feliz, no quiero que seas perfecta, sólo quiero que seas feliz.

—Lo soy, te juro que siento que soy muy feliz. — Le dí otro abrazo y ella me devolvió cosquillas 

—Entonces, para que seas más feliz te toca lavar los platos y ordenar la cocina.

—Eso no me parece muy justo que digamos. —refuñé haciendo un puchero 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.