Historia De Una Verdad

Fumeta

- Vaaaamoooosss. No tengo todo el día - Ramiro da un tirón de la correa de un Fumeta cada vez más asfixiado.

Por fin ha parado de llover y Ramiro ha aprovechado para sacar a Fumeta a dar un paseo y hacer sus cositas.

- Joder con el puto perro de los cojones. A quién se le ocurre mezclar un Doberman con un caniche. Y qué raza es, Dobiche? Ay qué bueno, éste me lo apunto - las carcajadas de Ramiro se oyen por toda la calle mojada.

Fumeta gruñe. No le gusta nada su nuevo acompañante de paseo. Su cuello parece haberse alargado con cada tirón que le propicia Ramiro.

- Todo lo que hay que hacer para mantener contenta a mi señora. Pero vamos ésto es sólo para cortejarla porque en cuanto caiga en mis encantos, que será pronto, éste sucio perro pulgoso pasará el resto de sus días en la perrera comiendo chinches.
Por cierto: ¿Qué le dice una chinche a otra? Te quiero chincheramente. Jajaja.
Ay, hoy estoy que me salgo. Soy lo más - y saca un pañuelo para secarse las lágrimas.

De vuelta a casa Ramiro ve un coche de policía parado al lado del portal. Dos policías están llamando al portero.
Cuando lo ven acercarse se dirigen hacia él:

- ¿Vive usted aquí? - le pregunta un agente.

- Sí, desde que tengo uso de razón - responde Ramiro.

- ¿Conoce a Sofía Mirandez?

- Es mi vecina y futura prometida. Justo ahora estoy sacando a su perro pulgoso. ¿Sucede algo?

- Necesitamos hablar con ella. ¿Sabe dónde está?

- Ahora mismo está un poco ocupada enterrando a un amigo, pero no creo que tarde mucho en regresar. ¿Hay algún problema? - pregunta Ramiro inquietado.

- Ninguno y todos - contesta el agente impaciente.

Justo en ese momento aparece Sofía. Está hecha una estampa. Toda empapada, los zapatos llenos de barro. La pintura de su rostro toda corrida y encima parece que viene bebida. Más que de un entierro parece que acaba de llegar de un fin de semana lujurioso.

- Pero qué pasa aquí. Déjenme pasar que no puedo. Hip! Ui este perrito se parece al mío. Hola bonito! Si quieres te lo presento, se llama Fumeta - dice una Sofía ebria con dificultad para articular palabra.

- Tiene que venir usted con nosotros. Tenemos unas pruebas que la señalan como primera sospechosa del homicidio de Sergio Vívar.

Acto seguido el policía la agarra del brazo y la mete en el coche de policía.
Arranca y a lo lejos se oye un grito ahogado:

- Ayúdame Ramiro! Ayúdame!

Ramiro se queda estupefacto observando la escena. Mi dama está en apuros. Da media vuelta, da otro tirón a Fumeta y se meten dentro del portal.

 



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En el texto hay: humor, amor, suspense

Editado: 02.11.2019

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