Historias breves

Cuentos breves para no dormir...

1. El cuarto prohibido
Había una habitación en el hospital donde nadie quería entrar. En los años que llevo trabajando aquí, escuché rumores de que algo terrible había ocurrido allí, pero nadie hablaba del tema abiertamente. Un día, asignaron a una nueva enfermera, quien, sin saber, entró a limpiar el cuarto. No pasó ni diez minutos cuando salió corriendo, pálida y aterrorizada. Decía que alguien le había hablado, que una paciente anciana estaba pidiendo ayuda desde la cama. Pero ese cuarto estaba clausurado, sin pacientes, ni siquiera camas. Esa misma noche, escuché gemidos provenientes de esa habitación. Cuando fui a ver, la puerta estaba cerrada con llave… y seguía escuchando los lamentos.

2. El hombre en la sala de espera
Trabajaba en el turno nocturno, y una noche particularmente tranquila, me encontré con un hombre sentado en la sala de espera. Lo extraño es que no había registrado su ingreso ni había visto a nadie entrar. Me acerqué para preguntarle si necesitaba algo, pero no respondió. Parecía ausente, con la mirada perdida. Al regresar con el médico, el hombre ya no estaba. Lo más aterrador fue cuando revisé las cámaras de seguridad: nunca había entrado. Pregunté a mis compañeros, y uno de ellos me dijo que años atrás, un hombre murió en esa misma sala esperando atención médica. Desde entonces, a veces se lo ve sentado, esperando.

3. El paciente 302
El paciente en la cama 302 había sido dado de alta, pero la cama no quedaba vacía por mucho tiempo. Cada vez que pasaba por la puerta de esa habitación, veía la figura de un hombre acostado, siempre tapado con las sábanas hasta el cuello. Pero al entrar, no había nadie. Una noche, vi con mis propios ojos cómo las sábanas se levantaban solas, como si alguien invisible estuviera allí acostado. Hablé con mis colegas, y todos parecían saberlo, pero nadie quería mencionarlo. “El paciente 302 nunca se fue”, me dijeron.

4. Los pies debajo de la cortina
Estaba en la sala de emergencias, ocupándome de varios pacientes. En un momento, vi un par de pies asomándose por debajo de una cortina que separaba dos camillas. Pensé que era otro paciente, así que me acerqué para atenderlo. Cuando corrí la cortina, no había nadie allí, pero los pies seguían allí por un segundo antes de desvanecerse. Volví a mi puesto, pero esa imagen no me dejaba en paz. Mis compañeros me contaron que muchas veces los pacientes que fallecen en esa sala parecen quedarse un poco más… aunque ya no deberían estar.

5. El ascensor maldito
El ascensor del hospital era viejo y a menudo se descomponía. Había escuchado historias sobre él, pero nunca las tomé en serio. Una noche, mientras llevaba a un paciente a cirugía, me subí sola. Apenas cerraron las puertas, sentí un frío intenso y un susurro en el oído. Miré el panel de botones y vi que el ascensor bajaba sin que yo hubiera presionado nada. Cuando las puertas se abrieron en el sótano, vi una figura en la penumbra, mirándome fijamente. Intenté presionar los botones para subir, pero el ascensor no respondía. Sólo cuando la figura desapareció, el ascensor volvió a funcionar.

6. La niña en el pasillo
Había escuchado a los médicos hablar de la niña en el pasillo, pero pensé que era una broma. Hasta que una noche, mientras terminaba mi ronda, la vi. Era pequeña, de unos seis años, y llevaba un vestido antiguo. Caminaba descalza por el pasillo vacío. Le pregunté si estaba perdida, pero no respondió. Cuando me acerqué, giró la cabeza hacia mí y sonrió, pero no era una sonrisa normal; era fría, como si supiera algo que yo no. Seguí caminando, pero cuando miré hacia atrás, ya no estaba.

7. El hombre del oxígeno
Había un hombre mayor en el hospital que necesitaba oxígeno constantemente. Era uno de esos pacientes que estaba siempre al borde de la muerte, pero nunca terminaba de cruzar esa línea. Una noche, lo encontré sin vida en su cama. Hicimos todo lo posible, pero no pudimos reanimarlo. Después de cubrirlo, me alejé de la habitación. Horas más tarde, mientras estaba en la estación de enfermería, vi pasar a alguien por el pasillo. Era el mismo hombre, arrastrando su tanque de oxígeno. Me quedé helado, pero cuando corrí hacia la habitación, su cuerpo seguía allí, bajo la sábana.

8. Los ecos del quirófano
Había algo perturbador en el quirófano del segundo piso. Los cirujanos evitaban hablar de ello, pero todos lo sabían. Durante las operaciones nocturnas, a menudo se escuchaban voces. Al principio pensé que eran ruidos del equipo, pero pronto me di cuenta de que no era así. Una noche, mientras preparaba el quirófano, escuché claramente a alguien susurrar mi nombre. Me giré, pero no había nadie. Pregunté a los demás si lo habían oído, pero todos negaron haber escuchado algo. Desde entonces, cada vez que entro a ese quirófano, siento una presencia a mi lado, observando cada movimiento.

9. El hombre sin rostro
Cierta noche, estaba ocupándome de las rondas cuando un paciente pidió ver a un médico. Fui a buscarlo y, al volver a la habitación, vi a un hombre parado junto a la cama. Pensé que era un familiar, pero cuando me acerqué, noté que su rostro no tenía rasgos, solo una superficie lisa, como si alguien lo hubiera borrado. Mi cuerpo se paralizó, y en un parpadeo, el hombre desapareció. El paciente me preguntó si yo también lo había visto. Nunca más pude entrar a esa habitación sin sentir un terror inexplicable.

10. Las luces en la morgue
El hospital tiene una vieja morgue en el sótano, un lugar al que evito ir a menos que sea absolutamente necesario. Una noche, me enviaron a buscar un expediente. Mientras bajaba por el ascensor, las luces comenzaron a parpadear. Cuando las puertas se abrieron, vi que la morgue estaba iluminada, pero no había nadie. Caminé hasta el archivo, pero al salir, las luces comenzaron a apagarse una por una detrás de mí. Sentí una presencia siguiéndome, un peso en el aire que me dificultaba respirar. Corrí hasta el ascensor y, justo cuando las puertas se cerraban, vi una sombra pasar al otro lado. Desde entonces, evito bajar a ese lugar… sin importar la hora.




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