- Hoy tampoco ha venido Sofía? - pregunta Yolanda muy preocupada.
- Parece ser que no. Estará mala - responde María mientras se acicala el cabello.
- Pues con hoy ya van 7 días faltando en lo que va de mes. Y estamos a día 15. Que luego no venga pidiendo los apuntes porque no se los voy a dejar. Ni tú tampoco eh? Que vaya morro que tiene. A mí tampoco me gusta madrugar ni estar aguantando las charlitas de los profesores. Pero es lo que hay. Sino, que no se hubiera metido a la Universidad y se quede en ese supermercaducho de mala muerte en el que está metida por las tardes. Y encima le pagan una miseria, no sé cómo se las arregla para llegar a fin de mes. Pero claro, tampoco debe de pagar mucho de alquiler porque ese minipiso en el que vive no será muy caro.
Oye y no te parece raro que Sergio esté faltando también estos días? Seguro que habrá puesto alguna excusa para estar con Mario haciendo trenecitos.
- Ahora que lo dices es verdad, lleva unos días sin venir - Sergio le había dicho que se había tomado unos días libres para preparar el proyecto. Pero de repente su piel se vuelve pálida, su corazón deja de latir unos instantes y nota cómo le falta el aliento.
El proyecto lo presentaba con Sofía. Así lo habían decidido los dos para evitar sospechas y quizás han pasado demasiado tiempo juntos.
No puede ser que estén juntos. Es imposible. Él no me haría ésto, me necesita. Tenemos unos planes en común.
- Buenos días. Apaguen sus móviles y abran sus apuntes. Hoy vamos a estudiar los principales aceites usados en pintura al óleo - Mario empieza su clase como siempre.
"¿Y si es capaz de jugar a tres bandas? Engañar a Mario y a mí a la vez? Si es tan hijo de puta con Mario, puede que conmigo también lo sea".
Un escalofrío recorre mi piel sólo con pensarlo. Siento un nudo en el estómago y aguanto las ganas de vomitar.
- ¿Estás bien María? Se te ve pálida. Estás sudorosa. No estarás embarazada no? Mira que te tengo dicho que hay que usar protección, que te calientas enseguida y vas con cualquiera y luego pasan las cosas que pasan. Vienen los lamentos y los llantos. Y no es tan sólo por la pobre criatura que viene a este mundo indefensa y sin padre, porque por supuesto que te abandonaría, no te pienses que seríais la familia de la casa de la pradera, sino también por las enfermedades que te pueden contagiar. Has pensado en eso?
- Calla puñetera charlatana.
Me levanto y salgo corriendo del aula. Voy al cuarto de baño y vomito todo el desayuno de la mañana. Mira! Ahí se ven restos de los lacasitos de anoche.
Espero a que termine la clase y entro para hablar con Mario.
- Hola María! En qué puedo ayudarte? He visto que has salido corriendo de la clase.
- Hola Sergio. Me encontraba indispuesta. Quería hacerte una pregunta... Ayer por, por la mañana, sobre las 11... Estuviste con, con Sergio? - pregunto titubeando.
- Ayer? No lo vi en todo el día. Me dijo que se encontraba mal y se quedó en casa. Sucede algo? - pregunta Sergio intrigado.
- No, por nada. Era que habíamos quedado para hablar sobre un trabajo. Nada importante. Gracias Mario.
Y salgo por la puerta caminando sin fuerzas. Ayer llamé a Sergio para decirle que no me habían concedido el préstamo. Durante toda la mañana no me cogió el teléfono. Me dijo que estaba con Mario. Y Mario no estuvo con él.
Siento cómo el suelo desaparece de debajo de mis pies.
Cabronazo. Ésta me la vas a pagar.
De María Cuadros Marcos no se ríe ni su puñetera madre.
Editado: 02.11.2019