1. **El Lobezno de Chascomús:** Recuerdo esa noche en Chascomús como si fuera ayer. El viento aullaba como un perro rabioso, y la niebla era tan espesa que apenas veía a un metro de distancia. De repente, un par de ojos amarillos brillaron en la oscuridad, y un gruñido gutural me heló la sangre. Una sombra enorme, peluda, se abalanzó sobre mí... No recuerdo mucho más, solo el olor a tierra mojada y el terror paralizante. Desperté al día siguiente en el hospital, con arañazos profundos y una sensación de pánico que aún me persigue. Dicen que fue el lobezno, un ser mitad hombre, mitad lobo, que acecha en las afueras de la ciudad.
2. **La Llorona en La Boca:** Caminaba por las calles desiertas de La Boca, cerca del Riachuelo, cuando escuché un llanto desgarrador. Era un lamento agudo, desolador, que parecía provenir del agua. Me acerqué con cautela, y vi una figura borrosa, envuelta en una larga túnica blanca, que se movía entre las sombras. Su llanto era tan intenso que me paralizó el miedo. Dicen que es La Llorona, buscando a sus hijos perdidos, condenada a vagar eternamente por las calles de Buenos Aires.
3. **El Cadete en el Colegio:** Siempre escuché historias sobre el cadete que deambula por los pasillos del colegio a altas horas de la noche. Una vez, me quedé hasta tarde para estudiar, y escuché pasos detrás de mí. Me di vuelta, pero no había nadie. Los pasos continuaron, cada vez más cerca, hasta que sentí una presencia fría a mi lado. Un escalofrío recorrió mi espalda. Nunca más me quedé hasta tarde en el colegio.
4. **La Dama Blanca en Palermo:** Conducía por las calles de Palermo a altas horas de la noche cuando vi una figura blanca en la esquina. Era una mujer vestida de blanco, parada en medio de la nada, con una expresión de tristeza infinita. Frené el auto, y cuando me acerqué, la figura desapareció. Dicen que es la Dama Blanca, el espíritu de una mujer que murió trágicamente en ese lugar.
5. **El fantasma del tren fantasma:** Trabajaba en el parque de diversiones cuando era joven. Una noche, mientras cerraba el tren fantasma, sentí una presencia fría. Escuché susurros y risas infantiles. Vi una figura fantasmal sentada en uno de los vagones. Salí corriendo, sin mirar atrás. Nunca más volví a trabajar en ese lugar.